Chocolate con churros, delicia castiza entre los neones de Tokio
TOKIO. Presente desde hace años en el panorama gastroómico de Tokio, lacocina española trae ahora a la capital japonesa una de sus caras máscastizas: el chocolate con churros, con originales adaptaiones pensadaspara el gusto nipón.
Un empresario japonés, Hideto Maeda, ha sido el artífice deldesembarco en Tokio de la dulce delicia, de la mano de una de laschocolaterías emblemáticas en Madrid: San Ginés, famosa por losdesayunos al amanecer que ponen el punto final a largas noches defiesta.
Por primera vez en sus 116 años de historia, San Ginés ha exportadosu receta fuera de España para abrir mañana, miércoles, una sucursal alotro lado del mundo, en pleno centro de Tokio.
"Chocolatería San Ginés. En Madrid desde 1894", reza el cartel en laentrada del pequeño local ubicado entre los neones de Shibuya, uno debarrios más palpitantes de la metrópolis, donde hasta ahora sólo sepodían consumir "pseudochurros" de cadenas americanas.
La idea nació cuando Maeda, presidente de la cadena TokyoRestaurants, recaló en Madrid hace dos años y se quedó prendado delsabor y la textura del chocolate con churros de San Ginés, replicados ala perfección en Tokio.
"En seguida supe que era un sabor muy fácil de aceptar para losjaponees", explicó Maeda, quien el mismo día que lo probóinsistió en contactar con el propietario de la chocolatería.
Tras varios trámites lo consiguió: el resultado es un proyecto delque se siente orgulloso y que mañana pasará el primer examen delexigente público tokiota, buen conocedor del chocolate.
El entorno de edificios con grandes pantallas, luces de neón ycalles abarrotadas poco tiene que ver con el madrileño callejón de SanGinés, muy cerca de la Puerta del Sol, aunque el rincón que alberga lanueva chocolatería guarda algo de ese ambiente castizo.
Tras una vitrina a la vista de quien pasee por la calle está lapequeña cocina, donde una gran máquina de hacer churros es manejada conprecisión japonesa por un churrero formado en España, durante un mes,en el arte de lograr la masa perfecta.
Dentro, dos máquinas chocolateras giran el espeso líquido sin cesarmientras una decena de camareras con camisa blanca y gorra negraensayan cómo pronunciar en español "chocolate con churros", preparadaspara tomar nota a partir de mañana.
En una ciudad donde la oferta gastronómica es casi infinita y losrestaurantes compiten en originalidad y calidad, los churros hanaterrizado con algunas adaptaciones de toque muy japonés.
Así, para los jóvenes con fascinación por lo tierno o "kawaii", elSan Ginés tokiota ofrece grandes churros en forma de corazón, quepueden tener tonos rosas, azules o amarillos, en función del azúcar ychocolate multicolor en el que se unten.
A los paladares más refinados se ofrece una versión más ligera delchocolate con varios sabores: chocolate de frambuesa, de fresa, demelocotón e incluso con sabor a té.
Maeda espera que el chocolate y los churros calen en un público deentre 18 y 30 años, el que más frecuenta la vibrante Shibuya, "una zonadonde confluyen muchas culturas", explicó el restaurador nipón.
Su local competirá con restaurantes de "ramen" (fideos japoneses),sushi, yakitori (pinchos de pollo) y otras delicias autóctonas queabundan en esta área, que también alberga un buen número derestaurantes extranjers.
Pero el empresario lo tiene claro: "Tras Tokio, queremos abrir unachocolatería en Osaka (sur de Japón) y después en otros lugares deAsia", de Indonesia hasta Singapur, afirma Maeda, que considera que elchocolate con churros tiene un gran potencial en este continente.
Los noctámbulos japoneses, eso sí, tendrán que esperar para poderdegustar los churros en Tokio después de una noche de fiesta. Adiferencia del de Madrid, el San Ginés japonés solo abre, por ahora, deonce de la mañana a diez de la noche.
Más en Qué mundo
-
Sufren un terremoto en una iglesia evangélica y piensan que es Dios: "¡Más fuerte, padre!"
-
Se enamora del director de una funeraria y acude a entierros durante año y medio hasta conquistarlo
-
Le entregan los huesos de su padre fallecido y se va con ellos a una discoteca de Valladolid
-
Un oso se cuela en una casa, se mete en el jacuzzi y se echa una siesta en el sofá