El velatorio que dispuso Azkuna
Su hijo Alex, sus amigos, sus más estrechos colaboradores en el Consistorio y políticos, con el lehendakari Urkullu a la cabeza, dieron el último adiós al alcalde, que hoy será incinerado en Derio y enterradas sus cenizas en Durango
Bilbao - Fiel a su personalidad y a su irrepetible forma de ejercer la Alcaldía, Iñaki Azkuna dejó dicho antes de morir cómo, dónde y hasta quiénes le gustaría que acudiesen a su velatorio. "Dejó todo atado y bien atado", decía ayer uno de sus amigos. Así que, en cumplimiento de sus últimas voluntades, por el tanatorio de Nuestra Señora de Begoña, en Bolueta, solo pasó un reducido grupo de personas. Estuvieron los más allegados, empezando por su hijo Alex, que en todo momento ha querido preservar al máximo su intimidad. Pero también se acercaron para darle el último adiós sus amigos, sus más estrechos colaboradores y las principales personalidades de la política vasca, con el lehendakari Urkullu a la cabeza. Tras un breve acto religioso en su interior presidido por el obispo Mario Iceta, el cuerpo del alcalde quedó en el tanatorio a la espera de que hoy sea trasladado a Derio para ser incinerado y posteriormente sean enterradas sus cenizas en el cementerio de Durango, donde había nacido hace 71 años.
El primero en llegar a las instalaciones del tanatorio fue el lehendakari Juan José Ibarretxe. Tocado con txapela, fue el único que realizó unas escuetas declaraciones antes de entrar en el recinto funerario . "Vengo a despedir un amigo", dijo, al tiempo que desvelaba que el sábado pasado contactó telefónicamente con Azkuna por última vez. "Estuvimos hablando de lo mucho que habíamos trabajado juntos", señaló, "pero también de que habíamos hecho muchas risas". Ese mismo día el alcalde también charló por teléfono con el periodista de El País, Juan Cruz, que fue una de las pocas personas ajenas al círculo profesional y político de Azkuna que accedió al tanatorio tras llegar desde Madrid. "Nos conocimos hace cuatro años", dijo Juan Cruz, "y desde entonces hemos mantenido una sólida amistad; venía a Bilbao cada cierto tiempo a comer rape con él en La Viña y hablábamos de todos los temas habidos y por haber". Así que el sábado también le llamó el propio alcalde para despedirse. De lo que hablaron escribía ayer Juan Cruz un bonito artículo en su periódico titulado Este barco.
Personalidades Pasada la una de la tarde, llegaba al tanatorio Jon Darpón, consejero de Sanidad del Gobierno Vasco y amigo de Azkuna. Minutos después aparecía Andoni Oleagordia, director del Protección Civil del Ayuntamiento, que se fundía emocionado en un abrazo con Begoña Ibargüen, mano derecha del alcalde durante muchos años en los temas relacionados con el protocolo. Precisamente ella era la encargada de ir recibiendo a los asistentes, entre ellos, Josu Bergara, ex diputado general de Bizkaia y Jon Azua, exvicelehendakari. Con él hacia su entrada en el tanatorio el lehendakari José Antonio Ardanza. Poco a poco iban entrando a las instalaciones Pedro Luis Uriarte, ex consejero delegado del BBVA, Fernando Querejeta, director general de Idom, el alcalde de Sestao, Josu Bergara, el diputado general de Bizkaia, José Luis Bilbao, el portavoz del grupo socialista en el Ayuntamiento de Bilbao, Alfonso Gil y el exconsejero en el Gobierno Ibarretxe y expresidente del PNV, Josu Jon Imaz.
Tal y como estaba previsto, a la una y media de la tarde hacía su aparición el lehendakari Iñigo Urkullu, que venía directo desde Gasteiz de asistir al Pleno del Parlamento Vasco, donde se guardó un minuto de silencio en memoria del hombre que ha regido los destinos del Ayuntamiento de Bilbao durante 15 años. El lehendakari se fundió en un cariñoso abrazo con el periodista Joseba Solozabal, íntimo amigo del alcalde y presentador de Telebilbao. Al mismo tiempo descendían de un coche, Andoni Aldekoa, amigo y estrecho colaborador de Azkuna desde la dirección del Gabinete de Alcaldía del Ayuntamiento. Con él llegaron Begoña Salinas, directora de Bilbao 700 y Pablo Ruiz de Gordejuela, asesor del Consistorio. Directos desde Sabin Etxea, llegaban los máximos dirigentes del PNV, Andoni Ortuzar, presidente del EBB, e Itxaso Atutxa, presidenta del BBB.
Como no podía ser de otra manera, el equipo de gobierno del Ayuntamiento estuvo al completo. Caras compungidas y tristes las que tenían Ibon Areso, Ibone Bengoetxea, Jone Unzueta, Mariano Gómez, Tomás del Hierro, Eduardo Maiz, Sabin Anuzita, Marta Ajuria, Itziar Urtasun, Pilar Muerza, Juan Félix Madariaga y Oihane Aguirregoitia.
Alex, el único hijo del alcalde, llegaba con José Luis Sabas, concejal y amigo de Azkuna, y Alfredo Porto, el fisioterapeuta que ha estado junto a él durante los últimos meses. Entre sus más íntimos colaboradores estuvieron sus dos secretarias, Mertxe y Carmen, que llegaron acompañadas por la mujer de José Luis Sabas. De los medios de comunicación, acudieron el director de Deia, Bingen Zupiria, y el director de El Correo, Juan Carlos Martínez.
El obispo de Bilbao, Mario Iceta, fue el encargado de presidir un breve acto religioso que tuvo lugar en una de las salas del tanatorio. Leyó una lecturas bíblicas y terminaron cantando el Aita Gurea y Begoñako Andra Mari. Todo estaba dispuesto.
Más en Política
-
El Senado lleva a la Fiscalía un posible caso de espionaje parlamentario
-
Exteriores convoca al encargado de negocios de la Embajada israelí tras el ataque a diplomáticos en Yenin
-
EH Bildu se recrea en la tensión de PNV y PSE: "No hay proyecto"
-
Rajoy carga contra Sánchez: "En este momento hay un peligroso déficit de calidad de la democracia"