donostia. "Tengo buenas sensaciones", analizaba ayer Aimar Olaizola tras pegarse una paliza con Oinatz Bengoetxea en el frontón Bizkaia de Bilbao. El delantero de Goizueta, quien entrenó el pasado miércoles para tomar contacto con las capuchas termoplásticas, parece estar retomando de nuevo la cara a a la final del acotado, aunque especula con volver el martes para "hacer una prueba más fuerte". Y es que, el delantero, de cara al envite por la txapela del Cuatro y Medio, está llevando los tiempos de la recuperación con mucho celo. Si bien en su primera sesión en el emplazamiento pelotazale bilbaino el manista compartió sesión junto a su hermano y botillero Asier Olaizola, en un entrenamiento en el que apenas tocó pelota "entre el uno y medio y el dos"; ayer, junto al delantero de Leitza, Olaizola II pudo ejercitarse "entre el cuatro y el cinco", por lo que la mejora del dedo corazón de su mano izquierda parece evidente.

No obstante, la capucha que los galenos han dado al delantero aún no le permiten tocar "bien" la pelota, el manista declaró que va mejorando y mañana "o el martes" volverá a hacer una prueba más "fuerte" en la que saldrá de "dudas".