Voces hacia el final del túnel
LA ÚLTIMA PELÍCULA DE QUEREJETA Y ORTEGA, PRESENTADA AYER EN EL ZINEMALDIA, AHONDA EN EL FIN DEL CONFLICTO VASCO
ELIAS Querejeta (productor, guionista e impulsor del proyecto) y Eterio Ortega (director) han cerrado su trilogía sobre el conflicto vasco. La serie, iniciada con Asesinato en febrero y continuada con Perseguidos, concluye ciclo con Al final del túnel, cinta producida por Alberto Rojo. Un documental, este último, que aborda, desde el ámbito del soberanismo, el fin del ciclo de violencia política en Euskal Herria. Una recopilación de testimonios, de voces provenientes de diferentes sensibilidades del nacionalismo vasco, con un nexo en común: esta vez sí, se ve luz al final del túnel.
La presentación en sociedad del filme se celebró ayer en Donostia, en el marco del Zinemaldia, en un acto que congregó a diversas personalidades de la arena política guipuzcoana. Así, asistieron los dos máximos cargos institucionales que ostenta la coalición Bildu: el diputado general de Gipuzkoa, Martin Garitano, y el alcalde de Donostia, Juan Karlos Izagirre. La portavoz de Aralar en el Parlamento Vasco, Aintzane Ezenarro, tampoco se quiso perder la cita.
LOS TESTIMONIOS
Las caras del conflicto
La cinta, que discurre a un ritmo pausado aderezada por una excelente fotografía a la que se prestan los paisajes de Euskal Herria, incluye los testimonios de Kepa Pikabea, preso de ETA comprometido con el proceso de paz, que acudió ayer al estreno otros dos reclusos, Carmen Gisasola y Andoni Alza. También prestan su voz la compañera de Pikabea, Maite Goizueta; Cristina Sagarzazu, viuda del ertzaina Montxo Doral, asesinado por ETA en 1996; Edurne Brouard, hija del dirigente de la izquierda abertzale Santi Brouard, asesinado por los GAL en 1984; Juan Karlos Ioldi, exactivista de ETA que pasó 16 años encarcelado; y Sabino Ayestarán, sacerdote y catedrático de la UPV.
La película arranca con una presentación personal de los protagonistas. Pikabea fabrica una pelota, una de sus pasiones, mientras su compañera Maite viaja hacia Iparralde, trayecto que realizaba varias veces al mes cuando Kepa estaba detenido en el Estado francés; Brouard pasea por el puerto de su Lekeitio natal, Sagarzazu vuela en avioneta sobre Gipuzkoa y Ioldi pasea por los parajes que más añoraba durante su estancia en prisión.
"Habría que empezar a hablar de muchos errores y equivocaciones que he cometido en la vida. El pensar que la libertad de mi pueblo está por encima de toda dignidad humana me ha marcado mucho. Afortunadamente, me he dado cuenta de mis errores", arranca Pikabea. Entiende, además, que los logros políticos se podían haber logrado sin violencia.
Su compañera, Maite, rememora los años en los que recorría miles de kilómetros cada semana para visitar a su pareja, encarcelada en el Estado francés. Entiende que, al ser parte del conflicto, tiene que aportar algo a la solución: "¿Para qué tanto sufrimiento?".
Ioldi, mientras, también da por liquidada la estrategia político-militar: "La herramienta ya ha dado todo lo que tenía que haber dado". Además, el exactivista de ETA entiende que la izquierda abertzale, a lo largo de su trayectoria, ha acertado a conectar con la sociedad vasca, ha acertado en sus objetivos políticos, aunque ahora les piden que prescindan de la vía militar. Respecto a su paso por la cárcel, Ioldi responde seguro: "Sí ha merecido la pena, estamos a poco de conseguir nuestros objetivos políticos".
Brouard también ve cerca el fin, aunque entiende que la normalización llevará su tiempo. "Si puede ser, llegaremos al perdón y la reconciliación. Si no puede ser, sin perdón, por lo menos llegaremos a la convivencia normalizada", explica.
Sabino Ayestarán, por su parte, se muestra cauto, ya que no ve posible la reconciliación hasta dentro de "bastantes" años: "Va a costar mucho. La historia dejará muy claro que ETA ha destrozado la juventud vasca. Las consecuencias de esto... Tenemos para rato todavía".
Por último, Sagarzazu incide en la otra cara del conflicto, y en la necesidad de resolverlo como algo prioritario. Entiende que, en el otro lado, la gente tiene que estar "hasta el gorro", punto difícil de asumir porque "ellos también se han jugado mucho". "Encima, no le pases por las narices el tema de los vencedores y los vencidos, ya está bien, ya hemos tenido suficientes problemas durante 40 años. Vamos a arreglar un problema, y ya está", razona.
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