- Dos minutos bastaron ayer para comprobar el distanciamiento entre Pere Aragonès y Pedro Sánchez tras estallar el escándalo del espionaje al mundo independentista, y del que el presidente español, entre otros miembros de Moncloa, dice ser también víctima. La confesión del CNI de sus seguimientos a personas del espectro soberanista, entre ellas al Jefe del Govern, no ha hecho sino recrudecer una tensión que amenaza la búsqueda de una salida al conflicto catalán y la legislatura española. Los actos organizados por el Cercle d'Economia en Barcelona, donde ambos dirigentes apenas se cruzaron las miradas de rigor en una fría charla, sirvieron para constatar que, como describió el president, "la situación es muy grave" y es hora de "hablar cara a cara". De ahí que al líder socialista no le quedó otra que torcer el brazo y plegarse al emplazamiento de su homólogo en una cumbre a la que solo falta fijar fecha, con el fin de reconducir puentes y unas relaciones que, para el republicano, "están rotas". "La confianza en el Gobierno es cero", describió.

En los prolegómenos de la entrega de premios en el Hotel W a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, Aragonès saludó a Sánchez con un delator arqueo de cejas y estrechándole la mano de manera casi forzada. Desde la Generalitat reiteran que la asunción de responsabilidades ya está tardando y que es necesario conocer quién dio la orden de espiarles, bajo qué razonamientos, y quién tenía constancia de ello, con dos figuras en el foco de la polémica: la ministra de Defensa, Margarita Robles, y la directora del CNI, Paz Esteban. Tampoco las únicas. El presidente español le reconoció que este entuerto "hay que resolverlo", desde el "respeto y consideración a Catalunya", y que "hay que pensar en los catalanes", instándole a no abandonar la "firme voluntad de avanzar en el diálogo y la negociación" como única alternativa. "No hay otra", señaló. Aragonès tampoco está dispuesto a abandonar la mesa como herramienta porque sería "un regalo" a los poderes del Estado.

La incomodidad fue del todo palpable. Pocos minutos antes de esa cita efímera, Aragonès había advertido en Catalunya Ràdio que si Moncloa quiere desandar el lío en que ha sumido a la coyuntura política "es imprescindible actuar con transparencia" porque la gestión del asunto "no solo no mejora con el paso de los días sino que se agrava", estimando que es "absolutamente imprescindible que se desclasifique la autorización judicial". "Exijo conocer qué magistrado lo autorizó y los motivos que llevan a espiar a un responsable político" porque "en una democracia no se espía a los dirigentes de otros partidos", razonó el president desde la "indefensión" y preguntándose que, si hace tres años fue vigilado cuando era vicepresident y en un contexto de elecciones generales que ERC ganó en Catalunya, quién le podía asegurar que hoy en día no lo siguen haciendo. "Son preguntas que quedan en el aire y mientras no haya respuestas, estamos en una situación de degradación de relaciones como no se había dado desde hace mucho tiempo", censuró. A su juicio, Robles "está incapacitada para seguir en su cargo" ya que los servicios secretos dependen de su ministerio.

"Hay cloacas del Estado que se mueven mejor en ámbitos de opacidad", lamentó Aragonès, quien admitió que este contexto "aleja" la posibilidad de que Esquerra garantice la estabilidad del Ejecutivo en Madrid. "Hay quien intenta hacernos olvidar lo que pasa con propuestas sociales o económicas, pero decidiremos siempre pensando en la ciudadanía de Catalunya". En paralelo, confirmó que la mesa de diálogo ha quedado congelada pero que esto no significa que haya desaparecido: "Hay muchos que quieren darla por muerta por cada cosa que pasa, pero a mí no me expulsarán de la búsqueda de una solución negociada. Si alguien piensa que abandonaremos el proceso de negociación, que espere sentado, porque no lo abandonaremos nunca", aseveró, consciente de que "se negocia con tu enemigo y adversario, no con tus amigos". Quizás fue un recado al expresident Carles Puigdemont, quien al hilo de todo este espionaje afirmó: "No nos podemos sentar nunca más en ninguna mesa con esta gente hasta que tengamos que decidir los términos de la separación. Iros a la mierda todos los que habéis violado nuestras vidas y la de nuestras familias. Miserables los que lo hacéis y los que lo justificáis". Simultáneamente, el aún presidente de Junts, Jordi Sànchez, ironizó sobre la conversación entre Aragonès y Sánchez. "Supongo que en dos minutos habrán resuelto el conflicto. Estoy esperando la llamada del president para que me diga que tenemos ya garantías de una comisión de investigación, de poder ejercer el derecho de autodeterminación y de que el Congreso dispone de mayoría para promulgar la ley de Amnistía".

Mientras tanto, en Ferraz no se mueven un centímetro de su convicción de que el Gobierno ha actuado "bajo la más estricta legalidad". El portavoz del PSOE en el Congreso, Héctor Gómez, reiteró que "no hay nada que ocultar, las instituciones funcionan bien", y volvió a defender a la ministra Robles y a la responsable del CNI. Sobre el espionaje a Aragonès, se limitó a decir que el Gobierno siempre ha estado abierto al diálogo y que, en este sentido, se ha avanzado mucho con respecto a la situación de 2017. Todo este revuelo lo trata de aprovechar el PP. Su presidente, Alberto Núñez Feijóo, se ofreció como alternativa para garantizar la estabilidad política y económica ante "el conflicto y la trinchera" entre el Govern y Moncloa. l

"La degradación de relaciones se halla en ?un punto que no se había dado desde hace mucho"

President de la Generalitat

"Existe la firme voluntad de avanzar en el diálogo y la negociación porque no hay otra alternativa"

Presidente del Gobierno español

"Iros a la mierda los que habéis violado nuestras vidas. Miserables los que lo hacéis y lo justificáis"

Expresident de la Generalitat

"Somos los garantes ?de la estabilidad en una España donde reinan el conflicto y la trinchera"

Presidente del PP