PAMPLONA. En menos de una semana, Yolanda Barcina ha batido todos los records de profundizar en la crisis de su propio Gobierno. De los ocho consejeros que estaban a su cargo, ahora solo cuenta con cuatro: José Iribas (Educación), Juan Luis Sánchez de Muniáin (que a la cartera de Cultura, Turismo y Relaciones Institucionales ha sumado provisionalmente la responsabilidad en Presidencia, Administraciones Públicas e Interior del expulsado Roberto Jiménez), Marta Vera (que además de Salud dispone de Política Social, Igualdad, Deporte y Juventud de la dimitida Elena Torres), y Lourdes Goicoechea (Desarrollo Rural, Industria, Empleo y Medio Ambiente).
No obstante, oficialmente Álvaro Miranda todavía continúa al frente de Economía y Hacienda y del vacío que dejó el socialista Anai Astiz en Vivienda y Fomento, mientras le buscan los correspondientes sustitutos para ambos departamentos. Todo un lío de unas dimensiones sin precedentes en la etapa democrática de Navarra y al que la ciudadanía asiste con perpejlidad y con el convecimiento de que está administrada por un Ejecutivo agotado.
En este escenario de confusión y recortes generalizados, la presidenta Barcina ha optado por prescindir de Miranda, quien hasta ayer mismo había sido ratificado en su cargo en un nuevo ejercicio de desconcierto de la máxima responsable de la Comunidad Foral.
OTRA VEZ CON NOCTURNIDAD Como sucediera en la madrugada del viernes pasado, cuando comunicó a Jiménez la destitución al filo de las 00.40 horas, la mandataria regionalista repitió la nocturnidad para avisar a Miranda -esta vez en torno a las 00.30 horas- que su etapa en el Gobierno foral, iniciada en 1996, quedaba finiquitada. La excusa para el cese, que por otra parte estaba cantado, es servir su cabeza para tratar de que el PSN, que había convertido al titular de Economía en el foco de sus críticas, le permita salvar su desguazado Gobierno.
No está ni mucho menos claro que la maniobra le vaya a salir bien a Barcina, aunque habrá que esperar al desarrollo de los acontecimientos para ver si efectivamente la salida de Miranda alivia las tensiones con el grupo socialista.
CUATRO NOMBRAMIENTOS Entre tanto, la prioridad de Barcina es recomponer su Gobierno, que se parece bien poco al que tomara posesión el 2 de julio del año pasado, y cuya duración ahora mismo es más que incierta, debido a la situación de minoría parlamentaria en la que se ha quedado UPN.
La jefa del Palacio foral se limitó ayer a confirmar que los cuatro consejeros que trabajan con ella continuarán en sus puestos. "Sí que les ratifico que va a haber cuatro nuevos consejeros, pero no va a haber más cambios". No avanzó, sin embargo, ninguno de los nombres de quienes serán los encargados de suplir a los cesados. "Estoy buscando a las mejores personas, que tienen que ser generosas y con altura de miras", dijo Barcina, que desea tener perfilado su remozado Gabinete "lo antes posible", pero no precisó cuándo harán públicos estos nombramientos.
Barcina solo tuvo buenas palabras hacia Miranda, a quien agradeció su "generosidad y altura de miras". "Ha sido una de las personas que ha trabajado con mayor dedicación en este Gobierno y es un ejemplo de generosidad, trabajo y de honestidad", afirmó Barcina. La presidenta aseguró que la decisión de relevarle en el cargo "se había tomado hace tiempo", pero consideró que "ahora es el momento de llevarla a cabo".