Sectores de Unidas Podemos consideran que los últimos tiempos, en los que la ministra de Igualdad Irene Montero se ha visto envuelta en varias controversias con la oposición, han servido para reforzar su perfil ideológico de cara al liderazgo en la formación morada. Los encontronazos en el Congreso de los Diputados que ha mantenido con el PP y con Vox, y en menor medida con los socialistas, han catapultado su imagen como dirigente a la cabeza del partido a la izquierda del PSOE. Incluso, hay quien cree que en caso de fracasar la acumulación de fuerzas por la que apuesta Yolanda Díaz mediante la plataforma Sumar –un hecho que aún está pendiente de cerrarse–, Montero podría tomar las riendas de las siglas cara a las siguientes elecciones.

De puertas para adentro de la sede morada algunos incluso estiman que las diferentes pugnas dialécticas mantenidas por Montero, como en el caso de la ley del solo sí es sí, las diferencias con el PSOE mostradas en público por la ley trans, los ataques de Vox en el Congreso y la controversia generada por sus acusaciones al PP de fomentar la “cultura de la violación” mediante las campañas institucionales por el 25-N en Galicia o la Comunidad de Madrid, aúpan a Montero a una posición más de cabecera si cabe. La ministra, en auge, además, ve reforzada su posición como principal receptora de las críticas de la derecha y la ultraderecha. Se postula así como escudo propicio de todas los ataques de un sector político que ha llegado a pedir su dimisión por incendiar el Congreso. Y esos choques, precisamente, revitalizarían su posición.

De hecho, Podemos ha abogado por arropar a Montero en los momentos en los que se ha visto más cuestionada, en las horas en las que no solo la oposición pedía su cabeza, sino que incluso el PSOE cuestionaba su figura. Ejemplo del cierre de filas de los morados con la ministra fue la gran movilización efectuada hace escasas fechas en el Círculo de Bellas Artes de Madrid que sirvió para denunciar la “cacería política” contra ella. En ese acto, en el que llegó a tomar la palabra el expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero, la ministra de Derechos Sociales y secretaria general de Podemos, Ione Belarra, llegó a advertir de que PP y Vox odian incluso más a Montero de lo que “odiaron a Pablo Iglesias. Solo “tratarían de destruirla”.

Con estas actuaciones, Montero vendría a contrarrestar el perfil bajo que Yolanda Díaz –ministra en el Ejecutivo de Moncloa, en este caso de Trabajo, y también vicepresidenta– mantiene. Desde su vertiente en Moncloa, Díaz aboga por rebajar la confrontación. Por el contrario, todo indica que Podemos persigue imprimir una marcha más a la pugna ideológica con la derecha. Y como contexto a todos estos posicionamientos de cara a la carrera electoral estatal, se sitúa la posibilidad de integrar a la formación morada en la plataforma Sumar, aunque cada vez más estancada. Con un calendario que podría expirar en marzo, el pasado lunes la ministra de Igualdad trasladaba que aún había tiempo para formar una coalición, y que en todo caso era la vicepresidenta la que tenía que aclarar sus planes futuros. Existe voluntad de confluir entre los dos bandos, pero en lo que no hay coincidencia es en cuál es el mecanismo de unión más idóneo. Y, hoy por hoy, cada vez son mayores las posibilidades de que ambas siglas concurran en solitario.