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El ingeniero que hizo carrera como gudari

Un libro recién publicado arroja luz sobre la figura de jaime urkijo, donostiarra que luchó en el frente vasco y que ya en el exilio de iparralde bregó contra el nazismo

El ingeniero que hizo carrera como gudariFoto: N.G.

Por suerte, nuevos libros dan una segunda vida, histórica, a personajes que fueron imprescindibles y que el paso del tiempo borró de algunas memorias. La colectividad vasca ya cuenta con una novedosa referencia al respeto. Un total de 572 páginas son el lienzo que dibuja el Diario de un gudari en el frente de Euskadi, el de Jaime Urkijo Anduaga, capitán ayudante de Cristóbal Errandonea, quien fuera comandante del Batallón nº4 Rosa Luxemburgo Arrosa y jefe de división. En la presentación, defendieron la obra Kontxita Urkijo, hermana del escritor, junto con el alcalde de Errenteria, Julen Mendoza y los coordinadores del trabajo Alberto J. Sampedro (Ixile) y José Ángel Fernández (Aingeru), que son coordinadores del libro. Como invitado especial tuvieron a Marcelo Usabiaga, del batallón Rosa Luxemburgo.

Urkijo, alias Jagoba, nació el 11 de julio de 1908, hace 106 años. Natural del barrio donostiarra de Altza, a los 14 años se trasladó junto con su familia a Errenteria. Cursó estudios de ingeniería y, una vez cumplido el servicio militar, dio inicio a su vida laboral ligado al sindicato STV.

En 1936, momento en el que los sublevados contra el gobierno legítimo de la Segunda República dieron un golpe militar de Estado y, por consecuencia, dio comienzo la Guerra Civil, fue teniente del batallón Rosa Luxemburgo del PCE y pasó a ser ayudante en el Estado Mayor del batallón al mando de Manuel Cristóbal Errandonea, taxista de Bidasoa.

Más adelante, Urkijo continuó como ayudante de este comandante en la VI brigada con grado de capitán. Fue evacuado, herido, de Santander al Estado francés después de un periplo por el Cantábrico. El guipuzcoano se integró en la Resistencia gala durante los años de ocupación nazi hasta la victoria aliada y derrota de los de Hitler y colaboracionistas franceses en 1945. En ese mismo año, fue nombrado delegado en la asamblea naciones de STV. A su vez, colaboró mediante artículos en el periódico Tierra Vasca de ANV, bajo la firma de Iñigo de Lemona.

La siempre activa asociación Intxorta 1937 Kultur Elkartea es la editora del libro que se desarrolla durante la resistencia al golpe militar fascista, en la que se vio inmersa Euskal Herria. Así, desde este colectivo informan de que “el relato se estructura en cinco momentos del conflicto bélico”. Corresponden a otras tantas situaciones geográficas en torno a: Markina, Gernika-Mungia, Etxano-Amorebieta, Peñas de Lemona y Bilbao-Cantabria. “La riqueza del testimonio de Urkijo transita desde la primera línea de la trinchera del frente hasta los escalones de los Puestos de Mando u oficinas gubernamentales”, agregan.

Los personajes que desfilan por las páginas del diario son conocidos nombres responsables en la contienda, así como personas anónimas. Todos dan vida al más de medio millar de páginas. Junto a Urkijo es protagonista principal su comandante, Manuel Cristóbal Errandonea, del batallón Rosa Luxemburgo. También se cita, por ejemplo, a Kepa Gardoki, figura histórica que recordaba ayer el gudari también de STV, del mismo batallón San Andrés, José Moreno (Deusto, 1918), a quien preguntamos por su compañero. “La última vez que estuve con Gardoki fue en Bermeo en una comida de los que éramos de ELA/STV(A). Era un hombre muy majo, ¡con dos cojones! Recuerdo que se escapó a Francia y allí estuvo en el batallón Gernika, por lo que fue condecorado por De Gaulle. Para mí es un orgullo haberle conocido”, trasmite Moreno desde Portugalete, quien el próximo 10 noviembre cumplirá 96 años.

El día de la presentación del libro en Errenteria estuvo presente el también histórico, el comunista Marcelo Usabiaga (Ordizia, 1916) miliciano vivo del batallón Rosa Luxemburgo, de quien se imprime una foto en el nuevo libro. “En el batallón estuve solo como mes y medio por una serie de casualidades, pero yo era amigo íntimo de Josetxo Errandonea, hermano de Cristóbal, que eran de Irun de Juventudes Comunistas. De Urkijo no recuerdo mucho, solo que era su ayudante”, rememora una de las figuras más destacadas y menos conocidas de la Guerra Civil en Euskadi y el Estado Español. El próximo jueves, día 30, cumplirá 98 años.

cinturón de hierro Vidas cruzadas las de estos gudaris vivos y la del protagonista del libro que trabajaba en la oficina técnica de fortificaciones dirigida por quien sería a la postre “el traidor por antonomasia, Alejandro Goicoechea, cuando sucedió el episodio de la traición del capitán profesional Pablo Murga que le llevó al piquete de fusilamiento y el mal ambiente hizo decantarse a Jaime por marchar al frente”, valoran.

Urkijo estuvo en la línea del frente en Bizkaia, posición de Markina-Kalamua, visitó Asturias durante el ataque en el frente de la Muela, el monte Oiz, Gernika “con sus escaramuzas posteriores a su bombardeo e incógnitas como la de su afamado puente” de Rentería, la guerra en el frente de Amorebieta (Etxano y el Aramotz), el contraataque “exitoso” a Peña Lemona, del cual fue el artífice, el fortín de Erletxes, el Cinturón de Hierro, la defensa de Artxanda-Santo Domingo y la última batalla en tierra vasca, “el fracaso del Kolitza, hasta la caída de Santander y su complicada evacuación como herido de guerra”.

Jaime sobrevivió a la contienda, se estableció en el exilio en las localidades labortanas de Donibane Lohizune y Hendaia junto a su mujer Eulalia Muñoz con la que se casó “en plena guerra después de un increíble periplo y con sus cinco hijos varones que irán naciendo sucesivamente”, agregan. Allí vivió como refugiado los años de ocupación nazi en los que participó en las redes de la resistencia del paso de la muga.

Fue vecino y socio de Kepa Ordoki en un negocio que montan juntos. Kepa era miembro de ANV y comandante en funciones del batallón del soli San Andrés -en el que estuvo el gudari Moreno- y del batallón vasco de las FFI francesas Gernika. “Compartían militancia sindical, de hecho Jaime sería elegido delegado en la asamblea nacional de ELA-STV en 1945 celebrada en el exilio” y a su vez Jaime redactó artículos en el diario de ANV Tierra Vasca.

En síntesis, concluyen “es una historia real, interesante y absorbente, donde los finales no son alegres, más bien es un recorrido amargo, sangriento, triste. Ya que sobre nuestros personajes va cayendo como una losa el peso del poder totalitario que se va cebando con ellos y los va desgastando día a día, a pesar de su abundante valor, férrea voluntad, compromiso y astucia”.