El escenario político encara una jornada que puede marcar un punto de inflexión. La reelección como presidente del Gobierno español de Pedro Sánchez, cuyo debate de investidura arranca este miércoles a las 12.00 horas, no solo servirá para recrear una nueva legislatura del bloque de progreso sino para medir el coraje del líder del PSOE con los acuerdos alcanzados con el soberanismo en aras de afrontar una adecuación del modelo territorial, que es la principal preocupación que se esconde detrás de una derecha aferrada a la futura aplicación de la ley de amnistía como ariete contra los beneficios al independentismo y a su vez bálsamo para desquitarse de la imprevista derrota parlamentaria que salió de las urnas el pasado 23-J. Llegados a este puente, el diapasón del ruido no bajará enteros sino todo lo contrario, como se ha comprobado en el Senado, cámara que el PP utilizó para dilatar la puesta en marcha de esta medida de gracia. El candidato socialista tiene asegurada la mayoría absoluta en primera votación, donde sumará 179 escaños (los de PSOE, Sumar, ERC, Junts, Bildu, PNV, BNG y Coalición Canaria), con la oposición de PP, Vox y UPN. La suma a su favor representa un total de 12.506.682 votos. Nunca en la historia de la democracia, excepto en la investidura de Rodríguez Zapatero en 2004, se ha superado esa cifra global. Pero lo trascendente no residirá en el contador, sino en el contenido de los discursos, y en cómo Sánchez explicitará la necesidad de esta herramienta que, a buen seguro, ha evitado una repetición electoral que desde las filas populares se encargarán de reclamar.

Tras la última reunión del Consejo de Ministros, la portavoz Isabel Rodríguez ha avisado a quienes cuestionan la ilegitimidad de su líder que, con todas sus difamaciones, están “cuestionando la democracia”, lanzando de paso un mensaje de sosiego a la ciudadanía y subrayando que la proposición de ley es constitucionalmente “impecable”. “A menos argumentos, más insultos. A más frustración, más violencia y decibelios, pero la responsabilidad de los que creemos en la democracia es el debate, el diálogo y aceptar las reglas del juego”, ha valorado la ministra, que ha evitado profundizar en el cambio de opinión del Ejecutivo sobre la amnistía para añadir: “los mismos que le critican hoy (a Sánchez) son los que lo hacían antes de ser presidente y siguen utilizando los mismos miedos”. Ante una sesión plenaria que se intuye belicista en el tono, también el portavoz del PSOE en el Congreso, Patxi López, ha demandado a la bancada de la oposición “respeto al adversario” porque lo que se dice en la tribuna “no sale gratis y todo tiene consecuencias”. “Estoy a favor de celebrar cuantas manifestaciones se quiera, pero absolutamente en contra de qué se dice para convocarlas... por ejemplo, esto de que somos los enemigos de España. Y esto se alienta con algunos discursos”, ha resaltado el dirigente socialista. Desde Sumar critican que “las derechas y Feijóo no quieran reconocer las mayorías parlamentarias que se arman en el Congreso” y convoquen manifestaciones y la portavoz adjunta del grupo parlamentario Aina Vidal ha acusado a Vox de instar a la “insurrección” en las calles.

Estrategia del PP

Para más inri, lo que se ha respirado este martes en la Cámara Alta horas antes de este debate no invita al optimismo, con reproches de trazo grueso durante la reforma del Reglamento del Senado para tratar de retrasar la aprobación de la amnistía cuando llegue desde el Congreso, y que ha salido adelante con 147 votos a favor, de PP, UPN y Vox, y 116 en contra, de todos los partidos que apoyarán a Sánchez. Una jornada en la que el portavoz de Junts, Josep Lluís Cleries, ha acabado diciendo que “se esta haciendo una negociación puramente democrática para una investidura, y “si no t’agrada, posa-t’hi fulles” (Y si no te gusta, te fastidias”); o donde Carla Antonelli, senadora de la formación de Yolanda Díaz, ha atizado al PP por pretender “crear un gobierno en la sombra para dinamitar el Gobierno de la nación y a la democracia parlamentaria”, afirmando que el partido de Alberto Núñez Feijóo busca “subvertir los resultados de las urnas, darle un golpe de Estado a la democracia y meternos una dictadura por la puerta de atrás, la dictadura de los perdedores”. El mismo alegato de la lideresa Isabel Díaz Ayuso, pero desde la otra perspectiva. Junts, ERC y PNV han censurado al PP que haga una norma que ellos consideran inconstitucional.

En este contexto, el portavoz del PSOE, Francisco Fajardo, ha anunciado que la reforma aprobada llegará al Constitucional, porque los senadores socialistas la recurrirán en amparo, a la vez que ha cargado contra el PP por estar en connivencia con los que se manifiestan frente a las sedes socialistas, advirtiéndole de que “esos pecados antidemocráticos no se expían rezando el rosario”. Su homólogo en el PP, Eloy Suárez, le ha replicado que “la gente en la calle sabe que el PSOE no va a defraudar a la historia, y si hay que cometer una tropelía para llegar al poder, se comete”. En paralelo, los miembros del PP en la Mesa del Congreso se opondrán a la admisión a trámite de la proposición de ley de amnistía, que la portavoz del grupo, Cuca Gamarra, ha calificado “de autoamnistía” porque “la redactaron quienes serán beneficiados”, adelantando el futuro recurso de inconstitucionalidad. “¡Que nadie nos diga que esto es por la convivencia, es por la conveniencia!”, ha clamado. Con todo, y aunque se estirará así el chicle de la polémica, este paso retrasará la medida de gracia apenas dos meses, a lo sumo tres.

Fuerte dispositivo

En esta clima se desarrolla una investidura donde el Congreso quedará blindado con 1.600 agentes policiales, la mayoría de ellos los conocidos como antidisturbios. El dispositivo lo formarán entre 1.300 y 1.400 agentes de seguridad ciudadana, pero el Ministerio del Interior lo elevó al incluir a especialistas de Información, subsuelo o guías caninos, entre otros. Además, habrá vallas en los aledaños de la Cámara baja, que previsiblemente quedará perimetrada en su totalidad. En verdad, algo muy parecido a lo que sucede con los partidos de fútbol de alto riesgo. Cabe recordar incluso que el dispositivo de la reciente reunión del Consejo Europeo de Granada requirió el apoyo de más de 5.400 agentes.

Sánchez, blindado por seguridad y, sobre todo, por sus apoyos.