ex profesor y alcalde de etxebarri
Donostia. "Cuando iniciamos la andadura, nos auguraban seis meses. Entonces se me ocurrió convocar a los casi 70 funcionarios a una reunión y les dije: "Hay vaticinios por ahí que nos dan seis meses, pero quiero que las cosas se hagan de una manera, porque ahora manda el ciudadano. Hay que darle la mejor respuesta, en el menor tiempo posible con la mayor sonrisa"".
Casi 20 años después, el alcalde de Etxebarri reconoce que esta filosofía "ha tenido algo de efecto, que la gente reconoce un mayor espíritu de servicio y una mayor afabilidad. También influye que los que estemos aquí seamos los primeros en llegar y los últimos en irnos".
De su experiencia ha aprendido a distinguir persona y puesto: "La gente no suele saber distinguirlas. Todo el mundo acude al alcalde intentando sacar algo de provecho para sí. Te tienes que marcar una línea y saber distinguir, porque el que resulta que pensabas amigo te viene y, si no le das, se borra".
Tras cinco victorias en las urnas, hay quien empieza a pensar que a la agrupación La Voz del Pueblo no le quedará mucho: "Un chico nos dijo que todo lo hacíamos bien y todo nos salía bien. En el debate, yo le respondí que morir de éxito es muy bonito. Lo mismo me dijo el diputado general, "todo lo haces bien?". Y yo digo que no, que esto es como el producto de la huerta: hay que trabajarlo mucho, regarlo, cuidarlo bien, quitarle las malas hierbas y luego vender el producto. No me preocupa tanto morir de éxito sino que, en la medida en la que las cosas salen bien y la gente está contenta, delega en ti y se preocupa menos. Si las cosas van bien, la ciudadanía no se mueve. La gente se reivindica ante la necesidad".