Sostenibilidad. La palabra fetiche para todo político que se precie ha saltado al sector primario, donde no acostumbran a retóricas ni paños calientes. Sostenibilidad, sí, pero primero, la económica, lo dijo sin ambages Iñaki Goenaga, el presidente del sindicato ganadero Enba en su asamblea anual del pasado 26 de enero. 

Para que los europeos podamos seguir vendiendo productos manufacturados y los animalistas duerman tranquilos, los agricultores deberán transigir con la importación de naranjas de Sudáfrica, tomates y verduras de Marruecos, carne de Brasil o miel de Argentina, producidos con sistemas que, en Europa, están prohibidos hace tiempo y cuyas alternativas encarecen el precio final.

Decía el francés (bretón) vizconde de Chateubriand, más conocido por el solomillo al que le dio nombre que por sus memorias de ultratumba, que “los que hacen revoluciones a medias solo cavan su tumba”. 

Los agricultores, soliviantados en buena parte de Europa, retiran los tractores de las carreteras sin alcanzar los objetivos que se propusieron, asumiendo como buenas las promesas verbales. Deberían preguntarse: ¿cuántas veces nos tienen que engañar para que desconfiemos?

Bonokela

En la carta de los restaurantes del país vecino suele figurar una nota comunicando al cliente que todos los productos que se ofertan son de procedencia francesa. Mentira podrida. En Euskadi, que somos más serios, no hacemos eso.

Precisamente, en aquella asamblea de profesionales agrarios la dicharachera consejera Tapia anunció la aparición de los bonos de ayuda para la adquisición de carne que nos retrotraen a épocas pretéritas de cupones de racionamiento o, de más reciente factura, a los exitosos bonos culturales. 

La medida no ha gustado en amplios sectores productores y comercializadores porque la subvención a la compra se circunscribe a los despachos de Euskal Okela, los únicos que comercializan carne de vacuno procedente de caseríos vascos, sometidos voluntariamente a programas de control de bienestar, manejo y alimentación que asegura un producto de calidad superior. Un modesto apoyo a la ganadería familiar.

Entendiendo el cabreo de aquellos ganaderos y carniceros no adscritos a la entidad certificadora, no atisbo otro sistema que garantice la procedencia y calidad del producto para beneficiarse de una ayuda pública temporal.

Osakidetza

El candidato Pradales mantiene que se volcará en solucionar los problemas de Osakidetza. Unos días más tarde, “Imanol”, como pide que le llamen, comentaba que había acudido a su centro de salud con su hija y que salió muy satisfecho por el trato y resultado de la consulta. Más o menos por esas fechas me sometía a una segunda intervención quirúrgica en el Hospital Amara, con la misma satisfacción, en este caso. Nunca he dudado de la profesionalidad y conocimientos del personal sanitario e incluso de su amabilidad y corrección en el horario laboral. Casi siempre aciertan, pero a veces fallan, como fallamos el resto de los profesionales y entonces, si se puede, se repite.

Viendo la cantidad de camas con pacientes aparcadas en aquella sala o hangar, previa a los quirófanos, a primera hora de la tarde, se percibía una sensación de actividad organizada, similar a la de una cadena de montaje, aunque en lugar de chasis de vehículos se tratara de hernias a reducir o vesículas y uréteres a desatascar. Alguien controlará la productividad y rentabilidad de las inversiones en los recursos. Y si encima los resultados son los esperados, es normal que todos salgamos encantados.

Cuando la ciudadanía suspende la gestión de la sanidad pública vasca o la aprueba “por los pelos”, se refieren a la Atención Primaria, los centros de salud –antes ambulatorios– con sus demoras para ser atendidos, y a los Puntos de Atención Continuada (PAC) o urgencias, y a las listas de espera en asistencia hospitalaria.

Las buenas intenciones de Imanol, por lo demás con apariencia de persona solvente, con la gestión de Osakidetza, pasan por aplicar diferente enfoque a la transparencia y a la comunicación, y la sustitución de la cúpula directiva por auténticos gestores profesionales, sean médicos o no. De lo contrario, su deseo no dejará de ser un brindis al sol en un día nublado. Sería bueno que escuchara opiniones técnicas, sin prejuicios ideológicos, ajenas a la burbuja que, hasta ahora, ha influido en la gestión sanitaria. Muy difícil. Casi imposible.

Tentación

En épocas preelectorales, los partidos contratan empresas asesoras en materia de imagen y comunicación para envolver con atractivo papel de regalo al candidato y sus mensajes, orientándole en la forma de vestir, caminar o expresarse. La asistencia a la Tamborrada donostiarra, a los carnavales de Tolosa o a las procesiones guipuzcoanas, para resaltar su presencia, con unas declaraciones rotundas, que ocupen espacios en los medios.

En Osakidetza comienzan a adjudicar sus destinos a los que superaron la OPE de 2018. Seis años, seis, para corregir los exámenes. Quizás hayan estado esperando a las sentencias por presunto fraude en algunas especialidades. Siguiendo tradicional costumbre, cuando de la judicatura se trata, coincidirán en plena campaña electoral, si son condenatorias a la Administración, aunque ésta poco tenga que ver y el asunto se ventile con los jefes de servicio. Para enmerdar, como dicen los catalanes, con la venia de García Castellón.

Igual que la serpiente enseñaba la apetitosa manzana a Eva (Génesis 3:1) con las aviesas intenciones que supimos después, la tentación para los gurús estribaría en simular, con un mensaje adecuado dirigido a un público profano, que se contratan más profesionales cuando, en realidad, lo único que se hace es regularizar la titularidad de las plazas, que pasan a cubrirse por quienes superaron la oposición.

Hoy domingo

Alcachofas y espárragos. Merluza al horno, patatas panadera. Manzana asada. Agua del Añarbe gran reserva. Café y petit fours.