donostia - La convulsión que los comicios del domingo han provocado en muchos puntos del Estado no ha tenido réplica en Gipukoa. En los seis meses que han transcurrido entre las dos convocatorias a las Cortes la fotografía es casi idéntica, con pequeñas oscilaciones causadas, principalmente, por la abstención, que ha afectado, sobre todo, al PSE y a Podemos. Al igual que en el Estado, en Gipuzkoa también han pagado con pérdida de votos, que no de representación, la factura del fracaso por la no formación del gobierno.
El gran triunfador del domingo ha sido el PNV, que con esta victoria encadena nueve seguidas, estableciendo un ciclo hegemónico desde las elecciones a Juntas Generales y Municipales de 2015. La última vez que no lo logró fue en las Parlamentarias vascas de 2012. Aquella vez se impuso EH Bildu, todavía en la cresta de la ola a la que le aupó el final de la violencia.
En esta ocasión además, el PNV se ha impuesto con el 30,73% de los votos, una marca que no alcanzaba en unas Generales desde 2004, cuando en España ganó Zapatero. Y pese a que la abstención le ha limado algunos sufragios (3.500), ha superado, como en la cita de abril, la barrera de los cien mil votos con suficiencia. Además, los jeltzales han consolidado su fortaleza en Donostia con una diferencia de 10.000 votos sobre el segundo, y confirman su buena salud en los principales núcleos de población de Gipuzkoa, con victorias en Zarautz, Arrasate, Eibar, Tolosa, Beasain y Hondarribia. En Irun, el PNV continúa recortando la distancia sobre los socialistas.
En total, los jeltzales se han impuesto en 30 municipios y aunque EH Bildu le ha arrebatado la victoria en localidades como Mutriku, Pasaia, Segura o Zumaia (no en Azpeitia, como se informó ayer por error), respecto a los comicios de abril ha ganado en Eibar y en Zegama, entre otras plazas.
EH Bildu, que hoy por hoy se ha vuelto a confirmar como la única alternativa al PNV en Gipuzkoa, parece recuperada de la pérdida del gobierno foral, ha incrementado votos pese a la abstención y, una vez más, ha sido el partido que ha ganado en mayor número de localidades, 53, aunque muchas de ellas de poca población. De hecho este es su principal hándicap respecto al PNV, ya que los jeltzales le aventajan en la suma de Donostia e Irun en 17.000 votos.
El domingo, Bildu se quedó a menos de 2.000 papeletas de alcanzar las 100.000 en Gipuzkoa y puede dar por superada la fuga de voto que sufrió hacia Podemos, cuando los morados irrumpieron en 2015. En Errenteria, su principal Ayuntamiento, han vuelto a ganar los socialistas, pero esta derrota se compensa con triunfos reparadores en Andoain y Pasaia.
El PSE se ha comportado en la línea de las últimas convocatorias electorales. Pese a perder Andoain y Eibar, sigue dominando feudos tradicionales como Irun, Zumarraga, Lasarte-Oria y Errenteria, y ocupa el segundo lugar en la capital, aunque cada vez más lejos del PNV. Pese a la pérdida de 9.000 votos entre las dos citas electorales, ha mantenido el porcentaje de voto, muestra de la fidelidad de su electorado.
cuesta abajo de podemos Para Podemos, cualquier tiempo pasado fue mejor. Las generales del domingo han establecido su peor marca desde que irrumpieron en 2015. En solo tres años, en aquellas históricas generales de 2016, los morados han pasado de ser la primera fuerza en Gipuzkoa, alcanzando 104.000 votos, a caer a la cuarta posición con una pérdida de casi 50.000 sufragios y 14 puntos porcentuales. En esta ocasión, Unidas Podemos no ha conseguido hacerse con el primer puesto en ninguna plaza, al contrario que en abril, cuando fue la primera fuerza en Pasaia. Este es un lastre que le ha acompañado desde el principio y que le ha debilitado e impedido hacer arraigo para no depender del viento que sopla de Madrid.
Por lo demás, la hegemonía aber-tzale en Gipuzkoa es incuestionable e indiferente al tipo de convocatoria. En este ocasión, PNV y EH Bildu han acaparado más del 56% de los votos, mejorando en cuatro puntos el porcentaje de la convocatoria de abril y nada menos que en 14 puntos lo que sumaron ambas fuerzas en las generales de 2016, precisamente, la misma cuota de voto que se ha dejado Podemos por el camino en este mismo período.