A la manifa con el kit
Pedimos que las decisiones sobre la salud animal se tomen bajo un criterio veterinario y no administrativo
La manifa de los vetes. Participé el pasado miércoles en la pacífica y educada manifestación de los veterinarios y muchos simpatizantes con sus mascotas, en la plaza de Pío XII, delante de la Subdelegación del Gobierno. Habrá más movilizaciones.
Nunca nos habíamos juntado tantos compañeros, la mayoría, de animales de compañía, aunque también vinieron algunos de grandes e incluso alguna inspectora de mataderos, de las que toman muestras para comprobar, entre otras cosas, la ausencia de medicamentos en la carne.
Pretendíamos llamar la atención del plano ministro de Agricultura sobre la necesidad de modificar la normativa que regula la distribución, prescripción, dispensación y el uso de medicamentos veterinarios, como ocurre en otros países de la Unión.
Exigíamos una moratoria en la aplicación de la comunicación obligatoria a través de la plataforma Presvet de los antimicrobianos recetados a los animales y su valoración.
También pedimos la flexibilización de la normativa para permitir la venta al por menor de medicamentos a los animales a cargo del veterinario, para beneficio del propietario y, por último, rebajar el IVA aplicado a sus servicios, el 21%, porque no se trata de un artículo de lujo.
Llamamos la atención también de la ministra de Sanidad porque los veterinarios estamos legalmente reconocidos como profesionales de la salud, por lo menos desde 1904, a pesar de que nos excluyeran de la gestión de la zoonosis que causó la pandemia del covid-19 y sus posteriores reconocimientos. Lideramos la lucha contra las resistencias a los antimicrobianos desde 2014, habiendo reducido un 70% su uso en animales, frente al 13,5% en personas, porque nos implicamos en la salud pública y no sólo en el control alimentario desde el origen, la granja, hasta el final, la mesa.
Entendemos necesario y lo practicamos, el control del uso de los antimicrobianos, pero estamos convencidos de que existe otro sistema que permita la recogida y evaluación de datos sobre su venta y uso, de manera indirecta, a través de los distribuidores de medicamentos y no de unos veterinarios privados a los que se “funcionariza” en sus despachos privados, obligándoles a usar una base de datos de la Administración.
Con la normativa actual, que toma lo que son recomendaciones de la europea como obligaciones, se restringe el acceso a los tratamientos completos de los animales, lo que supone poner en peligro su estado sanitario y bienestar, por lo que reclamamos que las decisiones sobre la salud animal se tomen bajo un criterio veterinario y no administrativo.
El presidente del Gobierno, Dr. Sánchez Pérez-Castejón, debería saber que las mascotas y el ganado también votan. Eso sí, de momento, indirectamente. Tiempo al tiempo. Ese tiempo que no quiere hacernos perder, presentando unos presupuestos en el Congreso. Detallazo por su parte.
Kit de supervivencia
Parece que nos van preparando para que asumamos el incremento de gastos militares. Recuerdo con añoranza aquello de De entrada no. Hábiles campañas de mentalización. Ya sólo faltan las marchas militares en los medios desinformación: Banderita, Las Corsarias, El Novio de la Muerte…Confieso que, conduciendo, especialmente después de comer, suelo escucharlas, ante la estupefacción de mis acompañantes, aunque algunos musicólogos comparen la música militar con la justicia ídem, descalificando ambas.
No es una barbaridad eso de tener en casa unas linternas y pilas, algunas conservas, agua, vino bueno y txakoli. Medicamentos de uso diario o esporádico, papel higiénico, si queda en el súper, y preservativos. Sí, porque en estas situaciones de alarma se suelen desatar las pasiones y esa del segundo, tan recatada ella, puede convertirse en una ninfómana que quiere recuperar en tres días el tiempo perdido en veinte años de rezos, novenas y contriciones.
Otra justificación oculta, cuando parece que lo de Ucrania está en vías de solución, a pesar de los políticos europeos, puede ser la que se avecina en Oriente Medio, y no me refiero a la Franja de Gaza.
Irán
The Wall Street Journal anunciaba que Israel estaba considerando atacar las instalaciones nucleares de Irán en 2025 y Netanyahu afirmaba no tener dudas de que iba a acabar con Irán, con la ayuda de su amigo Trump, mientras descargaban en el puerto israelí de Ashdod un cargamento de bombas pesadas MK-84, autorizado por Trump, después de que le dieran largas los anteriores presidentes.
Esta semana, EEUU ha declarado “zona de exclusión aérea sobre la isla de Diego García hasta el 1de mayo”, según el sistema de Avisos para Misiones Aéreas (NOTAM). Esa pequeña isla, situada en el océano Índico, alberga una base militar secreta de EEUU, de gran valor estratégico para el Pentágono.
Tres aviones de carga C17, diez aviones cisterna de reabastecimiento aéreo y unos cuatro bombarderos furtivos B-2 Spirit han llegado a la base de Diego García. Los B-2 Spirit son los únicos capaces de transportar la megabomba antibúnker GBU-57 Massive Ordnance Penetrator (MOP), un artefacto guiado, de precisión, de 14.000 kilos, capaz de penetrar en la tierra a más profundidad que cualquier otra bomba existente.
La semana pasada se ordenaba al portaviones USS Carl Vinson dirigirse al mar Rojo.
Por si la combinación de los factores anteriores no fuese suficiente, recordemos que el pasado 7 de marzo Trump anunció que “algo podría pasar muy pronto” relacionado con su intención de impedir que Irán pueda tener armas nucleares.
Toda esta información contrastable se introduce en una coctelera, se agita vigorosamente, y a preparar el kit que nos sugieren la Ursssula y el Macron, por si acaso.
Yo sigo preparando la Diplomatura en Estado Mayor, por correspondencia, con la ayuda de un amigo brigada que toca el bombardino en la banda del cuartel.
Hoy domingo
Habas y guisantes. Bacalao al horno con patatas panadera. Fresas y naranja. Blanco Castillo de Monjardín. Agua del Añarbe. Café y petit fours de Vidaurre de Olite.