onfieso que el cuerpo me pedía referirme a la prevista explosión de la "Burbuja del pintxo donostiarra", adelantada por el SARS-CoV2 y la consiguiente crisis de la hostelería, sus legítimas y, a mi juicio, solo en algunos casos, justificadas demandas de ayuda a las administraciones y al peligro de instrumentalización de su lucha, por quienes en Euskadi son hábiles en la mezcla de sentimientos y reivindicaciones: autovía de Navarra, movimiento antinuclear, incineradora de Zubieta, vertedero de Zaldibar, o el Topo, por citar solo algunos ejemplos. Un pionero del medioambientalismo en Euskadi y socio del Amaika, me pide una reflexión sobre la COVID-19 y los visones. Me había prometido no hablar más del virus ante la eclosión de expertos en virología, epidemiología y ciencias afines, pero entro a la franela una vez más. Manu sabrá disculparme la cita taurina. Antes, el abrigo de visón se le regalaba a "la otra". Ignoro cómo está ese asunto en la actualidad.

Desde este mismo diario, el 1 de junio, hacíamos mención a la detección del virus en cuatro granjas de visones en Holanda y en otra en Teruel, afectando a un centenar de personas entre trabajadores y familiares directos y, añadíamos, se ignoraba, el sentido de la infección, de animales a personas, zoonosis, o de personas a animales, antropozoonosis. Semanas más tarde, la veterinaria Marion Koopmans, de la Facultad de Veterinaria de Utrecht, en un trabajo a falta de revisión por pares, confirmaba la transmisión del coronavirus de los visones a las personas, aislando la secuencia del genoma completo del virus y comprobando que siempre coincidía con la que presentaban los visones de las granjas, pero diferentes a las que presentaban las personas infectadas de la región, concluyendo la existencia de transmisión humana-animal-humana, fijando el inicio de las infecciones en el visón. No han podido documentar la vía de entrada del virus en las granjas, pero dejan abierta la posibilidad de que podría estar ocurriendo lo mismo con otras especies de granja, los conejos, por ejemplo, es decir que visones y otras especies se conviertan en reservorios del virus a futuro.

El sacrificio de miles de pequeños carnívoros de apreciado pellejo tanto en Holanda como en Teruel, y la correspondiente ruina del sector productor, ignoro si hubo ayudas públicas para el sector damnificado, pasó desapercibido para los medios, más preocupados por hacer subir las acciones de las farmacéuticas, ante la inminencia de la aparición de la vacuna que seguiremos esperando pacientes, con periódicos e intencionados sobresaltos, hasta finales de 2021 o mediados de 2022, antes, sin embargo, del pacto político necesario para hacer frente al problema, que lo veo imposible. Y sin embargo es muy necesario.

Ahora es en Dinamarca, principal productor mundial de pieles de visón, con más de mil granjas, especialmente en la península de Jutlandia del norte, donde han sacrificado 17 millones de ejemplares, una vez que se ha confirmado la mutación del virus SARS-CoV2 ligada a visones que ha afectado al menos a 200 personas, lo que ha obligado a confinar a toda la ciudadanía de la región durante cuatro semanas, cerrando la hostelería, suspendiendo actos culturales y deportivos. Los colegios permanecen abiertos. Están realizando pruebas PCR a 280.000 personas.

Hemos comentado con anterioridad que los virus no son seres vivos, por lo tanto, no se multiplican, se replican, y tienen otra diabólica particularidad, pueden mutar. Pues bien, en las granjas danesas se han detectado cinco variantes del SARS-Cov-2 y una de ellas exhibe una menor susceptibilidad a los anticuerpos de múltiples individuos con infecciones pasadas en relación con el virus no mutado, lo que puede significar, que una futura vacuna sería menos efectiva contra la infección por estas variantes. Dicho queda. El jueves pasado, el Ministerio de Agricultura de Suecia confirmaba, un brote de coronavirus entre visones en la región de Blekinge (sur) que afecta a diez granjas.

El pasado 23 de octubre, en un documento elaborado por el Grupo Asesor de Amenazas de Virus Respiratorios Nuevos y Emergentes (Nervtag), se confirmaba la evidencia de la mutación, registrada como Y453F, un cambio en el codón 453 de una tirosina por una fenilalanina -perdón por la pedantería- descrita tanto en visones en Holanda como en personas en Dinamarca y no profundizo más porque, habiendo estudiado Genética con el insigne profesor D. Isaías Zarazaga, no ha sido mi especialidad profesional y mucho menos a estos niveles, pero puede ser un toque de atención para los expertos, si los hubiere, tengo mis serias dudas, en la nefasta gestión de esta crisis, caracterizada por una absoluta falta de transparencia y exceso de verborrea política a todos los niveles, con ausencia de equipos multidisciplinares e independientes para asesorar a la sociedad, a excepción de Asturias y Galicia, lo que genera incertidumbre y trae como resultado la falta de apoyo social en las medidas restrictivas adoptadas y las que -nos amenazan en tono grave, pretendiendo acojonar, que no convencer-, podrían adoptarse en un futuro próximo.

Y termino con Ignacio López-Goñi, ese biólogo pamplonés que iba para veterinario pero se enredó con la microbiología y ahora es catedrático y gran divulgador, que acaba de publicar Preparados para la próxima pandemia, dedicado a las familias que no pudieron despedirse de sus seres queridos. Nos advierte que las próximas navidades y los meses siguientes serán tristes, de postguerra, y los que lo saben, no lo quieren decir, por eso deben darnos más miedo la gestión política que el propio virus.

Doctor en Veterinaria