El Ejército español activó un plan para frenar la independencia catalana
El plan estuvo vigente durante los ocho segundos de la declaración unilateral de independencia
El ex jefe del Estado Mayor de la Defensa (Jemad), Fernando Alejandre Martínez, ha escrito un libro en el que lamenta que La Moncloa no pidió ayuda al Ejército español ni su intervención activa para frenar la independencia de Catalunya. En su libro Rey servido y patria honrada, Alejandre relata cómo el Ejército puso en marcha un plan con cuatro niveles de riesgo. Se justifica en que los atentados yihadistas en Catalunya de agosto de 2017 y la celebración del referéndum de independencia previsto para octubre habían generado una sensación de incertidumbre y parecía que el Gobierno español de Mariano Rajoy estaba infravalorando los riesgos y carecía de previsión. De ahí que se pusieran a disposición de La Moncloa que, sin embargo, declinó reunir el Consejo de Seguridad Nacional en vista del delicado clima político en Catalunya. Y ahí fue donde comenzaron a moverse los engranajes del Ejército, según informó ayer El País, al constatar que Moncloa no contaba con los militares.
El autor del libro exculpa a la ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, que al parecer dio una autorización genérica al Ejército para que actuara si la situación se desbordaba, y a la que Alejandre define como una “patriota” y “valiente”.
Por lo visto, Alejandre llamó al comandante del mando de operaciones, Fernando López del Pozo. Y empezó a tomar forma la Operación Recuperar Soberanía (con el nombre en clave Romero Sierra) con cuatro fases, de las cuales se llegaron a poner en marcha dos de inmediato. El plan estuvo vigente durante ocho segundos tras la aprobación de la declaración unilateral de independencia en 2017, suspendida casi instantáneamente después.
El primer nivel consistió en dar apoyo logístico a los 5.000 policías y guardias civiles desplazados a Catalunya a través de literas, taquillas, cocinas y duchas. El nivel de alerta dos, que también llegó a activarse, pretendía evitar que los Comités de Defensa de la República (CDR) cometieran actos de ultraje a la bandera o que irrumpieran en instalaciones del Ejército, para lo cual se establecieron turnos reforzados de vigilancia en puntos críticos. Este nivel incluyó el traslado de maquinaria pesada por si se daba la circunstancia de que los manifestantes levantaran barricadas para impedir la salida de los policías del barco Piolín.
Los otros dos niveles no se llegaron a poner en práctica. El tercero contemplaba que los militares se dedicaran a proteger infraestructuras delicadas fuera del territorio catalán, de manera que los policías no tuvieran que encargarse de esa tarea y pudieran acudir en masa a Catalunya. El cuarto nivel era directamente bélico: emular la táctica del Ejército español en los Balcanes, denominada Green Box en la jerga de la OTAN, para acordonar los disturbios con militares y que la policía tuviera libertad de maniobra. En total, el plan contemplaba movilizar a 3.500 efectivos del Ejército de Tierra.
En septiembre de 2017 se produjo una reunión entre el Jemad, los ministerios de Interior y Defensa y otras autoridades, pero se saldó de manera decepcionante a ojos de Alejandre, según relata El País, porque Interior rechazó la oferta. Y llegó la declaración de independencia. A partir de ahí, queda en el aire la pregunta de si el Ejército activó el plan por su cuenta, sin autorización ni conocimiento del Gobierno español. El citado medio de comunicación señala que Alejandre no avisó a la ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, de la puesta en marcha tras la declaración de independencia, pero dijo que habían apalabrado que tendrían que actuar llegados a ese punto. Además, la declaración solo duró ocho segundos y, según se explica, al Jemad no le dio tiempo ya de llamar a Cospedal porque todo quedó en agua de borrajas
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