donostia - Vanderlei Luxemburgo es un entrenador que pasó por el Real Madrid con más pena que gloria. Un técnico peculiar que dejó en la Liga un planteamiento desconocido hasta entonces. Lo llamaban el cuadrado mágico, y consistía en poner a los buenos que había comprado Florentino Pérez. Jugaba sin bandas. Extraño. No surtió el éxito esperado. Pero ayer, en cuanto rodó el balón en Anoeta, surgió cierto parecido con aquel sistema. Esta vez era un rombo, y los protagonistas no eran jugadores comprados a base de talonario. Eran tres de la casa, como Markel, Elustondo Zurutuza, y un recién llegado, Canales. Esta vez, el éxito fue máximo.
Jagoba Arrasate es un técnico modesto y humilde, pero sobre todo, si hay algo que lo define en estos meses, es su personalidad y valentía. No se rige por el qué dirán, y siempre estudia a su rival para plantearle el camino más complicado. Por eso el choque de ayer es muy suyo, porque se inventó un rombo que sobre el papel podía parecer un sistema defensivo, pero que se convirtió en la receta para superar al Barcelona en todas las zonas del campo.
Un rombo que presionaba, un rombo que ayudaba y un rombo que creaba. Elustondo y Zurutuza se situaron por delante de Markel, y fueron los encargados de bascular para cada lado, siempre ayudando a Zaldua y José Ángel respectivamente. Superioridades ante la velocidad de Neymar y Pedro, y al mismo tiempo compañeros de Markel en cada balón suelto en el centro del campo. Un esquema muy estudiado que salió a la perfección y que demuestra que esta Real es capaz de todo.
La magia de los zurdos Un rombo que era defensivo pero que se convirtió en mágico desde muy pronto. Es sencillo cuando tienes un jugador como Zurutuza, que cuando está bien es el termómetro del equipo y el que se encarga de dar la pausa necesaria. Pero sobre todo porque hace unas semanas llegó a Zubieta un jugador que es clase pura. Canales se hizo con el mando de partido a base de calidad. El primer balón que tocó sirvió para abrir de primeras a Vela y dejar a todos claro que su fútbol es esencia de fútbol del bueno y para presagiar una noche grande.
La semana pasada quedó claro que los zurdos de este equipo son diferentes y que la elegancia es una seña de identidad de esta plantilla, y ayer fue simplemente una exhibición. No se recuerda un baile así, permitan la expresión, a este Barcelona. Y eso lo hizo la Real ante una Anoeta rendida a los pies de los suyos. A los de todos, pero sobre todo a los de Canales, Griezmann y Vela. Porque son de otro nivel, porque todos los querrían tener en sus clubes y porque la magia surge en sus botas. Sí, Tebas, la magia existe también aquí, de txuri-urdin y un equipo que ha crecido hasta límites insospechados.
Pero recuerden que esto nace desde un planteamiento de un Arrasate que se quedará en el banquillo realista. Si alguno no estaba convencido de su renovación, a buen seguro ayer se convenció. Luxemburgo, no era cuestión de cuadrados, la clave estaba en un rombo que sirve para todo. Para presionar, ayudar y jugar. Para ganar, en definitiva. Que tiemblen Athletic y Villarreal, que llega la Real.