…Y Gipuzkoa innova”. Este era el titular de la crónica publicada en NOTICIAS DE GIPUZKOA el 19 de enero de 2008, en la que se recogía el acto de entrega de los premios “Haize Berria”, que, en su segunda edición, estaban dirigidos a reconocer el esfuerzo innovador de tres entidades guipuzcoanas cuando el concepto como tal de la innovación formaba más parte de un objetivo estratégico como territorio que de una realidad consolidada y palpable como es en la actualidad.

Una de esas entidades galardonadas fue BIC Gipuzkoa por su labor en favor del emprendimiento y el impulso de empresas innovadoras de base tecnológica. Su directora general, Marisa Arriola, recibió el galardón de manos de Cristina Garmendia, que, tres meses después, fue nombrada ministra de Ciencia e Innovación por el entonces presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero.

De aquel primer galardón que recibió el equipo de BIC Gipuzkoa, –que sigue trabajando con el mismo entusiasmo, ilusión y pasión desde que nació en 1993–, y que con orgullo lo tenían expuesto en la recepción de la primera sede de la entidad en el parque tecnológico de Miramon, a la reciente concesión de la Medalla de Oro de Gipuzkoa a su directora general, Marisa Arriola, han transcurrido nada menos que 16 años.

En ese periodo de tiempo, BIC Gipuzkoa ha sido el eje del emprendimiento y de la innovación de Gipuzkoa mediante la gestación, impulso y consolidación de más de 533 empresas de base tecnológica y de alto nivel añadido. De BIC Gipuzkoa han salido empresas que hoy son líderes en el mundo, como Wavegarden, una empresa formada por ingenieros guipuzcoanos que están construyendo parques de olas artificiales para la práctica del surf y otros deportes en los cinco continentes; Multiverse Computing, que es una de las referencias mundiales de la ingeniería cuántica; Biotech Foods, dedicada a la producción de carne cultivada o Quimatryx y un buen número de compañías más con un gran peso en el mundo de las biotecnologías y de la salud. Por este motivo, Gipuzkoa puede considerarse como uno de los territorios europeos que destacan por su emprendimiento científico y tecnológico con alto valor diferencial.

Gracias a actores de la importancia de BIC Gipuzkoa y su conexión con el mundo de la universidad, la formación y la empresa, así como todos los agentes especializados en el impulso tanto básico como aplicado de la I+D+i, Gipuzkoa ha creado un ecosistema que está provocando la creación de empresas deep tech, es decir, compañías que desarrollan soluciones disruptivas basadas en el uso de tecnologías profundas vinculadas a la ciencia o ingeniería avanzada para dar respuesta a problemas globales. Fruto de esa actividad es la creación de un potente sector biotecnológico, formado por un total de 124 empresas y que dan empleo a 1.893 personas y que se ha conformado como un foco de atracción de talento e inversión extranjera.

Un ejemplo de ello, es la entrada del fondo de EEUU, especializado en la producción de vectores virales, Ampersand Capital Partners, que se hará con el 52% de la empresa donostiarra VIVEbiotech, dedicada al desarrollo y fabricación de vectores lentivirales para el tratamiento de diversos trastornos como cánceres hematológicos y enfermedades raras, mediante una ampliación de capital a la que destinará 15 millones de euros, mientras que los restantes 25 millones, en los que se conforma la inversión total, se destinarán al desarrollo y crecimiento de la compañía a escala global.

La participación de Ampersand en VIVEbiotech, que cuenta con una plantilla de 150 personas, es muy importante, porque va a suponer la expansión de la compañía donostiarra y acometer la producción a gran escala de vectores virales que se utilizan en ensayos clínicos y donde cuenta ya con grandes clientes en Europa, Estados Unidos y Asia.

VIVEbiotech no es una desconocida para unos precursores del desarrollo de la terapia génica como es Ampersand, ya que su relación data del año 2016, cuando un directivo de este fondo de inversión especializado en el sector de la salud, visitó las instalaciones de la compañía donostiarra interesándose por su actividad.

Desde entonces, los inversores estadounidenses han estado siguiendo su desarrollo y conociendo de primera mano el ecosistema biotecnológico existente en Gipuzkoa, su capacidad de emprendimiento y la conexión de las empresas con la Formación Profesional –un factor de gran relevancia para ellos–, hasta que han decidido tomar una participación en la empresa donostiarra y realizar la inversión para contribuir a su crecimiento en el mercado mundial.

La importancia de VIVEbiotech, cuya actividad se inició en el año 2015, no solamente está en que ha sido capaz de atraer una inversión extranjera como la de Ampersand, precisamente, cuando la capacidad de Euskadi de atraer dinero foráneo ha sufrido un retroceso del 77% en los seis primeros meses de este año, sino porque en su tiempo sirvió de señuelo para la ubicación en Gipuzkoa de otra gran empresa biotecnológica, dedicada también a las terapia génicas, como es Viralgen, y que luego fue adquirida por la multinacional alemana Bayer.

La entrada de Ampersand en VIVEbiotech no solo supone una inversión, sino también aportación de conocimiento de un fondo especializado que puede servir de atracción para que otros emprendedores se instalen en Gipuzkoa y generen nuevas empresas biotecnológicas reforzando este sector que está teniendo cada vez más un importante peso en el conjunto de la economía guipuzcoana.

La existencia de este ecosistema biotecnológico en Gipuzkoa es el resultado de una estrategia público-privada en la que se ha trabajado de manera discreta y desde el ámbito de la confianza y el respeto profesional desde una perspectiva a medio y largo plazo y huyendo, como no podía ser menos, del cortoplacismo tan imperante, desgraciadamente, hoy en día.

Nada que ver con los fondos de capital riesgo que entran en el capital de las empresas para obtener las mejores plusvalías a la inversión realizada en un corto periodo de tiempo. Es el caso del fondo francés PAI Partners, que posee el 70% del Grupo Uvesco, propietario de los supermercados BM y Super Amara, que ha decidido dar por terminadas las negociaciones para la venta de la empresa irundarra a Carrefour, ante la ausencia de una oferta firme por parte del grupo de distribución galo.

Nada se sabe de las razones de esta decisión tomada en París, si se debe a problemas internos de una multinacional como es Carrefour y la complicada situación económica en la que vive Francia o a la situación de un mercado donde el consumo está registrando caídas importantes, como estamos viendo en muchos sectores, entre ellos, el de la distribución. De momento, no hay respuesta a diversas cuestiones sobre si hubo o no oferta o si el interés por encontrar otros inversores con la excusa de preservar el arraigo se debía a una estrategia de encarecer el precio de la acción, etcétera.

Sea como fuere, la decisión no es un “alivio”, como desafortunadamente ha dicho el consejero de Industria, Mikel Jauregi, en unas manifestaciones que parece no corresponde realizarlas por parte de un miembro de un gobierno acerca de una operación de tipo privado, sino un impasse hasta que el socio francés que controla el Grupo Uvesco encuentre un comprador que quiera adquirir su participación, en un principio, valorada en 800 millones de euros.

Esa es la realidad de una empresa desarraigada de este país, desde que, en el año 2021, PAI Partners se hiciera con el 70% del Grupo Uvesco, quedando el restante 30% en manos de socios vascos y fundadores de la empresa. De momento, lo único cierto es que se ha acabado el ruido público y mediático de una posible venta de la compañía a la espera de la decisión del socio mayoritario. Que no es poco.