Donostia - Faltan medio centenar de días para que Catalunya acuda a las urnas el 21-D. Pero los partidos políticos ya han comenzado con el juego de alianzas de cara a la cita electoral. Pese a encontrarse sumido en una profunda crisis con su filial catalana que amenaza con partir en dos las filas moradas, Podemos tendió ayer la mano a la alianza con el PSC y ERC. Su secretario general, Pablo Iglesias sugirió que las tres fuerzas progresistas unan sus fuerzas tras los comicios por ser la “solución más sensata” para suturar la herida social y económica abierta por el procés y la consiguiente aplicación del artículo 155. Ni socialistas ni republicanos recogieron el guante lanzado por Iglesias.
La maniobra de Iglesias era una jugada que se podía ver venir, toda vez que el pasado agosto mantuvo un encuentro con el presidente de ERC y vicepresidente cesado de la Generalitat, Oriol Junqueras. Aunque se supiera bien poco de aquella cita, la reunión hizo correr ríos de tinta y disparó todas las alarmas entre los partidos constitucionalistas. Iglesias desveló ayer que el ofrecimiento realizado entonces en favor de una entente con ERC sigue estando vigente, a pesar el tiempo transcurrido. “Le dije que no estábamos de acuerdo con eso, y que si no era más sencillo que los progresistas en Cataluña se pusieran de acuerdo”, sostuvo. El objetivo de la propuesta es edificar un Govern alternativo “que llevara a cabo políticas sociales que defendieran además la soberanía”.
“Hay algunos que son partidarios de decir que Cataluña es uninacional y es española y nada más, otros son independentistas, y nosotros apostamos por la fraternidad y por un nuevo encaje de Cataluña. Pues a lo mejor sería más sensato que nos pusiéramos de acuerdo”, apostó el mandatario del partido morado, pese a ser conocedor de la dificultad de la empresa a la que se enfrentaría. No solo daría carpetazo a los dos bloques -el independentista y el unionista- enfrentados en la Cámara catalana durante la última legislatura, sino que se embarcaría en una coalición de carácter transversalidad que a día de hoy tiene pocos visos de materializarse.
La oferta de Iglesias está ya lanzada. Aún así, esa propuesta tiene una fecha marcada en rojo en el calendario, ya que la jornada tope para poder presentar coaliciones a los comicios expira el 7 de noviembre. “Creo que las próximas elecciones vamos a tener que ser muy claros y decir que somos la única opción que está planteando la posibilidad de una alternativa de gobierno diferente a la de los bloques”, argumentó en una entrevista radiofónica. El partido morado descarta de entrada cualquier fórmula que de cobijo a PDeCAT -como apoyar desde la Cámara catalana una nueva versión de Junt pel Sí -, Ciudadanos o PPC junto a sus siglas. Afirmó que no apoyarán de ninguna de las maneras “ni al PDeCAT ni al partido de extrema derecha de Arrimadas (Ciudadanos) ni al partido de extrema derecha del señor Albiol (PP)”. Iglesias no despejó la duda de si en su ecuación podría entrar la CUP.
“no toca” Aunque ha capitaneado los intentos desde Catalunya para que los gobiernos de Madrid y Barcelona no llegaran al tan temido choque de trenes, el PSC se ha mostrado por ahora reacio a integrarse en cualquier tipo de coalición. Su líder, Miquel Iceta, defiende que “no toca” hablar de pactos postelectorales, ni por el ofrecido por Podemos ni por el que ansía Ciudadanos, formación que encabezaba la oposición al president Puigdemont que durante las últimas semanas más interés ha mostrado en el paso por las urnas.
Los socialistas solo participarán en fórmulas que “busquen un amplio pacto en Cataluña y un acuerdo en el resto de España para renovar el pacto estatutario” y no para transformar una Catalunya “de vencedores y vencidos”. “Para el lío o para la ruptura con nosotros no va a poder contar nadie, para la solución va a poder contar todo el mundo”, refrendó Iceta, quien confió en que tras dos elecciones autonómicas de capa caída el PSC recupere el pulso electoral el próximo 21-D. Tanto es así que espera ser segunda fuerza en el Parlament. Esa posición le permitiría jugar con unas cartas más ambiciosas de las que Iceta ahora mismo tiene.
Mirándose de refilón unos a otros pero sin que ninguna formación haya desvelado la posición en la que se situará de cara al 21-D, Iceta afirmó que “casi” le da igual si ERC y el PDeCat se presentan en coalición o por separado. Con la propuesta de reeditar Junts pel Sí (JxSí), el soberanismo seguiría dando alas a sus pretensiones de romper con el Estado. Pero el secretario general del PSC tiene más interés en conocer la propuesta política de JxSí tras un proceso que ha ido “muy mal y que ha divido a la sociedad catalana, la ha empobrecido y la ha alejado de Europa”. Con una CUP que se habría llevado un mayor chasco por el viraje del procés, Podem tampoco parece perfilarse como socio. Iceta censuró que han sido compañeros de viaje de los favorables al referéndum “sobre el cual se ha construido, aunque sea fugazmente, la independencia”.