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"He sentido una sensación de indefensión en el juicio, pero ahora tengo razones para pensar que seremos absueltos"

Siete largos años de incertidumbre que está a punto de concluir. El jesuita y periodista Txema Auzmendi, procesado en el 'caso Egunkaria', se muestra optimista de cara a la sentencia que dicte el juez de la Audiencia Nacional Javier Gómez Bermúdez en las próximas semanas

"He sentido una sensación de indefensión en el juicio, pero ahora tengo razones para pensar que seremos absueltos"Javi Colmenero

Donostia. La acusación popular, que ejercen la asociación Dignidad y Justicia, y la Asociación de Víctimas del Terrorismo, piden 14 años de cárcel para Txema Auzmendi en el sumario principal y, 26 años y 32,5 millones de euros en la pieza económica. El periodista, ex secretario del consejo de administración de Egunkaria, está acusado de integración en ETA, como los otros cuatro procesados. A la espera de conocer el veredicto final, desgrana los muchos sentimientos que le han provocado estos siete tortuosos años.

¿Cómo ha vivido estos días de juicio y con qué sensación salió el miércoles de la Audiencia Nacional tras quedar visto para sentencia?

Por un lado, con una incomodidad interior, ya que sentarse en el banquillo de los acusados cuando no tienes ninguna conciencia de ser un delincuente te produce una sensación extraña y dura. Y por otro lado, con una gran paz sabiendo que no he cometido ningún delito. En cualquier caso, la sesiones se hacen largas y es verdad que durante el juicio tienes una sensación, no de temor, pero sí de falta de control, de indefensión total, sobre todo, cuando ves cómo los guardias civiles decían cosas que son mentira y no puedes intervenir. Sientes una gran impotencia. Y cuando concluyó la vista oral, sales con la sensación de incertidumbre, de no saber que ocurrirá. La Audiencia Nacional no es un tribunal corriente.

¿Qué le ha parecido la actuación del juez Javier Gómez Bermúdez?

El juez Bermúdez yo diría que ha tenido un gran respeto con nosotros, nos ha dejado responder a todo lo que nos han preguntado los abogados sobre malos tratos, torturas, sobre cómo surgió el periódico. Esto último era muy importante para nosotros, el que le pudiéramos transmitir lo que nos motivó profundamente hace veinte años para impulsar el periódico y qué supuso también este proyecto para la sociedad, para la cultura vasca y para el mundo euskaldun. El trato no sólo ha sido correcto, sino de respeto.

¿Es optimista de cara a la sentencia?

Más que optimista, tengo esperanza. Nuestro mayor temor y preocupación era si el fiscal iba a mantener su solicitud de sobreseimiento o iba a modificar su postura por las presiones que pudiera recibir, los cambios de opinión en el gobierno políticamente porque no sé qué ocurre en Euskal Herria..., la Audiencia Nacional no es un tribunal normal, es una judicatura en muchos aspectos muy politizada y, por lo tanto, la preocupación existía. Cuando corroboramos que el fiscal mantenía su postura, fue un alivio, no por mí, porque vayan a descubrir no sé qué cosas que no has hecho, pero sí porque la posición era clara. En este sentido, ahora sí tengo razones para pensar que podemos salir libres. Aunque sigo temiendo que después de siete años de proceso judicial, un periódico cerrado y las graves acusaciones que se nos imputan, no seamos todos absueltos y alguno de los cinco tenga que pagar pena de cárcel.

Deben ser duros estos últimos días de incertidumbre, sólo pensar la posibilidad de entrar en prisión...

Sí, sí se te pasa por la cabeza ese pensamiento. Luego depende de la situación de cada uno, en qué momento de tu vida estás, psicológicamente, afectivamente, si tienes familia o no... Son muchos los ingredientes que influyen a la hora de abordar ese pensamiento. Aunque para todos pensar que puedes entrar en prisión es duro, en mi caso, al estar soltero, sacerdote, el haber estado en la cárcel y haber vivido con presos durante muchos años en una casa en Donostia, no me supone un trauma. De algún modo, está asumido, no me agobio, pero tampoco sueño con ello (sonríe). Intento no darle vueltas.

¿Se esperaban tantas muestras de apoyo y solidaridad por parte de la sociedad vasca?

Frente a la injusta situación que hemos vivido, hemos logrado mantener el ánimo gracias al apoyo tan manifiesto no sólo de familiares, amigos o gente cercana, sino de la sociedad. Ha habido un gran respaldo desde autoridades, instituciones, sindicatos, partidos, etc. Yo creo que eso no se da normalmente.

¿Durante estos siete largos años de proceso judicial se ha sentido en algún momento señalado o decepcionado con alguna actitud?

Yo, particularmente, no he sentido ningún desprecio. Pero sí me ha dolido la actitud de algunas personas del PSOE de las que esperaba más moralmente. Así como del PP no he esperado ninguna muestra de solidaridad y ha habido más bien silencio, por parte del PSOE al final ha habido movimientos y declaraciones, pero me han decepcionado algunas personas de las que esperaba algo más. Yo entiendo que la política es la política, y cuando se tienen cargos, hay muchas obediencias que se tienen que atender. Pero desde la ética, si entiendes que la situación que atravesamos es injusta y no lo manifiestas, moralmente es decepcionante y duro.

Precisamente, en el juicio se incidió en que el entonces vicelehendakari, el socialista Ramón Jáuregui ayudó a que el Gobierno Vasco, liderado entonces por Ardanza, contara con representación en el consejo de administración de Egunkaria

Puede ser. En este sentido, es importante destacar cómo influye la política en algunos estamentos judiciales. Cuando se produjo la operación policial en 2003 contra Egunkaria gobernaba Aznar y el fiscal veía delito. Cuando volvió el PSOE al gobierno, cambiaron los fiscales. Desde 2006 hasta el pasado miércoles, la Fiscalía de la Audiencia Nacional ha solicitado el sobreseimiento de la causa por falta de pruebas.

¿Tras esta dura experiencia, ha cambiado su visión respecto al funcionamiento de la Justicia?

No tanto. Por un lado, no sería justo hablar de la Justicia en general. En la Justicia española habrá unos tribunales que funcionarán mejor o peor, porque tienen más o menos recursos, habrá jueces con mayor o menor calidad, según su formación, etc. Pero la Audiencia Nacional sí tiene una historia, nace cuando se cierra el Tribunal de Orden Público. Y tengo que decir que lo que yo pensaba de la Audiencia Nacional, se ha corroborado, a pesar de que nuestro caso es una excepción, ya que es el único caso en la Audiencia relacionado con el terrorismo en el que el fiscal pide el sobreseimiento. Pero viendo cómo se han comportado los guardias civiles, que hablaban con total tranquilidad, que ellos mismos habían preparado las pruebas periciales, habiendo errores de traducción... Si no es por la posición clara del fiscal, nos encontraríamos en una situación de impunidad y desamparo.

¿Cree que una sentencia favorable a Egunkaria

Por supuesto, una sentencia favorable será bueno, pero no resolverá el problema de falta de consenso político, que aún está sin resolver, en torno a la normalización del uso del euskara.

Es imposible reparar los daños personales y el periódico Egunkaria

La sentencia puede ser absolutoria para los cinco procesados sin camino para indemnizaciones o puede que alguno de nosotros tengamos que pagar pena de cárcel. La indemnización se calcula en 60 millones de euros. Hay daños que no podrán repararse, pero hay trabajadores, accionistas, etc. que salieron perjudicados y a ellos se les tendría que indemnizar.

Lo cierto es que a la acusación popular no se le pedirá cuentas aun si la sentencia no les es favorable.

Que haya unas asociaciones populares que puedan acusar a alguien o a un grupo y tenga razones y pruebas para ello es algo razonable, pero que ellos puedan hacer acusaciones tan graves y después a nosotros se nos absuelve, todos los gastos que hemos tenido, ¿no tendrían que pagar estas asociaciones algo? No sé, estas asociaciones reciben dinero público, del Gobierno, etc. Ellos pueden irse tan tranquilos, sin pagar nada, sin ninguna responsabilidad y nosotros siendo inocentes, hemos soportado siete años de proceso judicial. A mí me parece una gran injusticia.

¿Cómo ha sido la relación con la parte acusatoria?

Con el abogado de la Asociación de Víctimas del Terrorismo, mejor que con la letrada de Dignidad y Justicia. Al menos, él el último día de juicio nos deseó a mí y a Martxelo suerte, pero el trato de ella fue, a mi juicio, más ingrato. Yo me dirigí a ellos para comentarles que me sorprendía que después de todo lo que habían escuchado durante el juicio no les hubiera tocado ninguna fibra, que eso demuestra que no tienen misericordia, no saben lo que es la humanidad.

Además de la sociedad vasca, también han recibido muestras de solidaridad de fuera de Euskadi.

Sí, muchas. Estamos muy agradecidos. El último día del juicio, por ejemplo, hubo un grupo de apoyo de Madrid que nos hizo una despedida. Nos invitaron a cenar en una casa ocupada en un ambiente muy humano y con un gran calor humano. Algo espléndido.

Se dice que de toda experiencia mala, se saca siempre algo positivo. ¿Qué ha prendido de esta dura travesía judicial?

Yo diría que te ayuda a conocer limitaciones y también aspectos positivos de ti mismo que no conocías. Es verdad que también a veces puede salir desesperación o un intento de suicidio, porque no sabes hasta dónde te lleva esta situación, como ha habido en nuestro entorno. Por otro lado, se ha fortalecido la relación de amistad que ya existía entre nosotros (los cinco procesados), la relación humana ha sido grata. En cuanto a los sentimientos, yo he conseguido no dejar lugar a que crezcan sentimientos de venganza, pese a la gravedad de lo sucedido.