El PSC ganaría las elecciones al Parlament de Catalunya si se celebraran ahora con entre 35 y 41 escaños, seguida de ERC, que obtendría entre 30 y 36, mientras que Junts se desploma y perdería entre 13 y 8 diputados quedándose en una horquilla entre 19 y 24, lo que pondría en riesgo la mayoría independentista pese a que la CUP obtendría entre 8 y 12 representantes, según la primera encuesta del CEO, el llamado CIS catalán, tras la ruptura del Govern soberanista. La cuarta fuerza en la Cámara catalana sería el PP con 11-16 diputados, mientras que los comunes y Vox se quedarían entre 6 y 10, y Ciudadanos podría desde quedarse en 4 hasta desaparecer de un escenario que llegó a liderar hace cinco años.

Respecto a los anteriores comicios, el partido de Salvador Illa mejoraría entre 2 y 8 escaños, y podría subir hasta cuatro puntos en el porcentaje de voto (23-27% de apoyos), mientras que el del president Pere Aragonés podría perder tres escaños y un 3% del voto en su estimación mas baja o podría subir tres diputados y aumentar casi un punto porcentual en su mejor estimación (entre el 18 y 22% de votos). Junts sería el partido más afectado por su salida del Ejecutivo, ya que podría ceder entre el 5 y el 8% del respaldo que obtuvo en 2021 (un 20%). La mitad de la encuesta se hizo antes de que se consumara su divorcio con ERC y la otra mitad después. Por ello, los responsables del sondeo recalcaron que los principales cambios que habría en los resultados se darían por la movilización de los votantes que en 2021 se abstuvieron, en unas elecciones en las que la participación bajó al celebrarse en plena pandemia.

En este sentido, el 18% de las personas que no votaron apostarían ahora por el PSC, el 13% por ERC y el 10% por el PP, mientras que el resto de partidos no lograrían captar un número significativo de abstencionistas, por lo que el retroceso de Junts no se debe a que perdería apoyos , sino que mantendría un número de votos similar pero no conseguiría captar nuevos votantes. En el barómetro se recoge también que el 50% de los catalanes rechaza que Catalunya se convierta en un Estado independiente, mientras que el 42% lo quiere y el 8% no sabe o no contesta. El anterior sondeo fijaba que el no llegaba al 52% y el sí al 41%.

Mesa de diálogo

En este escenario, y a pesar de la crítica de la Eurocámara al Gobierno de Pedro Sánchez por el espionaje al independentismo, Aragonès apuesta por mantener la mesa de diálogo con el Estado pese a los llamamientos de JxCat y la CUP a dar por finiquitada esa vía de negociación. “¿Tan poco valen los derechos fundamentales de los activistas independentistas, que no merecen ni tan solo una dimisión del Gobierno?”, plantearon los anticapitalistas dirigiéndose al president: “¿Tiene alguna garantía de que el CNI, a las órdenes del PSOE, no lo está espiando aún hoy?”. “La negociación se hace con el adversario, no con quien coincides” replicó Aragonès, para quien “allí donde tengamos la oportunidad de avanzar hacia el derecho a la autodeterminación y la amnistía, allí estaremos. No abandonaremos ningún espacio”. Por su parte, Junts le emplazó a detallar el “listado de supuestos éxitos” que según el presidente de ERC, Oriol Junqueras, ha dado esa vía.