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“Le doy valor al perdón pero al mismo tiempo, verlo categorizado, me ha dolido”

Pocas horas después del comunicado de ETA, Jesus Mari Mujika (Aizarna, 1946) reflexiona sobre un documento que le ha satisfecho pero también le ha dolido

“Le doy valor al perdón pero al mismo tiempo, verlo categorizado, me ha dolido”Ruben Plaza

donostia - Tras el anuncio de ETA, dos razones invitan a mantener con Jesus Mari Mujika una conversación que fluye entre el euskera y el castellano: su condición como miembro de la Fundación Joxe Mari Kortaren Bidetik, que entre otros propugna los valores de convivencia que defendió el expresidente de la patronal guipuzcoana hasta que ETA lo asesinó el año 2000, y su reflexión ética como exprofesor de la materia en la Universidad de Deusto, aunque, reconoce, de la ética “uno no se jubila”.

¿Cuál es su primera impresión tras leer el comunicado?

-Lo he leído en euskera y castellano, y me cuesta decir? La primera impresión es que ha sido la mejor declaración de ETA que he conocido, lo que no quiere decir que esté de acuerdo con todo. No. He visto aspectos positivos, aunque otros, dolorosos. No esperaba una declaración mejor, sino que tuviera menos empatía con las víctimas. Recuerdo la declaración de octubre de 2011 y me dolió mucho. Manifestaba pena o empatía hacia las bajas en sus filas y casi ni se citaba a las víctimas.

¿Le vale?

-Valerme, valerme? Quiero mirar al futuro. Lo que diga ETA en su manifiesto definitivo, que supongo que lo habrá el día que se disuelva definitivamente, es importante que deje el futuro abierto, en el que la verdad y la convivencia se puedan ir imponiendo poco a poco en este país, porque buena falta hace. También son importantes las reacciones que tengamos a lo que diga ETA. No será fácil. He hablado con dos o tres víctimas de casos distintos, que después de mucho trabajo han superado sus deseos de venganza y el odio, a las que les cuesta entender (el comunicado).

En el centro de esa incomprensión se sitúa la categorización de las víctimas.

-Claro, el comunicado empatiza con su dolor, cosa que no se hacía hasta ahora, lo cual implica reconocer la responsabilidad directa de sus actos y el daño causado? Pero pedir perdón, algo perfectamente nuevo, solo es para aquellas víctimas que no tienen nada que ver con “el conflicto”, lo cual me parece problemático utilizar el singular del término. A mí, como amigo de Joxemari (Korta), en seguida me surge la pregunta: ¿a Joxemari qué le consideráis, uno que no tenía nada que ver con el conflicto o uno que participaba directamente en el conflicto? Eso lo dejan en el aire, que cada uno vaya interpretando.

¿Con qué se quedaría?

-Me ha llamado la atención que ETA diga que entiende “que muchos consideren y expresen que nuestra actuación ha sido inaceptable e injusta, y lo respetamos, pues a nadie se le puede forzar a decir lo que no piensa o siente”. Lo veo como una especie de autocrítica velada a su actividad y cuando lo he leído, me he alegrado. Ahora bien, todo tiene sus pequeñas trampas. Cuando ETA dice que tampoco hay que olvidar que por las otras partes ha habido actuaciones que no sé qué? sabe que muchos de los que hemos estado en contra de su violencia no aceptamos los caminos que ha empleado el Estado, como los GAL, las torturas o las condenas injustas.

¿Más que a la sociedad, ve un comunicado dirigido a esos agentes?

-Eso también puede ser, sí. Tienen razón cuando hablan de que se ha justificado la barbaridad del Estado que hiciera falta porque era para luchar contra ETA. Eso aún existe, pero espero que en Euskal Herria esto esté cada vez menos extendido. En un momento dado el comunicado habla que “de cara al futuro, la reconciliación es una de las tareas a llevar a cabo en Euskal Herria, algo que en su medida se está produciendo con honestidad entre la ciudadanía”. Me parece interesante que se hable del trabajo de la sociedad civil y creo que, reconociendo que el de las víctimas es un colectivo plural, el comunicado debería haber agradecido el esfuerzo de estas víctimas por la convivencia y la paz.

¿Qué hubiese cambiado?

-Sé que es muy difícil que ETA coja y reconozca que su trayectoria no solo ha sido inútil sino que ha sido perjudicial. Reconocer eso es muy difícil después de casi 60 años. Sé que esto no se va a dar, pero ese intento de justificar sus intenciones por lo hecho por los demás -pese a hacer esa autocrítica- conlleva una categorización de las víctimas que es muy dolorosa y muy difícil de aceptar. No podemos pensar que tenemos todo hecho porque desaparezca ETA, que nuestros problemas desaparecerán. Hay mucho trabajo para consolidar la convivencia, y a veces habrá que hacerlo comiéndonos nuestros sentimientos o, al menos, no defendiéndolos a voz en grito. No es fácil y costará mucho, pero no se puede dejar ad calendas graecas (expresión latina para referirse a algo que nunca llegará) diciendo que hacen falta dos o tres generaciones. No.

Para esas víctimas colaterales, ETA utiliza la palabra “perdón”. ¿Le da valor?

-Le doy valor y al mismo tiempo, verlo categorizado, me ha dolido. Acepto que como ciudadanos pedir perdón y el arrepentimiento no son mínimos éticos, sino máximos. Lo más grande que puede hacer una persona es perdonar y lo segundo, pedir perdón. Me alegra que no sea una palabra tabú, aunque no se pueda exigir. Sí me ha dolido, pero entiendo que no es posible un comunicado que aplaudamos todos.

¿Ayudará a explicar a los jóvenes lo que ha sucedido?

-Si lo hiciera, el dolor del que hablo se me pasaría. El principal problema que hemos tenido en Euskal Herria como pueblo ha sido la visión casi banal sobre la violencia que hemos transmitido de generación en generación: si eran de los nuestros, nos importan; si no, allá cuidados... Nos ha llevado a callarnos ante injusticias, a no hablar de estos temas con la siguiente generación o a hablar desde nuestras perspectivas falsas? A los jóvenes hay que transmitirles primero lo que ha pasado, y ahí hay que empezar a distinguir la historia y, después, los relatos del sufrimiento. Ambas tienen que tener lugar para enseñar a las nuevas generaciones. Si lo hacemos, nuestro pueblo tiene ganas y fuerza suficiente para ser una sociedad mejor y menos violenta.