Iñigo Urkullu cumple diez años al frente de Lehendakaritza, una década en la que las relaciones de Cantabria con Euskadi no solo se han distinguido por la cordialidad, sino también por la colaboración y el entendimiento. Su mandato ha consolidado un clima de cercanía institucional entre los dos gobiernos que, por desgracia, no siempre existió en anteriores etapas, aunque sí ha sido históricamente la tónica en la convivencia y la amistad entre nuestros respectivos pueblos. Personalmente, tengo el mejor concepto del lehendakari Urkullu. Es un hombre serio, atento, riguroso y receptivo. En las Conferencias de Presidentes, que me han permitido compartir con él largas horas de debates escuchando los puntos de vista de las diferentes comunidades y ciudades autónomas, es el único que respeta los tiempos. No se pasa ni un segundo, no como yo, que siempre me tienen que llamar la atención para que finalice mi turno de palabra. Saluda a todos en euskera y en español y luego va al grano, sin adornos, ni florituras.

Ese mismo talante conciso y amable y su apuesta política por la colaboración y el entendimiento con los vecinos como Cantabria ha permitido instaurar un clima de cordialidad y estrechar las relaciones entre los dos territorios, lo cual se ha plasmado en un diálogo frecuente y en acuerdos bilaterales en beneficio de la ciudadanía de las dos comunidades. Así, hemos firmado importantes acuerdos en materia sanitaria o turística, por citar algún ejemplo.

También trabajamos mano a mano en el seno de la Unión Europea, y especialmente en la Comisión Arco Atlántico. Hemos logrado un consenso histórico para impulsar juntos la construcción de un tren competitivo y moderno entre Santander y Bilbao, que ponga fin a las enormes carencias que hoy sufre la comunicación ferroviaria entre las dos ciudades. Durante la pandemia coincidimos siempre en lo fundamental y adoptamos decisiones muy parecidas, hasta el punto de consensuar la reapertura del tránsito entre las dos comunidades, para recuperar juntos la normalidad en la relación de convivencia y encuentro que siempre ha existido entre cántabros y vascos.

Lo cierto es que tengo la mejor imagen del lehendakari Urkullu, a quien considero uno de los políticos más cabales que he conocido. Y le deseo todo el éxito y el acierto en su mandato al frente del Gobierno Vasco.

Presidente de Cantabria