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Cuerpo y mente en armonía

Las lesiones han respetado a Aitor Zubieta por primera vez en su carrera profesional y el extrovertido zaguero de Etxarri Aranatz ha aprovechado la ocasión para luchar por la que sería su primera txapela.

Cuerpo y mente en armonía

Sólo la confianza ha permitido a Aitor Zubieta alcanzar su cénit como pelotari. Un tema puramente mental, pero aderezado por la tregua que le ha dado su cuerpo. Acosado por los problemas físicos en sus primeros años como profesional, el zaguero de Etxarri Aranatz ha encontrado la liberación definitiva en la presente edición del Parejas, en la que se ha hecho importante. Cuerpo y mente en armonía. Por eso es finalista.

La ilusión ha sido la bandera de Zubieta. Desde siempre. Desde que dio sus primeros pelotazos en Uharte Arakil, pasando por los que conectó en la escuela de su localidad natal de Etxarri Aranatz y los que han seguido desde que en enero de hace seis años disputase su primer encuentro como profesional en el frontón Labrit de Pamplona. Nunca le ha faltado la ambición, pese a que su proceso de formación siempre ha estado trastabillado por dolencias físicas.

Pero nada ha cambiado nunca el carácter de Zubieta. Ni sus problemas de manos cuando arrancaba una prometedora carrera profesional. Ni los dolores en el hombro izquierdo. Tampoco esa rotura parcial del ligamento cruzado anterior de su rodilla derecha. La lesión se produjo el 28 de agosto, a escasos cuatro meses para que el Campeonato de Parejas arrancase. Por aquellas fechas, el zaguero navarro tenía entre ceja y ceja ganarse un puesto para tomar parte en el torneo. Sabedor de que la obsesión no le ayudaría, se encomendó a su ilusión y buscó soluciones. Evitó el quirófano, ya que pasar por una mesa de operaciones le habría condenado al ostracismo en una competición para la que finalmente encontró plaza. Y Zubieta ha aprovechado su oportunidad en compañía de su buen amigo Xala.

Pero para llegar a la cima se hace necesaria una comunión perfecta entre el cuerpo y la mente. Con las lesiones en el olvido, Zubieta se centró en la cuestión espiritual. "Ahora sé que no tengo que ir a darle con todo siempre, sé elegir". Y por eso ha marcado la diferencia. Son muchos los que coinciden en señalar que el zaguero etxarriarra dispone de la derecha más violenta del cuadro profesional. No sólo ahora que es finalista, sino desde siempre. "Zubieta siempre ha tenido garrote", aseguran desde el club de su Etxarri Aranatz natal. "Lo que ocurre es que antes le daba sin control". Y por ahí se encuentra la mejora que ha catapultado el rendimiento y la carrera de Zubi.

Con el cuerpo sano, la mente organiza mejor toda su actividad. Y así lo ha interiorizado el zaguero navarro, que sabido acoplarse de maravilla al estilo de juego de Xala, un delantero con una enorme clase, pero al que le cuesta una eternidad asumir responsabilidades. Al contrario de lo que le ocurre a su joven compañero. Zubieta ha sabido controlar toda la potencia que su diestra puede imprimir en cada pelotazo y ha dotado a Xala de ese carácter abierto que el etxarriarra desprende dentro y fuera de la cancha. Las lesiones le han respetado por primera vez en su carrera y Zubieta lo ha agradecido con una regularidad que le ha bastado para auparse hasta su primera gran final. Si las manos, el hombro, las rodillas, en definitiva, su cuerpo, se lo permiten, no será la última.

Y para seguir aspirando a más títulos, Aitor necesitará del apoyo incondicional de los suyos, que son unos cuantos y algunos de ellos muy jóvenes. Su coqueteo con la elite no le ha apartado de sus obligaciones. O más bien de sus inquietudes por enseñar a los chavales de su pueblo y de los alrededores algo más del complicado juego de la pelota. Porque así le ocurrió a él cuando otro ilustre etxarriarra, Oskar Lasa, se erigió en uno de sus guías. Zubieta considera que la familia y los amigos son los grandes tesoros que con más cariño guarda. El deporte que tanto ama es otra cosa que, en la actualidad, le ha colocado en el disparadero. Le ha convertido en una figura equilibrada que nunca olvida su humilde procedencia.