mikel González es un pelotari con un sueño. El vizcaino se bate el cobre en el trinkete, modalidad extraña en Hegoalde, con pose de forastero en los frontones de Iparralde. Él mismo lo dice, que, algunas veces, tiene que esperar a que le llamen para jugar. Así, en los últimos seis meses, apenas había pisado la cancha de blanco. Una rémora que él mismo admite, pero que nunca ha sido una excusa a la hora de meterse en harina para el Super Prestige, competición a la que entró con invitación y en la que ayer mismo disputó la semifinal en Donibane Garazi. El delantero no pudo perpetuar su ilusión ante Peio Larralde. El de Hazparne es el más determinante de la especialidad y el campeón del mano a mano de Francia y del Super Prestige en curso.

A Mikel González se le cercenó ayer el sueño de alcanzar la final de la competición al caer por 40-33 en Garazi frente a un contrincante que estuvo a merced del vizcaino a pesar de erigirse como el mejor trinketista de la actualidad. El berriztarra se cobró cara la derrota y, según sus propias palabras, hizo “el mejor partido” de todo el torneo, en el que, comenzando desde lo más bajo de la escalera, ya había tumbado a Olçomendy, Guichandut, Ximun Lambert y Bixintxo Bilbao. El berriztarra, invitado de lujo, fue un dolor de cabeza para los locales y estuvo a punto de apear al campeón a base de un ritmo endiablado.

Hasta ese instante, el inicio estuvo decantado para González, que comenzó buscando las cosquillas a un adversario que debutaba en la edición ya en semifinales como cabeza de serie. Comenzó con un contundente 9-0. Así las cosas, el de Berriz impuso una velocidad alta para incomodar la pegada de su rival. Le funcionó el plan, pero el de Iparralde supo aguantar el vendaval. Quizás fue esa su mayor virtud. A González, pese a disputar la semifinal del Super Prestige ante un as, fue capaz de aguantar hasta el tanto 30.

Igualó Larralde con el 30-30 y se pudo escapar. La suerte le sonrió. Un par de yerros del vizcaino dieron aire al de Hazparne, quien acabó concretando la remontada. Mikel González se despidió del Super Prestige con las botas puestas, con un 40-33 que significa un puñetazo en la mesa del trinkete. El berriztarra reclama un hueco en la elite de la modalidad. Mientras, Larralde se disputará la txapela con Battitta Ducassou.