Hace algunos años, en plena crisis del Brexit, el diario económico Financial Times publicaba un artículo de opinión en el que advertía de la amenaza que suponía Euskadi como ofertante de empleo para aquellos profesionales cualificados que deseaban abandonar el Reino Unido por las consecuencias negativas que suponía para las empresas británicas en términos de pérdida de conocimiento y competitividad.

Esa llamada de atención en uno de los periódicos económicos más influyentes del mundo supuso la primera constatación de la guerra que muchos países europeos están librando para atraer y retener talento ante la falta de profesionales cualificados en determinadas áreas de actividad y la ausencia de relevo generacional como consecuencia de las bajas tasas de natalidad y de la necesidad de tener que acudir a la inmigración para poder paliar esa situación deficitaria.

Esa guerra del talento que se está librando en Europa ha tenido una nueva versión durante estos días, cuando empresas de Iparralde y de Aquitania han traspasado la muga y han participado en una feria en Irun, con el fin de fichar trabajadores guipuzcoanos. Las ofertas iban destinadas a la industria siderúrgica, mecánica o construcción, unas ramas de actividad que están registrando falta de profesionales.

Aunque, en un principio, parece que las ofertas de trabajo no son de muy alta cualificación, con lo que en este terreno no parece haber un elemento de competencia con Gipuzkoa, a lo que hay que añadir mejores niveles salariales, sin embargo, la necesidad de tener que hablar en francés puede ser un hándicap, ya que, contrariamente a lo que ocurre con el inglés, no es un idioma que dominen muchas personas.

Por el contrario, este tipo de ofertas pueden ser muy atractivas para los inmigrantes que residen en Euskadi y que no tienen problemas de cambiar de ubicación y residencia. Esta circunstancia podría también afectar a algunas pocas empresas vascas, teniendo en cuenta el bajo nivel de población inmigrante que existe en Euskadi y que ronda el 8%, cuando en otros países europeos, como Alemania, el 26% de su población es extranjera o tiene un progenitor de origen inmigrante. En Holanda, la población de origen extranjero alcanza el 24%.

Hasta tal punto la necesidad de captación de talento se ha convertido en un importante problema estructural de las economías avanzadas que hay países que están cambiando con urgencia sus propias leyes de inmigración para captar los trabajadores que necesitan en cualquier parte del mundo.

Esto es lo que acaba de hacer el Parlamento alemán que este pasado viernes ha aprobado una nueva ley de Inmigración, con el fin de atraer a trabajadores cualificados extracomunitarios y para ello reducir la exasperante burocracia que estaba dejando al país teutón en inferioridad de condiciones frente a otros destinos de inmigración cualificada como Estados Unidos o Canadá. Según los expertos Alemania necesita 400.000 trabajadores inmigrantes cualificados al año a medida que su población envejece

La nueva norma recoge más facilidades para la entrada de inmigrantes, rebaja requisitos burocráticos y permite entrar en el país sin tener un contrato, mediante un visado, llamado “tarjeta de oportunidad” que permite residir al inmigrante en el país durante el tiempo que esté buscando empleo.

Basada en el sistema de puntos canadiense, la nueva ley alemana valora cuestiones como la experiencia profesional, la edad, –tener menos de 35 años tiene más puntos-, la relación con Alemania y las habilidades lingüísticas, así como la formación profesional o la titulación universitaria en el país de origen. Otro elemento a destacar es que ha rebajado el nivel de alemán exigido de un A2 (elemental) a un A1 (principiante), con el fin de romper con el atractivo que ofrecen los países de lengua inglesa.

Y mientras los países se mueven y se adaptan a las nuevas circunstancias para paliar la escasez de mano de obra en sus empresas con trabajadores inmigrantes de fuera de la Unión Europea, en Euskadi seguimos instalados en la inacción en todos los niveles, a pesar de que el problema lleva ya varios años conviviendo entre nosotros.

En este sentido, según datos facilitados por Adegi, en los próximos años, Gipuzkoa tendrá un déficit de 80.000 puestos de trabajo sin cubrir por ausencia de relevo generacional. Cada año se produce un desfase de 3.000 empleos que no son cubiertos por las personas que entran al mercado laboral. A día de hoy, más de las tres cuartas partes de las empresas guipuzcoanas tienen problemas para encontrar personal técnico cualificado, sobre todo con perfil industrial.

Las empresas están demandando personas con estudios universitarios y postgrado con perfiles STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas por sus siglas en inglés), que supone el 74% de los contratos ofertados, entre los que destacan, fundamentalmente, las ramas de ingeniería e informática, a lo que hay que sumar otros perfiles vinculados a sectores como hostelería, construcción, automoción, etc.

Ante este panorama, donde la falta de talento se ha convertido en un problema estructural en todas las economías avanzadas del mundo, es urgente que en Euskadi se defina una estrategia público-privada conjunta con todos los agentes concernidos en este asunto desde las instituciones, las patronales, universidades y centros educativos para, por un lado, responder de manera fehaciente a las necesidades de nuestras empresas y, por el otro, atraer y mantener talento de fuera de nuestras fronteras, en dura competencia con otros países.

Para ello, es necesario el posicionamiento de Euskadi en el exterior como un país atractivo para que el talento inmigrante pueda venir y desarrollar su vida profesional entre nosotros para lo que es necesario contar con un ecosistema eficaz de acompañamiento en el proceso de acogida de los de los profesionales extranjeros y una serie de mecanismos e infraestructuras que resuelvan sus necesidades más básicas y perentorias. Y aquí, el papel y el apoyo de la Administración, en todos sus niveles, son determinantes.

También las patronales, como organizaciones que conocen de primera mano las necesidades de las empresas, deberían liderar este proceso y tener mayor protagonismo en establecer marcos de actuación dirigidos a la captación de talento tanto extranjero como la repatriación del vasco que se cifra en unas 98.863 personas, según datos del INE. A pesar de que otros países nos llevan mucha ventaja en esta cuestión, nunca es tarde.