Donostia. Francia juzga a partir de hoy a siete miembros de ETA por su implicación en el asesinato en Capbreton en 2007 de los guardias civiles Raúl Centeno y Fernando Trapero, tres de ellos por ser los integrantes del comando que perpetró el crimen. Se trata de Mikel Carrera Sarobe, Ata, Saioa Sánchez Iturregui, Hintza, y Asier Bengoa López de Armentia, que podrían ser condenados hasta a cadena perpetua si el Tribunal de lo Criminal de París los considera culpables del delito de asesinato con premeditación.
Ata, al igual que Garikoitz Aspiazu Rubina, Txeroki, tendrá que responder también del cargo de dirigente de una organización armada, el primero por haber estado en el momento de los hechos al frente de la logística y el segundo al frente del aparato militar.
Durante las cuatro semanas en las que se ha programado el proceso se presentarán las pruebas recopiladas por los investigadores de que Carrera Sarobe, Sánchez Iturregui y Bengoa López de Armentia fueron los tres que acribillaron, el 1 de diciembre de 2007, a los dos agentes que trabajaban en el suroeste de Francia en la vigilancia y detección de miembros de la organización armada.
Antes de disparar contra Centeno (que tenía 24 años) y Trapero (23) en un aparcamiento, se habían cruzado en una cafetería de ese mismo centro comercial de las afueras de Capbreton con esos guardias civiles, que habían llegado días antes desde Madrid e iban desarmados para su misión en cooperación con los servicios secretos franceses.
Los dos recibieron impactos de bala en la cabeza. El primero murió en el acto y el segundo quedó gravemente herido, también en el coche de servicio, y falleció cuatro días más tarde en el hospital de Baiona sin haber recuperado el conocimiento.
Los asesinos se dieron a la fuga con el Peugeot 307 robado con el que habían llegado y dos horas después, a cerca de 90 kilómetros de allí, en Haut Mauco, cambiaron a otro coche de la misma marca y modelo sustraído a su propietaria, a la que secuestraron temporalmente antes de abandonarla atada y amordazada en un pinar.
La huida, rocambolesca y accidentada, terminó el 5 de diciembre para Hintza y Bengoa en Chateaunef du Randon, localidad a unos 300 kilómetros del lugar del crimen, gracias a la colaboración ciudadana. La pareja dejó numerosas trazas de su paso en las diferentes fases de esa escapada, así como testimonios de las personas que los vieron.
Unas trazas que iban a vincular con los hechos en particular a "Txeroki", pero también al resto de los inculpados en este sumario: Eider Uruburu Zabaleta, Ibón Goieaskoetxea Arronategi e Iratxe Sorzábal Díaz. Esta última es la única que no se sentará en el banquillo de los acusados, en el Palacio de Justicia de París, ya que sigue en busca y captura.