El próximo martes se cumplen 25 años del mayor atentado perpetrado por ETA, en el que murieron 21 personas tras la colocación de un coche bomba en el parking de Hipercor. A Roberto Manrique le llamaron la noche del pasado miércoles desde el Ministerio del Interior para informarle de que tenía billetes de tren para la mañana siguiente, porque la entrevista con Caride Simón, con quien anteriormente había mantenido contactos por carta, se celebraría hoy.
¿Qué pensó cuando recibió la llamada?
Que tenía que hacer la maleta rápido y anular todo lo que tenía previsto para los siguientes días. A las nueve de la mañana partía el tren hacia la capital alavesa.
¿Lleva tiempo preparando este encuentro?, ¿ha meditado las preguntas que le va a hacer a su interlocutor?
La verdad es que no. Yo no he solicitado esta entrevista. Lo hizo el propio Caride, así que supongo que será él el que tenga algo que decirme. Pero sí he preparado algunas preguntas que me han trasladado otras víctimas y personas de la calle. Esas sí se las plantearé.
¿Cuánto tiempo hace que sabía que se produciría este encuentro?
Hace poco que me propusieron el cara a cara, pero en su carta de hace un año, Caride me agradecía que le hubiera dado la oportunidad de mantener un primer contacto. En esa misiva entendí que querría tener un segundo contacto, pero no sabía que sería una entrevista de tú a tú.
¿Por que aceptó estos contactos?
Porque Caride, a diferencia del resto de encausados en su juicio, mantuvo una actitud respetuosa. Mantuvo la mirada al frente y no miró al público, escuchó atentamente, pero en ningún momento se mostró desafiante. Además, en la carta dijo dos cosas que me llamaron significativamente la atención. Una es que reconocía el daño y el sufrimiento causado, y la otra es que tenía predisposición a tratar de manera seria el tema de las víctimas, que hasta ahora ha sido tabú, literalmente.
¿Y que espera de este encuentro?
Personalmente, nada. Yo no lo hubiera pedido por mi cuenta, no lo necesito. Pero creo que él sí. Caride es uno de los impulsores de la línea que se desmarca de los dictámenes de la banda armada. Creo que es una línea que se debe fomentar, por ello no entiendo a quién critica este procedimiento. Estas personas están enfrentadas a la cúpula de la banda y hay que apoyarlas para que sigan este camino.
Sin embargo, tiene usted muy claro que no le va a tocar.
No. No quiero ni darle la mano, es cierto. Caride ha matado a 24 personas, no quiero tener ningún contacto físico con él.
Le llueven las críticas por aceptar este encuentro. Sobre todo de las asociaciones de víctimas que usted ha presidido.
Sí, pero las personas que me critican por esto lo hacen por todo lo que hago. No entiendo que nadie pueda juzgar estos pasos. Si yo puedo hacer algo para que este proceso avance, lo haré. Cuando veo manifestaciones que piden que no se acerquen los presos de ETA, me pregunto por qué. ¿Acaso no quieren que esto acabe?
¿Cree que habría que dar más peso a la opinión de las víctimas?
Depende de quién las represente. Las asociaciones actuales representan a víctimas, claro, pero no nos representan a todos. Yo me alejé de ellas cuando vi que primaban intereses que no eran los de las propias víctimas. De la AVT me invitaron a irme porque denuncié que se estaba politizando. A nosotros el tema político nos daba igual, luchábamos por los derechos legislativos, económicos, médicos, etc.
¿Qué les queda a la víctimas tras sufrir un atentado?
Nos queda el reconocimiento social y la indemnización. Nada más.
¿Qué pensó cuando, el pasado octubre, ETA hizo público el comunicado en el que anunciaba el cese definitivo de su actividad?
Que ya era hora. Que llevamos muchos años esperando esto y que, aunque sabemos que será un proceso largo y lento, será el definitivo. Siempre llevo encima el texto del comunicado, así como la carta de Caride, y otros muchos documentos. Es importante llevarlos encima porque en cualquier momento los puedo necesitar.
¿Para qué?
Por si la gente me pregunta, para poder explicarlo todo. La gente no sabe muchas cosas, y si lo explicas, con la documentación en la mano te entienden.
¿Confía en que esta vez es la definitiva?
Pienso que cuando ETA hace público un comunicado en el que argumenta, en su línea pero argumenta, y declara que ha decidido cesar la actividad armada es que algo ha cambiado de verdad. Además, antes se podía decir que ETA mandaba en Batasuna, y ahora se puede ver claramente cómo la política camina sola y firme. Los pasos de la izquierda abertzale son irreversibles.
¿Y qué opina de las voces que alertan sobre una posible escisión?
Creo que algunas son interesadas. Hablamos de una banda que lleva 50 años matando, no van a cambiar de un día para otro. Supongo que habrá gente dentro que no estará de acuerdo con el fin ni con los pasos que se den, pero creo firmemente que son una minoría. Es cierto que hay intereses, disputas de poder dentro de la organización, negocios, temas familiares, etc. No será un proceso sencillo.
¿También espera que pidan perdón?
Yo creo que cada miembro de la banda debería actuar como individuo y pedir perdón a sus víctimas. Leí unas entrevistas que les hicieron a Alza y a Gisasola en las que decían que los presos debían empezar a pensar por sí mismos y no esperar a que las órdenes les vengan desde la cúpula. Estoy totalmente de acuerdo con ellos y esto es lo que hay que fomentar.
Algunas víctimas comentan que no pueden decir todo lo que piensan. ¿Es su caso?
No es que no puedas decir todo lo que piensas, pero sí te guardas sentimientos. Se darán pasos políticos, penitenciarios y legislativos que nos dolerán a las víctimas, pero es parte del proceso. Muchos somos conscientes de que decir en voz alta ciertas cosas puede entorpecer el desarrollo de los acontecimientos, por ello cuantas menos piedras pongamos nosotros mismos, mejor.
La semana que viene se conmemoran los 25 años del atentado de Hipercor. ¿Cómo lo vivirá usted?
Estaré en Madrid atendiendo a los medios de comunicación, no estaré en Barcelona.
¿Cree que estos homenajes no sirven para nada?
Sí sirven. Sirven a las víctimas para saber que hay memoria y que no se olvida lo que pasó. También les sirven a los interesados que buscan la foto. Yo no quiero encontrarme allí con las mismas personas que me dijeron hace unos meses que cerraban la oficina de atención a las víctimas de la Generalitat porque no era una prioridad.