William Smallwood Egurtxiki había dedicado su vida a escribir libros de texto de biología. Muchos de sus amigos eran vascos y quiso saber más sobre su historia y cultura. En 1966 decidió aprender euskera y marchó al monte durante cuatro meses con unos pastores vascos del norte del Estado de Idaho. Allí, entre las ovejas de los montes de Ketchum, tuvo como maestro a Basilio Iriondo, quien le dio el sobrenombre de Egurtxiki (traducción literal al euskera de su apellido, Smallwood). Años más tarde quiso venir a Euskadi para practicar lo aprendido. Llegó a Uztaritze en un Triumph Spitfire descapotable de dos plazas en la primavera de 1970, donde el Centro de Estudios Vascos de la Universidad de Nevada había organizado un curso de verano dirigido por Jon Bilbao. Terminado el curso, visitó la villa de Gernika.

Un cierto día, después de haber celebrado la que sería la última cena con su cuadrilla de amerikanuak, subió paseando a Lumo. Habiendo llegado a la curva de Cuatro Bancos, el hombre se detuvo un instante a contemplar la villa y observó que el color de las tejas de las casas del núcleo urbano era mucho más vivo que el de las casas del extrarradio. Y pensó, “aquéllas deben ser las casas destruidas durante el bombardeo”. Deseando compartir su idea bajó a toda prisa y entró en el Bar Boise. Preguntó al barman, un ―buen amigo suyo,― sobre el bombardeo. Éste, que había recibido a su compañero de txikitos con los brazos abiertos, se alejó de él y le dijo, en inglés, que no hablara de política en Gernika, que castigaban a la gente por ello. Aquello irritó mucho a Egurtxiki y se propuso mejorar su euskera, y escribir un libro sobre el bombardeo. Así lo hizo poco después.

Entrevistas a supervivientes

Volvió a Euskadi en septiembre del año 1971 y en la primavera del año siguiente entró en contacto con el comandante Jon Beiztegi. En poco más de cuatro meses había realizado 78 entrevistas entre supervivientes del bombardeo mientras Maria Angeles Aingerua Basabe le daba clases de euskera.

Cuando volvió a Idaho en agosto de 1972, ella continuó con su labor y, con ayuda de Juanjo Mintegi, que impartía clases de inglés en Gernika, completó un total de 129 entrevistas. A Aingerua y a Juanjo dedicó su libro cuando lo presentó en Gernika, 40 años después, en euskera de Ketchum.

Conservaba toda la documentación en su casa de Arizona, y decidió donarla al archivo del Centro de Documentación del Bombardeo de Gernika (CDBG). El fondo incluye las agendas y transcripción de muchas de las entrevistas, la grabación de las conversaciones con Beiztegi, mapas y un gran número de fotografías, entre ellas las tomadas en Gernika por el gudari Faustino Basurde Pastor. “Ahora, toda esta información descansa en casa”, ―dijo Egurtxiki durante la presentación.

Un episodio controvertido

Las declaraciones del presidente de Ucrania Volodímir Zelenski en el Congreso de los Diputados sobre el bombardeo de Gernika en abril de 2022, la visita del ministro de Memoria Democrática de Madrid Félix Bolaños a los actos de conmemoración en 2023, la reciente declaración de todo el espacio urbano de Gernika como lugar de memoria o el proyecto de ley de memoria histórica y democrática demuestran que este episodio sigue siendo uno de los hechos más controvertidos de la Guerra de 1936. Lo es por la brutalidad y consecuencias materiales de aquella atrocidad, pero también por el negacionismo y el reduccionismo del que ha sido sujeto desde que el dictador Francisco Franco ordenó negar que Gernika hubiese sido bombardeada en la madrugada del 27 de abril de 1937. Se trata de una de las farsas oficiales más dilatadas en la larga historia de la mentira en Europa.

Este 15 de mayo Miguel Platón publicó un artículo en Libertad Digital titulado Guernica: tragedia, mentira y farsa que la Fundación Francisco Franco reprodujo en su página web. Éste y otros autores considerados “revisionistas”, siguen adulterando la historia y repitiendo las “verdades oficiales” de la historiografía franquista sin constatar documentalmente sus versiones.

No lo hacen porque es imposible documentar la mentira. El CDBG conserva los documentos que de forma científica derriban la versión franquista o neofranquista de los hechos y documentan la verdad. Esa es la responsabilidad que los archivos tienen con respecto a las víctimas, los investigadores y cualquiera que se interese por la historia. Esa es precisamente la labor del CDBG.

El Centro abrió en 2003

El Centro fue creado por el Ayuntamiento de Gernika-Lumo en 1997 con la función de recopilar todo el material escrito, gráfico y audiovisual que pudiera haber a nivel mundial en bibliotecas, archivos, filmotecas, museos y repositorios de todo tipo sobre el bombardeo de Gernika. Abrió sus puertas en 2003 y, fiel a su función, ha recopilado, conservado y difundido documentación existente en archivos de dos continentes relativa al bombardeo, convirtiéndose en el primer referente mundial en este tema.

Los investigadores tienen ahora a su disposición varios fondos documentales y decenas de miles de documentos en una única ubicación. Las labores de investigación en archivos se centran sobre todo en los archivos militares y diplomáticos de aquellos países implicados en el conflicto como Alemania, Italia y el Estado español. Los archivos de otros países como el Reino Unido, Estados Unidos o la república francesa también albergan miles de documentos sobre el bombardeo y la Guerra en Euskadi.

Las desclasificaciones documentales y la incorporación de fondos que se hallaban en manos privadas a los archivos que ya habíamos visitado han revelado datos que dan nuevos giros a las tesis existentes y completan el puzle de los conocimientos que teníamos sobre el bombardeo de la localidad vizcaina y sus circunstancias históricas.

Los fondos adquiridos

Aparte de tesoros documentales como el Archivo Egurtxiki, el CDBG adquirió en 2004 el Fondo Herbert Southworth, de gran valor histórico para la investigación sobre la Guerra de 1936, el bombardeo y las mentiras de la dictadura. Además, el CDBG ha adquirido el Fondo Segundo Oar-Arteta compuesto por monografías de la guerra, el franquismo y el nazismo, o el Archivo Fifi Roberts, corresponsal del News Chronicle que hizo fotografías de Gernika dos días después de haber sido bombardeada.

Aparte de este material, el CDBG cuenta con dos colecciones editoriales, una sobre historia de Gernika-Lumo y memoria histórica, y otra más específica sobre el bombardeo de Gernika en la que se han publicado títulos muy relevantes para su estudio como The Day Guernica Was Bombed de William Smallwood, las Memorias de Guerra de Joxe Iturria, Gernika y otros escritos de Luis Iriondo o El Gernika de Richthofen de Xabier Irujo. También es muy remarcable la edición de las actas de los más de catorce congresos celebrados en Gernika sobre historia y memoria.

A los archivos debemos la preservación de nuestro patrimonio inmaterial, y la posibilidad de escribir nuestra historia, que tan a menudo ha sido tachada, maltratada o simplemente desatendida. Ellos son uno de los puntales esenciales de nuestra conciencia histórica como pueblo. Pero hay mucho por hacer.

En dos décadas de trabajo, el CDBG ha investigado más de 80 archivos y bibliotecas en Europa y América, y aún quedan muchos por visitar. La documentación de archivo es la huella dactilar de la historia: sólo en esos depósitos documentales yace la memoria de las naciones. O, como nos dijo Egurtxiki en Gernika, encendiendo los archivos apagaremos la mentira.