El politólogo Alberto Spektorowsky, que formó parte del Grupo Internacional de Contacto (GIC) auspiciado por Brian Currin, considera que la “pluralidad de relatos” tras el fin de ETA se dará durante un tiempo, y advierte que “el cómo se cuenta y se arma la historia es un proceso que deben resolver los vascos consigo mismos”.

Spektorowsky acudió ayer a Bilbao para participar en la presentación del libro Aiete 10 años-Aprendizajes y retos, que recopila las aportaciones realizadas en las jornadas llevadas a cabo en Aiete y el Kursaal durante el pasado año.

El que fuera también asesor del ministro de Asuntos Exteriores de Israel Shlomo Ben-Ami durante las negociaciones de paz con los palestinos de 2000 recordó así los trabajos desarrollados por el Grupo Internacional de Contacto (GIC) en torno a la Conferencia Internacional para promover la resolución del conflicto en el País Vasco, celebrada el 16 de octubre de 2011 en el Palacio de Aiete y que sirvió de pista de aterrizaje para que ETA clausurara definitivamente su actividad violenta.

intención “clara” de eta

En este sentido, subrayó que la labor fundamental del mandato del GIC -disuelto en 2018- era “el fin de la violencia, de la guerra y la pacificación y democratización plural” del País Vasco. Así, incidió en que, cuando comenzaron sus trabajos, la idea de que “la intención de ETA de desarmarse y desaparecer era clara” y también pudieron comprobar “lo espinoso” del proyecto, así como “la altura moral del Gobierno de Zapatero, del ministro Alfredo Pérez Rubalcaba y de su equipo”.

“Los socialistas no nos reconocían como interlocutores y pensaban que ya teníamos una hoja de ruta marcada, pero, a pesar de ello, no obstruyeron el proyecto que iba a tomar forma en Aiete, lo que era una forma de colaborar”, valoró.

Tras defender que, por ello, “la continuidad del socialismo era muy importante para avanzar en el proceso”, Alberto Spektorowsky sostuvo que, con la llegada del PP al poder, se produjo una “obstrucción muy clara”. Además, valoró la labor del PNV y de la izquierda abertzale “desde diferentes posiciones ideológicas”, así como la “lucha incansable” del lehendakari, Iñigo Urkullu.

De este modo, resaltó también el “proceso de reconversión sobre viejas convicciones” encarado desde la izquierda abertzale, que permitió que entraran “al proceso con una idea y posiciones firmes sobre autodeterminación y acercamiento de presos” para, “con dolor y altura, entender que iban a lograr mucho menos de lo esperado”.

Respecto al futuro, Spektorowsky afirmó que “la meta principal siempre fue el fin de la violencia” y admitió que, después, el “cómo se cuenta y se arma la historia es un proceso muy duro que deben resolver los vascos consigo mismos”.

Frente a la división entre quienes “exigen asumir una culpabilidad total” y quienes abogan por una “pluralidad de relatos”, Spektorowsky consideró que es esto último lo que “se va a dar a la larga por un tiempo”.

“En el País Vasco las posiciones encontradas tienen un marco de operación en conjunto. El Grupo Internacional de Contacto no puede dar una opinión sobre cómo se tiene que contar la historia. Como profesor sí me parece que por un tiempo se dará una convivencia de pluralidad de relatos”, insistió.

Proceso de construcción de paz

Por su parte, Agus Herrán, portavoz del Foro Social, afirmó que Aiete supuso un “momento de centralidad” que permitió recoger aportaciones, y defendió que “los testimonios de mediadores y facilitadores internacionales rompieron un sinfín de tópicos”. “Es obvio que en Euskal Herria no estamos en un proceso de paz según los estándares internacionales, pero también es claro que sí estamos en un proceso de construcción de paz. Dentro de su carácter singular, en su implementación está respetando los estándares internacionales (desarme, desmovilización, reintegración), aunque también resulta evidente que desde el Estado español no se están respetando esos estándares”, destacó.