Los pasos de cebra que no cuentan con semáforo no garantizan a los peatones que los conductores vayan a parar para que ellos puedan cruzar la calle pese a que la norma diga que es obligatorio que lo hagan, y es así como pueden llegar los accidentes en los que las personas que van a pie tienen todas las de perder frente a los coches.

Harto de esta situación, un grupo de personas que se denominan Vision Zero y que defienden a los peatones, han ideado una estrategia en la ciudad canadiense de Vancouver para obligar a los conductores a parar cuando llegan a los pasos de cebra y ven que hay alguien que quiere cruzarlos a pie.

Campaña impactante

La campaña es polémica y está dando mucho que hablar, que en el fondo es lo que ese grupo quiere para concienciar a los ciudadanos y a las autoridades de que hay que lograr una mayor seguridad. Combinando el humor con la seriedad, Vision Zero ha colocado un dispensador de ladrillos en un paso de cebra de Vancouver que insta a los peatones a coger un ladrillo y cruzar la calle agitándolo en dirección a los conductores para obligarlos a parar antes de depositarlo en el dispensador del otro lado de la carretera.

Eso sí, los ladrillos son de goma, no pesan y no tienen ningún peligro para los coches, aunque su aspecto a simple vista pueda parecer el de un ladrillo normal.

Pensada para el Día de los Inocentes

Fue una acción inicialmente pensada para el Día de los Inocentes (April Fool’s Day) que en el mundo anglosajón se celebra el 1 de abril (aunque se desarrolló el 30 de marzo para poder grabarla y editarla), y que tuvo lugar a la entrada a la isla Granville, en un paso de peatones que suele estar muy concurrido, pero visto el éxito que tuvo se ha reanudado en ese paso de cebra y se ha extendido también a otras intersecciones de la ciudad de Vancouver, que el pasado 3 de marzo vivió el último atropello mortal de un coche a un peatón.

Si bien inicialmente la acción de Vision Zero llamó la atención y provocó risas entre los transeúntes, esta campaña de seguridad tan curiosa ha generado necesarios debates sobre la importancia de la seguridad de los peatones, que se sienten vulnerables ante el intenso tráfico de muchas ciudades, y la necesidad de los dirigentes de ofrecer soluciones creativas en entornos urbanos. Se pretende evitar así que cada año mueran cerca de cien personas atropelladas por coches en el entorno metropolitano de Vancouver.