JORGE Valdano aterrizó en la Liga en 1975. El argentino, que era delantero, tuvo su primer contacto con el fútbol español jugando durante cuatro años en Segunda División con el Alavés. Después ficharía por el Zaragoza. Y por el Real Madrid. Y se convertiría en titular indiscutible de la selección argentina. Ganó un Mundial, Ligas, Copas de la UEFA. Disputó partidos con estadios llenos, encuentros de los que estuvo pendiente medio mundo. Pero si le preguntas qué es la presión para él, nunca te hablará de la obligación de remontar una eliminatoria en el Bernabéu, ni del Azteca de México DF hasta la bandera en la final de 1986 contra Alemania.
Para referirse a la situación más comprometida que ha vivido en el mundo del fútbol, a Valdano no se le suelen caer los anillos para retroceder a junio de 1976. En su primer año en el Alavés, el argentino tuvo que disputar la promoción para no bajar a Tercera División (entonces no existía la Segunda B). Ganaron por 3-1 al Logroñés en Mendizorroza, remontando y con un gol suyo. Empataron después en Las Gaunas. Y se salvaron. "En una final de un Mundial o de cualquier competición te juegas la gloria, conseguirla o no. No es nada comparable con la sensación de todo o nada de una promoción. Esa es la verdadera presión", suele decir el argentino.
No estaría de más que le recordaran estas citas a Santi Cañizares, el portero que se perdió el Mundial de Corea y Japón porque se le cayó al pie un frasco de colonia (si esto fuera una conversación en Internet, aquí incluiría un emoticono de sorpresa). El retirado guardameta lleva ya dos semanas consecutivas repitiendo que duda de si la Real soportará la presión de pelear por la cuarta plaza, pero se equivoca.
Primero, porque él mismo debe ser consciente de todo lo que acostumbra a contar Valdano, ya que antes de pelear por cotas importantes luchó en la cola de la tabla con el Celta. Y segundo, porque debe saber que esta plantilla txuri-urdin, por muy joven que sea, se ha visto en situaciones bastante peliagudas.
En esta plantilla hay algún superviviente del descenso de 2007. También queda gente que lloró en Mendizorroza. Ya hay bastantes más que ganaron de forma consecutiva al Villarreal B y al Cádiz cuando el ascenso se estaba empezando a complicar. Y muchos de sus integrantes pasaron hace dos años una de las peores semanas de sus vidas antes de jugarse la permanencia a cara de perro con el Getafe.
¿Presión? Ninguna. Esta Real juega muy bien. Tiene potencial para ser la cuarta clasificada. Y hay que exigirle en consonancia con ello. Pero la presión la tiene el Valencia. Desde un punto de vista económico, un año sin Champions League en Mestalla es casi como una temporada en Segunda División para nosotros. Y los de Valverde lo saben. Por esto, las piernas les tienen que temblar a ellos.