uando comenzaron a llegar noticias sobre la abstención, en las sedes de los partidos saltaron todas las alarmas. Donde más fuerte sonaban fue en Sabin Etxea, sede del Euzkadi Buru Batzar (Consejo Nacional) del PNV. Andoni Ortuzar e Iñigo Urkullu solo superaron las horas de tensión cuando se fueron confirmando los resultados. A algunos, la escena les recordaba la noche electoral de mayo de 2001. Pero, diez días después, las cosas parecen calmarse, aunque lo que viene necesitará de mucho temple y poca demagogia. Para que no nos olvidemos, la prensa afín a Podemos (El Diario y Público) ya ha comenzado la campaña electoral para las próximas elecciones, digo yo que será para eso.

En el análisis de lo ocurrido, echaré mano de la ayuda del buen criterio de dos amigos y una amiga. Uno de ellos, que atesora la sabiduría que corre por el cauce del Urola, decía: "Fuimos a votar tras 121 días de bombardeo mediático sin parangón en la historia en la que se metió el miedo hasta el tuétano. Todavía hay miles de vascos que no se atreven a salir de sus casas por miedo a morir, las interminables homilías de Sánchez y los héroes de Osakidetza que vociferaban en las puertas de los hospitales han creado un clima cuasi irrespirable. HB (Bildu) se encargó desde el primer minuto de plantear una falsa ecuación, salud o economía, y optaron por querer parar todo, lo cual tiene su predicamento: Estos protegen la salud por encima de los intereses económicos del PNV. Y la última semana de campaña tuvimos mala suerte con el foco de Ordizia y la manipulación bastarda de su alcalde, no estuvimos muy acertados cuando se amenazó con sanciones a los positivos que fueran a votar".

"Hemos vivido una de las mayores manipulaciones demagógicas con el vertedero de Zaldibar", sigue mi amigo. "Con alcaldía de HB Bildu, departamento del PSOE, dueño amigo de Arriola... el PSOE agazapado y todas las hostias para el Partido. Llevamos más de 120 días con más de 100 operarios trabajando en la búsqueda de dos cuerpos, con más de doce millones de euros de gasto realizado en una empresa privada. Hemos sucumbido a esta asquerosísima manipulación. Es cierto que HB donde mejor se mueve es con las basuras".

"Tenemos un grandísimo reto por delante", concluye. "Este año, faltarán 4.000 millones en los ingresos de las haciendas vascas (sin contar Nafarroa). Esto no se parece a la crisis de 1983, ni a la de 2008. ¿Cómo lo afrontamos? ¿Volviendo a cargar en las espaldas de la juventud mejor preparada el peso de esta crisis? ¿Como se hizo con la devaluación de los salarios a partir del 2008, sin tocar nada a los jubilados? ¿Sin tocar apenas a los funcionarios? ¿Recurriendo solamente a deuda? ¿Manteniendo la misma política de vivienda para que la juventud no pueda abandonar la casa de sus padres? ¿Sin enfrentarnos a los sindicatos? En función de lo que hagamos, tenemos PNV en el poder para varias décadas. Y así volviéramos a insuflar ilusión en el partido, con más facilidad".

El otro buen amigo, este desde la Llanada alavesa, también aportaba su siempre acertado punto de vista: "Podemos estar razonablemente satisfechos porque seguimos siendo partido cosechadora. En las peores situaciones, la gente nos ve como fiables. Pero, y el pero es con mayúsculas, esta crisis nos ha afectado mucho. Gente que se movía por nosotros no lo ha hecho esta vez, algunos por miedo y otros por cabreo. Si se llegan a mover y hay un 5% más de participación, nos hubiésemos ido a 34 o 35 y Bildu se hubiese quedado en 19 o 20. En realidad, leyendo los movimientos del eje de los que se proclaman izquierdas y los que dicen que somos de derechas, yo que Bildu me preocuparía. En 2016, sumados Bildu y Podemos les sacábamos solo en Bizkaia 15.600 votos. Esta vez, 29.000".

"Nos ha faltado también prestar más atención a los problemas emocionales que ha generado la pandemia", continúa. "Estábamos muy centrados en los asuntos puramente epidemiológicos, pero los emocionales hay que tratarlos también. El que acierte en eso va a ganar un montón de puntos. Si no te metes ahí, te robotizas y eso aleja a la gente. Hay que hablarle a la gente con sinceridad y empatía sobre ese sufrimiento, hay que hablar del propio, porque creo que nos ha faltado hacer entender a la gente lo que han vivido los que estaban al frente de la crisis, solos y criticados por todos y hay que reforzar el sistema de salud en lo que se refiere a salud mental (€) Personalmente, otro tema que creo que nos ha perjudicado es el buenismo. Mucha gente mayor asustada se ha sentido completamente desprotegida por la permisividad con el tema de las no mascarillas, fiestones, etc. Creo que en las próximas semanas hay que poner orden ahí por dos razones. La primera, epidemiológica y de salud. Así vamos de cabeza a otro confinamiento. La segunda, porque mucha gente mayor necesita creer que sigue existiendo la autoridad".

La euforia de Bildu resulta como poco curiosa. Así lo resalta mi amigo el de la Llanada: "Bildu echa cohetes, pero no tiene por qué. Siguen sin captar nada nuevo que lo que alguna vez han tenido y que se fue a Podemos o a los jóvenes que entran por primera vez a votar y que luego se marchan de allí en cuanto tienen que pagar facturas. Su única esperanza es la grieta de confianza a la que me refería antes y se van a poner a trabajarla. Pero si se leen los resultados con calma, hay que constatar que tienen un suelo sólido, pero también un techo que les limita y que jamás van a superar mientras sigan en su actual discurso catastrofista y antinosotros (PNV). Para ellos, con esta participación, ver que no nos caíamos ha sido un gran disgusto. Así lo constaté hablando con algunos apoderados suyos que, espantados, decían que contra nosotros había poco que hacer. Los más conscientes, como tenemos que hacer nosotros, lo celebrarán, pero non tropo".

Mi amiga, que pernocta a orillas del Bidasoa y conoce muy bien el mundo en que se mueve, le dio un espectacular repaso a una eufórica Maialen Iriarte tras el discurso de la noche electoral: "Y terminamos por hoy... Los valores que EH Bildu representa son los valores que van a traer el cambio para empezar a construir un nuevo país...", decía Iriarte. Mi amiga cree que debemos ponernos serios: fuera soflamas. De un lado, Euskadi no es una falacia a la espera de que venga nadie y la redima; y, de otro, EAJ lleva construyendo país, con responsabilidades de gobierno -primera fuerza una y otra y otra vez- desde hace 40 años, por ceñirnos únicamente al tiempo post-dictadura, franquista digo; ese tiempo en el que, mientras tanto, sus mayores de usted, Sra. Iriarte, jaleaban las acciones de ETA -dictadura donde las haya- o se sometían en ella. El terrorismo de ETA, y usted lo sabe a pesar de que ahora toque hacer como que no, ha supuesto además de un horror desde cualquier perspectiva humana y personal, la principal rémora, un lastre demoledor, para el desarrollo, el avance de Euskadi como sociedad y como nación... ¿De qué valores nos habla? ¿De qué nuevo país? Tengan la dignidad de llamar a las cosas por su nombre y, llegado el caso, los conversos a la cola. Que a algunos, y algunas, ya les vale...". Mi amiga durmió toda la noche de un tirón.