Cuando alcancen un acuerdo para la investidura de Imanol Pradales como lehendakari y formen su nuevo gobierno, PNV y PSE tenderán la mano al resto de los partidos salvo la ultraderecha de Vox para articular mayorías más amplias en el Parlamento Vasco, con el objetivo de enriquecer sus leyes y Presupuestos. Lo harán aunque desde el punto de vista numérico no sea necesario porque suman una mayoría absoluta. Una semana antes de que se conozca la fecha de la sesión de investidura y en plena negociación del programa, jeltzales y socialistas anticipan que la legislatura tendrá el mismo espíritu que la anterior: también gobernaron con mayoría absoluta e hicieron compatible esa suma con la búsqueda de acuerdos para procurar cierta paz social, evitar la crispación política y conseguir un aval más amplio para sus medidas.

Jeltzales y socialistas no han dedicado mucho tiempo a responder al candidato de EH Bildu, Pello Otxandiano, quien había tratado de alterar el orden de los factores y forzar una reunión con el jeltzale Imanol Pradales ahora, antes de que cierre su acuerdo de gobierno con el PSE. La petición la extendió sobre la marcha al socialista Eneko Andueza y a Sumar. Aunque formalmente PNV y PSE no respondieron en un sentido u otro a la reunión que les exigió EH Bildu a través de los medios de comunicación, la posición de los dos socios ya es conocida, y este jueves se han ceñido a la mecánica habitual: están centrados en su responsabilidad de formar un nuevo gobierno para el próximo mes de junio y, a partir de ahí, tras la investidura, quieren sacar adelante sus iniciativas de manera pactada con los grupos. 

Sin ninguna palabra altisonante ni hacer sangre con la propuesta de EH Bildu, PNV y PSE lanzan un mensaje en positivo y emplazan a los partidos a una fase posterior. Los jeltzales, de hecho, reconocen a EH Bildu su “magnífico resultado”, en la medida en que están empatados a 27 escaños, y le trasladan públicamente su respeto por esta propuesta y otras que pueda plantear en el futuro. De puertas adentro, se recela de la atención mediática que ha buscado Otxandiano. Los socialistas tampoco ocultan en privado su sensación de que EH Bildu ha tratado de alterar los términos de la negociación.

Esta respuesta vuelve a clarificar el panorama, donde la labor de gobierno corresponderá a PNV y PSE, y a EH Bildu le correspondería ejercer su labor de oposición y de control al Gobierno, y tendrá la oportunidad de enriquecer las medidas que se presenten, al igual que el resto de los partidos salvo Vox, como coinciden fuentes socialistas consultadas por este periódico.  

Las quejas de Bildu han evolucionado desde su inicial petición de respetar la cortesía parlamentaria y llamar a su grupo, a un intento más explícito de participar en el diseño del programa de gobierno con el argumento de que, de lo contrario, más adelante sería difícil que apoye unas leyes que no ha contribuido a gestar desde el arranque de la legislatura. Tiene 27 escaños, los mismos que el PNV y, aunque formalmente Otxandiano reconoce a Pradales su legitimidad para liderar el proceso de diálogo porque ganó las elecciones en número de votos, en la práctica ha conseguido esta notoriedad paralela en los medios de comunicación que le permite visualizarse como alternativa.

El PNV plantea mayorías cualificadas

Preguntado por la exigencia de esta reunión en Onda Vasca, el portavoz del PNV en el Parlamento, Joseba Díez Antxustegi, dejó caer que la petición de Otxandiano parece que pretende hacerse un hueco en el debate público. “Pero no nos tiene que despistar. Estamos en unas negociaciones con el PSE para tratar de lograr cuando antes un buen programa de gobierno, estamos trabajando con la discreción y la seriedad que requiere”, dijo, para defender un gobierno “sólido y estable”. Eso sí, mostró su “respeto” por las decisiones de otros partidos y expresamente hacia Bildu como segunda fuerza. Constató que las negociaciones con el PSE “van bien” y también evitó caer en la “polémica estéril” sobre el carácter discreto de su diálogo, una polémica que obedece a que Bildu quiere “sacar la cabeza”.

Cuando se le preguntó si PNV y Bildu están condenados a entenderse, confirmó que jeltzales y socialistas no se quieren cerrar a los acuerdos, sino “hablar con todos porque hay retos que no pueden salir adelante solo con el apoyo de dos partidos” y tienen que ver la luz “también con Bildu, a quien tenemos un profundo respeto y reconocemos su magnífico resultado electoral”. Apostó por alcanzar “mayorías cualificadas”, aunque para ello hace falta la “voluntad de todos”. Aunque en el momento de la entrevista no le constaba oficialmente la petición de Otxandiano, aseguró que serían Pradales y el Euzkadi Buru Batzar quienes valorasen la posición del partido.

El PSE, por el diálogo

Desde el PSE, su secretario general, Eneko Andueza, recalcó que la “prioridad” de su partido es centrarse en las conversaciones que mantiene con el PNV para formar gobierno, tal y como aclaró en el Parlamento Vasco, donde este jueves se ha celebrado el brevísimo pleno para designar la comisión de incompatibilidades. Él también confirmó que, al menos en ese momento, Otxandiano no había llamado a los socialistas. 

Fuentes del PSE no dan mayor trascendencia a la oferta de EH Bildu y aclaran que nunca se han negado a reunirse con la izquierda abertzale “en circunstancias más difíciles y con marcas anteriores”. Pero aclaran: “Ahora estamos en lo que estamos. Cuando un partido inicia una negociación, es para gobernar. En primer lugar, se hace un acuerdo de gobierno. A partir de ahí, queremos acuerdos con la oposición, porque proporcionan un mayor aval a las políticas que se ponen en marcha y las enriquecen. Lo hicimos con las leyes del PSE y del PNV en la anterior legislatura”.

En la anterior legislatura, la vicelehendakari segunda, Idoia Mendia, era la representante socialista con mayor peso político en el Gobierno de Urkullu, y se destacó por mantener un perfil conciliador para, al menos, tratar de desactivar los votos en contra de la oposición y transformarlos en abstenciones, aunque no siempre lo logró. Acordó la reforma de la RGI con Podemos y tuvo la abstención crítica de EH Bildu, mientras que la Ley de Empleo vio la luz con el voto en contra de la coalición abertzale por razones casi exógenas, con el argumento, entre otros, de que no recogía la posibilidad de gestionar las políticas pasivas de empleo que dependen de una transferencia de competencias que aún no se ha producido. Ese mismo día, votaba también en contra de la Ley de Educación a pesar del trabajo de cocina del consejero jeltzale, Jokin Bildarratz. Sí respaldó las de Transición Energética, Infancia, y reforma de la Ley Trans, entre otras.