¿El uso diario en el Congreso es un paso más en la normalización del euskera?

—Creo que es un paso significativo en el ámbito de la normalización del euskera. En mi opinión, quizás lo que le falta a este paso tan importante es que no sea tan deudor o estar tan determinado por la coyuntura política que vivimos. Pero es un paso importante en el que además habrá que pasar de lo puramente simbólico, es decir, de hacer esa declaración y decir que se puede utilizar; a lo efectivo, a lo real.

¿Y cómo se debe hacer?

—Habrá que poner medios se de carácter personal y material y, sobre todo, habrá que adaptar la estructura de este Estado en el que vivimos a una situación de plurilingüismo que es una realidad evidente. Y ahí es donde yo creo que está el nudo gordiano de este asunto. Si esto va a quedar reducido a un simple artificio, a un simple cohete de feria, o si realmente va a ser algo que sirva y que sea de calado en la utilización de la lengua vasca en ámbitos que le han sido ajenos. Son pasos que hay que reforzar y pediría, en la medida de lo posible, desde el punto de vista de la academia, que esos pasos se diesen con el mayor consenso político posible.

Que no se puedan revertir en función del Gobierno de turno.

—Exacto. Porque si luego se revierten se convertirían en juego político. Al final, estaríamos utilizando el euskera como un arma entre unos y otros cuando es un patrimonio de todos, pero no un patrimonio de museo, sino un patrimonio que está vivo y que hay que utilizar en el día a día. Y luego también está la función legislativa: el Parlamento es algo vivo y es algo donde las lenguas tienen que estar presentes. Por otra parte, tampoco es ninguna novedad. Cualquiera que vaya a Suiza, a Bélgica o a Canadá sabrá que esto allí es una realidad.

Pese a que son lenguas reconocidas en la Constitución, cuesta llevar a la práctica dicho reconocimiento.

—La gente no sabe o ignora que durante estos últimos 40 años, al calor de la cooficialidad, estas lenguas han tenido una gran expansión desde el punto de vista de la terminología jurídica y de la terminología administrativa. Quienes estamos en la academia estamos intentando que el euskera esté efectivamente preparado y adaptado a las necesidades de una sociedad moderna y, por ejemplo, que sea un vehículo para ese trabajo que se hace en el Parlamento o en cualquier otro sitio. El simbolismo es importante pero en el día a día la utilización del euskera tiene que ser algo más.

En la UE, sorprende que haya reticencias cuando en el Europarlamento se hablan desde hace décadas decenas de lenguas.

—El Parlamento Europeo es en este momento a nivel mundial la mayor Babel que hay desde el punto de vista lingüístico. Y en el Parlamento Europeo han surgido figuras como, por ejemplo, la del jurista lingüista. Porque no solamente hay que conocer la lengua de la que estás traduciendo y a la que estás traduciendo, sino que también hay que conocer los conceptos que están utilizando, que muchas veces son distintos. De hecho, ha surgido todo una ciencia, la lingüística, que trata de eso precisamente: de aunar los problemas lingüísticos con los problemas jurídicos. l