Azpeitia. Jaione Uria, hija de Inaxio, lanzó tres preguntas a "esa parte de la izquierda abertzale que todavía no es capaz de condenar los actos sanguinarios de ETA": "¿Hasta cuándo vais a continuar reclamando unos derechos mientras negáis los de los demás? Nosotros sufrimos diariamente la tortura de ETA porque no podemos volver a abrazar a nuestro padre y marido que tanto queríamos. ¿Por qué no condenáis los asesinatos de ETA? ¿Hasta cuándo vais a seguir indiferentes ante los asesinatos?".

Estas interrogantes formaban parte del segundo de los tres mensajes que la familia Uria-Aramendi quiso trasladar el día del primer aniversario del asesinato del empresario. Los otros dos fueron dirigidos a ETA y a la sociedad vasca en general. A los primeros les recordó que "el pueblo vasco" los rechaza, al tiempo que exigió a la organización terrorista que "deje de matar para siempre": "Utilizáis las pistolas y las bombas para conseguir vuestros objetivos, al igual que lo hicieron Franco y los nazis".

Los familiares pidieron a la sociedad vasca que "haga una profunda reflexión sobre la barbarie que vivimos", ante la que les exhortó a que "nunca" sean "inmunes al virus asesino de ETA […]. No podemos cerrar los ojos ante la tragedia que está sufriendo este pueblo y menos aún ante el dolor de las víctimas".

Para evitar nuevas, los agentes de seguridad habían tomado Loiola minutos antes del mediodía. Faltaba más de una hora para que comenzara el acto de homenaje a Inaxio Uria, pero las autoridades llegaron con bastantes minutos de antelación.

Además del lehendakari, que tenía un acto en defensa del euskera a las 12 horas en el Santuario, la presidenta del Parlamento Vasco, Arantza Quiroga, los tres diputados generales de Gipuzkoa, Bizkaia y Álava -Markel Olano, José Luis Bilbao y Xabier Agirre-, varios consejeros del Ejecutivo de López como Idoia Mendia, Iñaki Arriola, Rodolfo Ares o José Antonio Pastor, la presidenta de las Juntas Generales, Rafaela Romero, o el presidente de Eudel, Jokin Bildarratz, se sumaron a los ciudadanos que desde media hora antes de la hora prevista para el inicio del acto se acercaron al monolito.

Un año después "Un hombre que daba trabajo a todo kixki". Algunos azpeitiarras hablaban sobre Uria en los mismos términos que hace un año: "Sigo sin creérmelo. ¿Cómo es posible que un hombre que dio el pan, que dio de comer al pueblo, acabara así?", se preguntaba un jubilado que, pese a la lluvia, había decidido salir a caminar antes de acudir a la concentración.

Los ciudadanos respondieron al bando del alcalde, Julian Eizmendi. En un DIN A3 amarillo, el texto se podía leer en paredes del barrio. También en uno de los pilares del edificio que alberga la sede de Altuna y Uria, de donde hace un año salió con dirección al bar Kiruri.

Personalidades Establecimiento que ayer bien podía ser la cafetería del Parlamento. Además de las autoridades citadas, fueron muchos los representantes de los diferentes partidos políticos los que quisieron apoyar a la familia Uria.

Entre ellos, ex lehendakari, Juan José Ibarretxe, el presidente del EBB, Iñigo Urkullu, el del GBB, Joseba Egibar, el presidente de los populares vascos, Antonio Basagoiti o el de los guipuzcoanos, Borja Sémper, la parlamentaria de Aralar, Aintzane Ezenarro, el secretario general de EA, Pello Urizar, el coordinador general de EB, Mikel Arana o el presidente de Hamaikabat, Iñaki Galdos.

También acudieron Maixabel Lasa, directora de Atención a las Víctimas del Gobierno Vasco, Josu Puelles, hermano del inspector de la Policía asesinado por ETA en Arrigorriaga en junio, el director general de EiTB, Alberto Surio, o el presidente de Adegi, Eduardo Zubiaurre.

La que prefirió no estar fue la viuda de Uria, Manoli Aramendi, aunque sí acudió a la misa que se celebró a las once de la mañana en la Basílica de Loiola.

La familia comunicó que no llevará a cabo más concentraciones como las realizadas hasta ayer. Para el recuerdo de Inaxio Uria quedan en pie el monolito con la virgen de Olatz esculpido por su hermano Imanol y las flores, velas y escritos anónimos que cuelgan de la farola inmediata adonde cayó Uria.

Desde "un trabajador" que recuerda cómo Uria le hizo hueco en la plantilla de empleados de la empresa sin ninguna prueba de acceso ni ningún impedimento, a otro anónimo que exclamaba qué le habían hecho a Inaxio, pasando por una cita del sacerdote Luis Ugalde: "Hay momentos en la historia que son tiempos para el coraje y los principios y no de cálculos sobre la propia comodidad".