La negociación del nuevo Gobierno de Navarra entra en su fase final. PSN, Geroa Bai y Contigo-Zurekin han avanzado en los últimos días en el acuerdo programático, que está ya bastante definido a falta de algunos detalles, todavía importantes. Y prácticamente sólo queda por concretar la estructura del Ejecutivo. Un reparto de responsabilidades que el PSN quiere revisar a su favor y que se presenta como el punto clave, el último escollo, de una negociación que encara ya su tramo decisivo. Hasta el punto de que en el Parlamento se empieza a pensar ya en un pleno de investidura en la segunda semana de agosto.

Pero ese será el último capítulo de una historia que todavía no ha resuelto su nudo principal. PSN Geroa Bai y Contigo Zurekin han avanzado mucho en estos últimos días en la negociación programática. Disipadas las incertidumbres que había creado el adelanto electoral en España, y con los socialistas reforzados tras el 23-J, los socios de coalición han dejado prácticamente cerrado el acuerdo programático.

Quedan no obstante algunas diferencias importantes por solventar. Cuestiones que se han dejado para el final precisamente para evitar que las diferencias bloquearan la negociación, pero que todavía no se han resuelto. En algunos casos habrá un nuevo intento de acuerdo, y otros irán directamente al capítulo de desacuerdos. Faltan por pactar también los mecanismos de control interno. Es decir, cómo se van a gestionar las diferencias cuando surjan y cómo va a funcionar la comisión de seguimiento del pacto. Pero no parece que nada de eso vaya a ser impedimento para un acuerdo global si hay consenso en el resto.

Porque tampoco hay muchas alternativas a un pacto de Gobierno que permita la investidura de Chivite. Nadie quiere un adelanto electoral, y tampoco los socialistas se plantean aceptar el apoyo indirecto que les ha ofrecido UPN. Así que ahora mismo el acuerdo es el escenario probable.

Queda sin embargo por resolver la estructura del nuevo Gobierno. El reparto de consejerías y el peso de cada una de ellas en el nuevo organigrama. De eso, en definitiva, van las elecciones y de eso en gran medida va a depender también el acuerdo final. De hasta qué punto el PSN quiera hacer valer su fortaleza electoral para forzar una revisión de una estructura de Gobierno que ya está claramente a su favor. Pero si los socialistas no plantean un reparto desmedido, el acuerdo podría ser cosa de unos pocos días.

Investidura en agosto

Es de hecho la opción que se baraja ya en el Parlamento de Navarra. Este viernes se reúne la Mesa y Junta de Portavoces para habilitar el mes de agosto para una posible investidura. Y aunque la ley deja hasta el día 28, los plazos reales son mucho más cortos. Entre otras cuestiones porque los partidos tienen que llevar a cabo sus respectivas consultas con la militancia para respaldar o rechazar el acuerdo.

Tiene que haber además para que EH Bildu tome una posición y ésta sea ratificada por sus bases. No hay por ahora un diálogo abierto entre los socios del Gobierno y la formación abertzale, pero sí se están dando conversaciones informales que preparan ya el escenario de un hipotético acuerdo. Es posible además que los socios del Ejecutivo y la formación soberanista mantengan algún tipo de encuentro público para trasladar a EH Bildu el programa pactado y facilitar así su abstención.

Si todo va según lo previsto, el presidente del Parlamento podría llevar a cabo la próxima semana la ronda de consultas con los portavoces para comprobar si hay una mayoría que avale la investidura. Si es así, deberá convocar con tres días hábiles de plazo la sesión plenaria, en la que serán necesarias dos votaciones. Una con mayoría absoluta y, si como parece probable no se consigue, otra por mayoría simple 24 horas después. Si estas previsiones se cumplen, la investidura y toma de posesión del nuevo Gobierno sería a finales de la segunda semana de agosto.

Son en cualquier caso previsiones que quedan pendientes de un acuerdo de Gobierno que todos dan por probable, pero que todavía no se ha concretado. Y que se puede dilatar si la nueva estructura encalla las negociaciones.