NO. Aunque el titular del artículo pueda llevar a equívoco, no me voy a pasar ahora de listo para asegurar que la Liga española es competitiva, y que los modestos sí que se les suben a las barbas a los dos grandes. Este torneo, por mucho que ayer nos lleváramos la que será, probablemente, una de las alegrías de la temporada, sigue oliendo mal. Nunca se sabrá qué fue antes, si el huevo o la gallina. O lo que es lo mismo, si el dominio insultante de Barça y Madrid o el modo en que el resto de equipos se suelen enfrentar a ellos. El caso es que, por unas razones o por otras, se ha formado una espiral en la que la pescadilla se muerde la cola, y que ha convertido esto en la famosa liga escocesa.

Los dos intocables afrontan cada partido sabiendo que se juegan el campeonato, por mucho que estén en la segunda jornada. Y el resto juega contra ellos como si nada les fuera en el envite, pensando en el partido de la siguiente semana, el encuentro que llaman de su Liga. Montanier preparó el duelo de ayer durante la semana. Trabajó en Zubieta. La táctica. El balón parado. Puso vídeos a sus jugadores. Pretendía no dejar ningún cabo suelto, pero olvidó lo más importante. Es nuevo en la Liga, y desconocía que estas temporadas de dictadura culé y merengue han hecho estragos en todas las plantillas del torneo, también en sus futbolistas. Vio la primera parte, y lo comprendió todo.

Después del partido, explicó lo que había dicho en el descanso. "Se puede perder contra el Barça, pero así no. Este no es el espíritu de la Real". Los txuri-urdin plantaron cara en la segunda parte como pocos lo hacen a los culés en toda una temporada. Apretaron, presionaron, rascaron... Y jugaron. Porque juegan. Y un huevo además. Esta Liga sigue siendo un asco, pero con actitudes como la de los nuestros ayer, lo será un poco menos. Que se apliquen el cuento los demás. Ahí tienen un ejemplo.