Javier Urriza sumó este pasado sábado su octava txapela del Campeonato de Remonte Individual. El frontón Galarreta de Hernani volvió a ser el escenario donde el navarro firmó otra final para el recuerdo. En frente, se encontró con el hernaniarra Barrenetxea IV, que le venció en la última edición y que en esta ocasión no pudo repetir txapela. Urriza, a sus 41 años, se encuentra a tres triunfos del más laureado de la historia, Koteto Ezkurra, que cuenta con once.

Ocho txapelas en once años y cada una con sus peculiaridades. ¿Qué ha tenido de especial esta última?

La de este año no sé si es la que más ilusión me ha hecho de todas. Ha estado llena de dificultades, los rivales cada vez están más preparados y cada año es más difícil todavía. Al principio del campeonato tenía muchas dudas a nivel personal sobre si iba a ser capaz de estar a la altura. Con todo esto, me conseguí colar en la final de manera directa. Cara a la final, una sobrecarga en el isquio y el pelotazo en la muñeca me dieron muchas dudas. Finalmente, la pude disfrutar con muchas garantías y ha sido una final muy trabajada. La tuve que preparar muy bien en el plano físico junto a Seve Arcelus y con Ibai, el preparador, le hemos metido muchas horas. Ha sabido como la que más.

El rival a batir en la final era Barrenetxea IV, contra el que perdió la txapela de la temporada pasada. ¿Cómo afrontó esta final ante un rival que le conoce a la perfección?

Uno de los grandes méritos de esta txapela es que me he enfrentado a una gran versión de Endika Barrenetxea. El año pasado ya me había ganado y era otra de las dificultades. Yo iba preparado para luchar contra la mejor versión de Endika y, al final, así fue. Conseguí dar un buen nivel en una final muy igualada y fueron los pequeños detalles los que hicieron que la txapela cayera de mi lado. Fue un gran partido y ganar así, ante un gran rival, sabe aún mejor.

Ver que podía ir superando esos problemas físicos y esas dudas también sirvieron de motivación.

Sí, la verdad es que sí. Me conseguí meter en la final ganando los tres partidos de liguilla, en parte, por mérito mío entiendo, pero no vimos la mejor versión de nuestros rivales. Sabíamos que Endika es un pelotari experimentado, que ya me había ganado y que iba a dar un gran nivel en la final. Puede ser que a otros les cueste dar más nivel en las finales, pero sabía que Endika está capacitado para eso. Estaba mentalizado para sufrir hasta el último tanto y así tuvo que ser.

¿Pudo hablar con Barrenetxea IV después de la final?

No tuve mucho tiempo entre entrevistas, fotos y demás; coincidimos poco en el vestuario. Somos buenos amigos fuera de la cancha y lo poco que pudimos comentar es que había sido un buen partido, me dio la sincera enhorabuena. Estábamos contentos por haber peleado una vez más.

Está a tres txapelas de las once de Koteto Ezkurra. ¿Se ve con ganas de intentar alcanzarle?

No, no. Siempre digo lo mismo y es que Koteto es el número uno de la historia y tiene unas cifras que para nada me veo capaz de igualarlas. Ha sido un grandísimo esfuerzo pelear por esta octava txapela y hay que valorar en frío y con más calma si me lanzo a intentar una txapela más. El torneo individual requiere una preparación importante, es un torneo exigente, tanto física como mentalmente, y ahora mismo después de esta final me he quedado vacío. Tendría que encontrar la motivación y estar dispuesto a hacer un gran sacrificio.

En tres semanas arranca el parejas. ¿Esta txapela te ha dado un plus para afrontar estos nuevos compromisos?

Las txapelas son gasolina, la mejor energía junto con las derrotas que hacen ponerte las pilas. Tengo ganas de afrontar nuevos retos y con la idea de disfrutar y saborear esto que ha sido un grandísimo esfuerzo. Voy a tratar de ser competitivo.

El sábado estaba ganando la txapela y dos días después en Praga por motivos laborales. ¿Cómo ha llegado a conseguir el equilibrio entre remonte y profesión?

A base de organización y constancia. Me toca viajar bastante por tema de trabajo, pero son cortos e intento organizarme para sacar un ratito en el día para hacer la tarea de preparación física. Está claro que aquí no puedo hacer frontón, pero en cuanto vuelvo trato de recuperar el tiempo. A veces se hace cuesta arriba porque los viajes son cansados, e incluso te planteas si merece la pena o no, pero cuando llegan retos como este y sale todo bien te llena de energía. Seguiremos hasta que se nos acabe la chispa.

Mencionaba a los que vienen pisando fuerte. ¿A qué remontista le ve madera de txapeldun?

Tanto Ansa como Endika Barrenetxea son dos referentes que van a estar ahí un montón de años. Tienen nivel para ganar todas las txapelas de aquí en adelante. Juan Enea está también a un nivel muy alto, viene gente joven también como Loitegi que tiene mucha progresión. Hay varios que vienen a dar mucha guerra.

En 2007 cambió de la pala al remonte, quince años después se ve que fue una gran elección.

Es increíble. El cambio fue hacer una prueba de un año para ver si daba buen nivel y tratar de llegar algún día a competir con los Zeberio, Koteto o Lizaso. El sueño era jugar estelares y no solo eso, han venido títulos importantes y las expectativas se han superado con creces.

¿La adaptación fue algo innato o a base de no parar de entrenar?

Aquí no hay secretos, todo es trabajo, entrenamientos y meter horas. Y rodearse bien. Tuve la suerte de que siempre Seve me ha asesorado muy bien, en esa época Kike Elizalde se volcó en los entrenamientos para que nos ayudara en la progresión. Tampoco hay que irse abajo. Al principio fue difícil, muchas derrotas hasta coger el nivel, pero había que seguir.