Con la legislatura aún en pañales, la negociación de los Presupuestos ha servido para testar por primera vez las opciones de acuerdo entre el Gobierno vasco y EH Bildu. Por primera vez, se ha puesto el termómetro de los pactos de país que propone el lehendakari Pradales... y el mercurio se ha quedado estancado en temperaturas gélidas. Este jueves, el plazo límite que se habían marcado las partes, la votación de las enmiendas parciales y del dictamen en la comisión del Parlamento Vasco ha servido para escenificar la ruptura de las negociaciones. Es un desenlace sin consecuencias prácticas para el Gobierno, que podrá sacar adelante las Cuentas el viernes de la semana que viene con la mayoría absoluta de PNV y PSE, pero sí tiene valor desde el punto de vista político en términos de relato, tras varias semanas estirando un diálogo que nadie quería romper. El Ejecutivo vasco, que cuenta con mayoría absoluta y no necesitaba más respaldos, cierra este capítulo con el convencimiento de que ha demostrado voluntad porque se prestó a mantener siete reuniones con EH Bildu y le ha presentado un total de cinco ofertas, es decir, se ha movido de posición cinco veces.

Unas horas antes de que empezara la comisión, EH Bildu rechazaba la última oferta del Gobierno vasco y la negociación se quedaba oficialmente sin recorrido. Según confirmaron fuentes del departamento de Noël d'Anjou a este periódico, EH Bildu respondió por la mañana con una carta que interpretaron como una salida lisa y llana de la negociación. Rechazó la última oferta, que contemplaba destinar 100 millones plurianuales en toda la legislatura a la compra de vivienda de protección oficial. EH Bildu solo planteó seguir hablando hasta la votación en pleno del viernes de la semana que viene sobre “un acuerdo político” para un salario mínimo vasco, pero no asumía que la negociación se tuviera que producir en la mesa de diálogo social, sino que quería desarrollarla en un foro donde estén todas las partes y que sea aceptado por ELA y LAB.

El diálogo social es el foro donde el Gobierno vasco sí veía opciones de abordar este asunto porque es el órgano oficial donde se reúnen los sindicatos (los que así lo quieren) y la patronal y, por la vía legislativa, en el Parlamento, el Ejecutivo no puede mover ficha porque la competencia para fijar ese salario por ley es del Estado. Este planteamiento se interpreta por parte del Gobierno vasco como un intento de EH Bildu de contentar a ELA, que no participa en esa mesa. Tanto PNV como PSE (que es quien gestiona los departamentos de Vivienda y Trabajo) dan por roto el diálogo. Formalmente, EH Bildu no lo hace, aunque se interpreta como un recurso dialéctico para aparentar que sigue interesada en el acuerdo.

Por tanto, PNV y PSE solo votaron sus propias enmiendas, transaccionaron algunas de menor repercusión con los grupos, y aceptaron una de Sumar, los 500.000 euros para la aplicación del canon de vivienda vacía. Al PP, en principio, le iban a apoyar un aumento de 385.000 euros para las selecciones deportivas vascas que había presentado contra todo pronóstico y en un movimiento que no parecía propio de los populares. Pero, finalmente, el PP retiró la propuesta. EH Bildu se abstuvo en las votaciones de las autoenmiendas de PNV y PSE y en buena parte del debate. Los partidos del gobierno, en cualquier caso, pudieron sacar adelante con sus propios votos sus 34 autoenmiendas, que incluían cuestiones estratégicas como el nuevo punto de atención sanitaria continuada en Gasteiz.

El Gobierno vasco, abierto a más acuerdos

El miércoles a la tarde, el consejero Noël d'Anjou le había trasladado una nueva oferta con una inversión de 100 millones en esta legislatura para la compra de vivienda protegida y para destinarla al alquiler social. Ofrecía destinar 16 millones para el año que viene (30 si se suman las autoenmiendas de PNV y PSE), además de activar un foro de expertos para estudiar otros modelos como el nórdico o los del Estado español. A cambio, había pedido a EH Bildu que se comprometiera, desde los más de cien municipios en los que gobierna, a movilizar las capacidades locales en materia fiscal con el IBI para fomentar el alquiler, o con la recalificación de terrenos.

Aunque las cifras no han sido suficientes para EH Bildu, el Gobierno buscaba responder a dos demandas clave de la coalición: movilizar más vivienda, y abordar un debate en mayor profundidad sobre el modelo de las políticas públicas, que Pello Otxandiano cree que han fallado.

D'Anjou lamentó que las tres últimas propuestas de EH Bildu siguieran centradas en la vivienda y el salario aunque la coalición había recibido los Presupuestos acusándolos de falta de ambición y había señalado varios retos pendientes. "Sin embargo, cuando hemos ido a negociar, todas esas materias en apariencia tan importantes no estaban entre sus prioridades. EH Bildu se ha centrado solo en dos cuestiones. Ha preferido dejar de lado todas las demás", dijo. No quiso llevar más allá su análisis para dejar la puerta abierta a futuros acuerdos tras estos Presupuestos.

En una comparecencia tras el debate parlamentario, el consejero dijo que su objetivo era "buscar que la primera fuerza de la oposición se sumara al acuerdo presupuestario, como paso imprescindible para ir avanzando también en los retos que tenemos como país", aunque no arrojó la toalla y añadió que hay que "aprender de este proceso y seguir hablando para tejer confianzas y acuerdos". "Tendremos muchas más oportunidades para hacer posibles futuros acuerdos", alentó.

El lehendakari Pradales había dejado caer que, si EH Bildu no es capaz de pactar unos Presupuestos, le genera dudas que vaya a ser capaz de dejar pelos en la gatera con otros retos estratégicos. En este momento, sigue en pie la mesa para el pacto sanitario con agentes sociales y políticos, que volverá a reunirse el año que viene. A nadie se le escapa el poso de desconfianza que puede haber quedado entre las partes, pero el Gobierno vasco y el PNV evitan el discurso derrotista.

Por un lado, el consejero puso en valor que habrá Presupuestos a pesar de todo, desde "el rigor" y con "ambición", y que ya habrá otras oportunidades. Por otro, el portavoz parlamentario del PNV, Joseba Díez Antxustegi, matizó en ETB2 que "el país va a seguir en marcha", que hay que lanzar un mensaje de "optimismo" y que hay que llegar a acuerdos, pero "sin obsesionarnos". "La ciudadanía lo que nos pide no son necesariamente acuerdos, sino que pide al Gobierno que trabaje, que saque adelante el país; y a los políticos nos pide respeto, que esto no sea un circo como Madrid", defendió.

La lectura de EH Bildu

Pello Otxandiano, sin embargo, aseguró que la última oferta del Gobierno era prácticamente igual que la anterior y que se había planteado en términos de ultimátum. Dijo que la recibieron a las 19.30 del miércoles con la obligación de responder en doce horas, y que se había filtrado a los medios de comunicación. La también portavoz Nerea Kortajarena atribuyó lo sucedido a la "no voluntad" del Gobierno e intentó presentar como una cesión de su grupo que empezara exigiendo 350 millones en vivienda y después los rebajara a 95. Lo que no dijo es que proponía sacar el dinero de los servicios informáticos de la administración, Ejie, y para el Gobierno vasco hubiera supuesto la pérdida de 400 puestos de trabajo y debilitar la protección contra los ciberataques.

Kortajarena añadió que el dinero que les ofrecía ahora el Gobierno era inferior al del acuerdo para los Presupuestos de 2022. Pero a los 253 millones que firmaron entonces habría que descontarles los 90 de sostenibilidad energética que, en realidad, estaban previstos de antemano por parte del Gobierno vasco. Además, se vendió dentro del acuerdo un incremento en I+D+i del 6% al 12%, pero a nivel presupuestario ya alcanzaba el 10%, y el pacto era bianual. En aquel momento, no obstante, tanto EH Bildu como el Gobierno vasco lo vendieron por todo lo alto porque convenía destacar la capacidad de influencia de unos y la generosidad de otros.

El resultado de estas negociaciones es que EH Bildu ha pactado las Cuentas de la Diputación de Araba pero no las del Gobierno vasco. En Araba, PNV y PSE estaban en minoría y sí necesitaban su apoyo. El miércoles por la noche, Kortajarena ya parecía dar por cubierto el expediente con ese pacto en Araba y dio por demostrada la voluntad de EH Bildu. La coalición matiza, no obstante, que lo sucedido no tiene por qué complicar los acuerdos de país a futuro.

Solo dos precedentes de acuerdo en más de cuatro décadas

Por ahora, solo hay un precedente de acuerdo presupuestario con EH Bildu a nivel del Gobierno vasco, un pacto que se firmó en diciembre de 2021 para aprobar las Cuentas de 2022, durante el gobierno de Urkullu. En aquel momento, EH Bildu se abstuvo. Antes de la creación de la coalición, con la izquierda abertzale histórica, solo Euskal Herritarrok respaldó los Presupuestos de un Ejecutivo vasco del PNV, el del lehendakari Ibarretxe, hace 24 años. El PNV y el propio Pradales suelen comparar esta fotografía con el voto favorable de EH Bildu a los Presupuestos del Gobierno español, donde ya encadena tres apoyos a los proyectos del socialista Pedro Sánchez. En Nafarroa, también han vuelto a pactar los Presupuestos de María Chivite a cambio de 4,42 millones de euros, un 0,06%, pero ponen en valor los compromisos políticos como las deducciones fiscales en el IRPF para las pensiones. Los gobiernos de Sánchez y Chivite, a diferencia del Ejecutivo de Pradales, sí necesitan a EH Bildu porque están en minoría.