l 14 de abril de 1931, a primera hora de la tarde, la gente se amontonaba en torno al número 4 de la calle Garibay para ver cómo izaban la tricolor desde el Centro Republicano. Llegaba la República y, con ella, se abría un nuevo tiempo no solo para la ciudad sino para el conjunto del Estado. Se viviría el primer régimen democrático de la historia de este país.

Los avances son incuestionables, el papel de la mujer con su derecho al voto conseguido en octubre de 1931; el sistema educativo con sus misiones pedagógicas instalando bibliotecas hasta en los pueblos más recónditos, porque la cultura era la base fundamental en la batalla ideológica para una democracia plena; los derechos sociales y laborales...

¿Pero cómo iban a permitir que esto creciera? Los poderosos, las oligarquías, incluida la Iglesia, ¿cómo iban a permitir que las clases populares, que los nadie pudieran tener derechos y libertades?. Cinco años de avances sin igual que serían cercenados por la fuerza con un golpe de Estado que daría paso al más absoluto horror, la desaparición sistemática de mujeres, hombres y niños que por el hecho de haber defendido la democracia y la libertad fueron salvajemente torturados, asesinados, violentados, expulsados de sus casas y de su tierra. La larga sombra del fascismo no solo vivió impune durante 40 años de dictadura con el beneplácito de Europa y Estados Unidos sino que dejó atado y bien atado un relevo que continuó durante cuarenta años más mirando para otro lado.

Si en algo nos debe mover la conmemoración del 90º aniversario de la República ha de ser en el reconocimiento a la entrega y valentía de todos los que dieron su vida por la democracia y la libertad, porque los derechos de hoy son la conquista de aquellos que dieron su vida entonces. Somos parte del hilo rojo de la Historia que hizo de la batalla cultural la base para crecer como sociedad, y quienes pensaron que matando a Lorca, a Miguel Hernández, o expulsando al exilio a Machado, Alberti o María Teresa León iban a acabar con las ansias de libertad no sabían que su lucha y entrega serían la semilla que iba a alimentar los valores republicanos que hoy miles y miles seguimos enarbolando. Ondeamos la bandera de la democracia y el socialismo. Ese también es el objetivo de esta conmemoración. Empujar en la construcción de la Tercera República, una república plurinacional, solidaria, de libre adhesión, construida sobre las bases del feminismo y el socialismo, con unos servicios públicos de calidad para que todas las personas tengan garantizados derechos básicos para tener una vida digna.

El 14 de abril de 1931 Clara Campoamor se paseaba por las calles donostiarras ondeando la bandera de la libertad, la bandera republicana. Varios meses más tarde, ella conseguiría el 1 de octubre de ese mismo año en el Congreso el derecho al voto para las mujeres. La dictadura nos arrebató los derechos conquistados, nos encerró en nuestras casas y nos esclavizó. Hizo de las mujeres pobres sirvientas para los oligarcas. Fue y sigue siendo el mayor ataque a la libertad y la igualdad que consiguió el fascismo. Campoamor hoy descansa en nuestra ciudad, una ciudad que debería ser símbolo de los avances en derechos de todas las mujeres. Sin embargo, hoy la lacra de la violencia machista continúa. Nuestros derechos siguen siendo vulnerados, sufrimos desigualdad y pobreza.

Hoy, en la antesala de aprobar una Ley de Memoria Democrática, es tiempo de acabar con el silencio y la impunidad. Es el momento de garantizar verdad, justicia y reparación. Donostia, al igual que el resto de instituciones locales, tiene el deber de recuperar todas las víctimas, apoyar las exhumaciones en fosas que pueda haber en el municipio, así como dar asistencia en la exhumación de todas las víctimas donostiarras que se hallan en Cuelgamuros. El ayuntamiento cuenta con testimonios recuperados de víctimas del franquismo. Ese trabajo, además de permitir conocer la verdad, debe ser útil para garantizar justicia a las víctimas, y es por ello por lo que el Ayuntamiento ha de buscar las vías para incorporar esos testimonios a la querella argentina además de personarse en los juzgados locales. Por eso hoy, además de ser un día para la memoria, es un día de impulso en las políticas públicas para la reparación de las víctimas.

Este 14 de abril es un día de memoria y reivindicación, de lo que fueron, somos y serán. Se cumplen 90 años del primer sistema democrático en el país. Es tiempo de que llegue el segundo, una nueva república.

Concejala de Ezker Anitza-IU en el grupo municipal Elkarrekin Donostia