"A Esteban Gaubeka no le llamo Gallo y, aunque la gente me apode Gallito en Armintza, él nunca me dice así. Es de la cuadrilla de mi tío y es como mi hermano mayor”, recita Jagoba Madariaga (Armintza, 2000). Era apenas un niño cuando el veterano palista ganó su primer Campeonato de Euskadi de Parejas, en 2008 en el Club Deportivo, y Esteban le regaló esa txapela. Ahora goza de una situación privilegiada en casa de Madariaga. Está enmarcada junto a varias fotografías de su vida con el profesional. Este sábado se verá las caras con su ídolo y amigo en la final del Bizkaia Open de pala en el frontón Bizkaia de Bilbao, a partir de las 17.30 horas.

“Lo cierto es que si tuviera que pensar en un partido soñado sería este. Juego con Iñaki Urrutia, que es del pueblo, contra nuestro ídolo e Iker Gordon, seleccionador de Bizkaia cuando gané el Grabni, como zaguero rival. No se puede pedir más”, reflexiona Jagoba. “Es un partido muy especial. Llevo toda la vida con Esteban. He llegado a salir de la mano cuando era un niño y le hacían un homenaje”, recita el joven palista aficionado.

 

Y es cierto. Jagoba siempre ha formado parte del ecosistema de las gradas del frontón. Siendo adolescente susurraba a Gaubeka qué cosas veía bien y mal de su juego. Esteban le llevaba en su coche a los partidos. Son más que maestro y pupilo. “Fíjese, he heredado hasta alguna de sus manías”, describe Madariaga. 

Innpala lleva dos campañas consecutivas contando con el joven vizcaino para reforzar su plantilla durante el Bizkaia Open, que une a los pelotaris de la firma con aficionados, y a la segunda ha sido la vencida. Ha mezclado a la perfección con Urrutia, el palista más destacado de la competición. “Nos conocemos bien. Me apoya y me da confianza. Me deja jugar tranquilo. Me ha dicho que cuando tenga pelota, me la juegue. Me da libertad. Su consejo es que vaya a rematar sin miedo”, revela Jagoba, quien recuerda también las palabras de Seve Arzelus, seleccionador estatal de pala: “Nos comentó que las finales no son para disfrutarlas, son para luchar y darlo todo. Es lo que voy a hacer. Saldré a por todas, a sufrir”. “Me tomé esta oportunidad como una opción para mejorar y ha salido bien. He logrado llegar a jugarme la txapela”, argumenta el delantero enrolado en el club Puertas Bamar.

Madariaga augura una final del Open “muy dura”. Los precedentes así lo atestiguan. De hecho, el pasado viernes se cruzaron en el último encuentro de la liguilla de semifinales. Gaubeka y Gordon se llevaron el gato al agua por 3-10, 8-10, 10-6, 10-7 y 10-3. “Será una cita equilibrada. Es fundamental la gestión de los nervios”, asevera Jagoba, quien admite que con 22 años ha jugado “bastantes finales” y sabe qué se pone en juego. “Suelo ser bastante tranquilo en este tipo de situaciones. Lo que más me cuesta es dormir la noche anterior. No es tanto nerviosismo como ganas de que llegue el día de partido y salir a la cancha”, concreta el aficionado. 

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Tres armintzarras en la cancha

Así las cosas, se espera una entrada importante para la cita de este sábado en el frontón Bizkaia. “Somos cuatro pelotaris de la misma zona. Gaubeka, Urrutia y yo venimos del mismo pueblo y de tres generaciones distintas. Va a haber muy buen ambiente en las gradas”, finaliza Madariaga. El Gallito tiene un sueño: la txapela.