Una lectura sin adornos presentaría la reunión de este miércoles entre Aitor Esteban y Eneko Andueza como un primer encuentro formal entre dos personas que nunca antes han trabajado juntas, que han coincidido en algunos actos protocolarios pero que necesitan profundizar en su relación como máximos representantes del PNV y el PSE, los dos partidos que gobiernan en coalición en las principales instituciones de la comunidad autónoma vasca. La proclamación de Esteban como líder del PNV el pasado 30 de marzo abre una nueva etapa, con una renovación total en la Ejecutiva nacional jeltzale y, por ello, los socialistas han querido que este encuentro sea más amplio y cuente también con la presencia del núcleo duro de ambos partidos y no solo con sus líderes, para engrasar la relación a todos los niveles. En la cita, que se celebrará a partir de las 11.00 horas en Sabin Etxea, participarán, por tanto, el secretario de Organización del PSE, Miguel Ángel Morales, y la secretaria de Política Institucional socialista, Begoña Gil; así como sus homólogos jeltzales, la secretaria del EBB, Maitane Ipiñazar, y el burukide encargado de coordinar todos los grupos parlamentarios, Joseba Díez Antxustegi.

Hasta ahí, una lectura plana y sin aditivos. Pero la reunión es también una oportunidad para que ambos partidos impulsen sus acuerdos, y para que ratifiquen su apuesta por la estabilidad por encima de las tensiones dialécticas que han mantenido sus representantes en las últimas jornadas y que suelen aparecer de manera cíclica. Esta intención la verbalizan en privado los propios socialistas, que fueron quienes desataron el último encontronazo con la sorpresiva reprimenda de Andueza al lehendakari a cuenta de la conexión del tren de alta velocidad. Andueza cerró el décimo congreso socialista sin ocultar su ambición de obtener mayores cotas de poder institucional, y esta estrategia, sumada a la relativa proximidad de las elecciones municipales y forales de 2027, sitúa al PSE ante el complicado equilibrio que supone defender sus aspiraciones políticas y marcar perfil como socio minoritario, sin perjudicar o dañar al mismo tiempo los acuerdos que mantiene con el PNV. Los jeltzales son los socios mayoritarios y no han ocultado su contrariedad por estos pulsos que son un caramelo para la oposición y que en ocasiones no responden a grandes desencuentros de fondo del PSE con el PNV, sino a otras estrategias para conseguir visibilidad.

Al Gobierno vasco de Imanol Pradales le quedan por delante tres años, y es evidente que la oposición, desde EH Bildu hasta el PP, aprovecha las escenificaciones públicas de desencuentro para atizar a ambos socios. El PSE cree que no puede renunciar a desmarcarse públicamente cuando no comparte unas declaraciones o una posición del PNV. Pero matiza. “Nuestros socios tienen que conocer nuestro interés en ampliar nuestro liderazgo, pero entendemos que en ningún caso perjudica a los acuerdos. Nuestras ambiciones son una apuesta legítima que no va en contra de los acuerdos. El criterio de estabilidad está por encima de las polémicas de un día. Llevamos diez años gobernando juntos”, ponen en valor desde el PSE.

Echar un vistazo "al nivel de comodidad"

Los socialistas encuadran la reunión dentro de la ronda de contactos del propio Andueza tras su reelección como secretario general en su décimo congreso. Y la cita se celebra con la intención no tanto de revisar los acuerdos, sino de echar un vistazo “al nivel de comodidad” de los partidos tras diez años de convivencia. “No hablamos de revisar los pactos ni del nivel de cumplimiento, sino al impulso y la gestión que se puede llevar a cabo desde los partidos”, destacan. En el orden del día están presentes todos los asuntos, también las transferencias y el propio nuevo estatus de autogobierno, un asunto que no apasiona al PSE pero que está dispuesto a poner en marcha si es para blindar los derechos sociales frente a un eventual ascenso de la derecha al Gobierno español. Andueza, al igual que Aitor Esteban, hará declaraciones tras el encuentro.

Polémicas artificiales o reales

Por parte del PNV, acuden al encuentro con “el ánimo y la voluntad de que la relación sea fluida”, y con la intención de cultivar la interlocución entre dos personas que “nunca antes han trabajado juntas”. Esteban y Andueza han coincidido tres veces en los últimos días, en el aniversario del Parlamento, los actos por el bombardeo de Gernika y el homenaje a las víctimas vascas de los campos nazis. 

Y se ha especulado mucho sobre el rumbo que tomarán las relaciones entre jeltzales y socialistas con el nuevo liderazgo de Esteban, con un estilo directo, que lleva muy a gala su franqueza, y que tampoco acostumbra a morderse la lengua. Cuando era portavoz en el Congreso, ya criticó que Andueza dijera “muchas tonterías” y que descalificara la exigencia de disculpas al Estado español por el bombardeo de Gernika. Corría el año 2022, y era un tema especialmente sensible para el PNV que dejaba los nervios a flor de piel. 

El último cruce dialéctico se ha desatado después de que Andueza diera “un tirón de orejas” al lehendakari por sus declaraciones en una entrevista en El Diario Vasco sobre la conexión del TAV con Nafarroa. Imanol Pradales le explicó en privado que se había producido un malentendido y que no pretendía decantarse por la conexión a través de Ezkio-Itsaso en lugar de Gasteiz, sino que la posición final se fijará cuando lleguen los informes. Aun así, tras su reunión, Andueza decidió mantener sus planes y pronunció sin cambios el discurso que había escrito previamente, con ese dardo a Pradales. Provocó un cierre de filas total del PNV con el lehendakari al entender que se había cruzado una línea en términos de respeto institucional, y los jeltzales exigieron a los socialistas que trasladaran su presión a Pedro Sánchez.

A pesar de las conjeturas que se habían realizado a cuenta del estilo de Aitor Esteban, el presidente del EBB hizo lo posible por desactivar y desmentir que existiera un desencuentro de fondo. En vísperas del Aberri Eguna, dijo que la polémica era artificial y que Andueza no se había expresado en esos términos en privado con el lehendakari.