En el tejido industrial vasco se encuentra un tipo de empresas, las denominadas “campeones ocultos”, o líderes en nichos de mercado internacionales, que deben potenciarse como estrategia de futuro y palanca de desarrollo económico, no solo porque son la mejor expresión de los valores de la sociedad vasca, basados en la confianza compartida y el conocimiento tácito de los clientes, sino por su elevado nivel de internacionalización, ya que el 84% de su facturación procede de las ventas en el exterior, su potente inversión en I+D y su fuerte arraigo en el país, donde mantienen sus centros de decisión y producción.

Los denominados “campeones ocultos” son aquellas empresas, fundamentalmente industriales, que actúan en negocios muy definidos a la hora de fabricar y proporcionar productos intermedios, componentes, maquinaría, dispositivos y software, etc., y que son necesarios para que otras compañías puedan fabricar productos finales. Por este motivo, este tipo de empresas es absolutamente desconocido por el público en general, ya que no son fabricantes de bienes de gran consumo o de carácter intermedio.

A pesar de ese desconocimiento público, las empresas líderes en nichos de mercado internacionales constituyen una parte esencial de la estructura económica vasca, ya que actúan en áreas de negocio muy concretas, donde son auténticos líderes o se sitúan entre las tres primeras compañías de su sector en todo el mundo.

El investigador y coordinador de Internacionalización de Orkestra-Instituto Vasco de Competitividad, Bart Kamp, con la colaboración de Iñigo Ruiz de Apodaca, acaba de publicar un trabajo de investigación en la revista estadounidense Emerald Science, en el que analiza un total de 20 de empresas vascas que son “campeones ocultos”. De ellas, el 30% controla más del 50% del mercado mundial de su sector, otro 30% ostenta el 25%, mientras que el 40 y 49% dominan el 25% del nicho de actividad donde operan. Hay algún caso, que incluso llega cerca del control de su nicho de actividad, al convertirse en casi monopolio, lo que pone de relieve la alta competitividad y el alto nivel tecnológico de las empresas vascas.

Las empresas analizadas en el trabajo de investigación de Bart Kamp, que es el mayor experto en el conocimiento de empresas líderes en nichos de mercado internacionales, representan aproximadamente la mitad de los 46 “campeones ocultos” que existen en Euskadi, lo que supone todo un ejemplo de competitividad empresarial y un gran referente en el Estado, por encima de otras regiones que cuentan con un número bastante inferior de este tipo de compañías.

El fuerte peso que la industria tiene en la economía vasca se refleja en la actividad de las 20 empresas analizadas, que van desde la fabricación de válvulas de gas & oil hasta la producción de tubos inoxidables, cadenas marinas, componentes electrónicos, forja, máquina-herramienta, etc., y que reflejan unas ventas anuales que se sitúan entre 600 y 10 millones de euros.

El estudio refleja la fuerte inversión de los “campeones ocultos” en I+D a la hora de lanzar nuevos productos y novedades tecnológicas, hasta el punto de que dos tercios de las compañías analizadas lanzan al mercado nuevas propuestas con una periodicidad bastante superior a la de sus principales competidores, lo que les reporta tener una imagen de ser grandes referentes tecnológicos y ser reconocidas, en algunos casos, como auténticos pioneros en su nicho de actividad.

Sin embargo, a pesar de esta fuerte vocación innovadora de nuestros “campeones ocultos”, estas empresas presentan un gran déficit a la hora de reforzar sus posiciones frente a sus competidores. Una circunstancia que tiene mucho que ver con la forma de hacer de las empresas de este país, donde los desarrollos tecnológicos se hacen por la vía de la práctica diaria incorporando propuestas novedosas, sin que esas aportaciones sean objeto de solicitud en el registro de patentes.

Salvo excepciones, este tipo de empresas no patentan todo lo que deberían, no solo en lo que se refiere a los nuevos productos que lanzan al mercado, sino también a procesos y protocolos de actividad con el fin de ayudar a proteger y potenciar su conocimiento y sus ventajas competitivas. El componente relacional que existe entre estas empresas y sus clientes, y que tiene mucho que ver con nuestra idiosincrasia, frente a posiciones más legalistas y formales de compañías extranjeras, hace que el valor de la patente quede en un segundo lugar.

El hecho de llevar muchos años, sobre todo en sectores maduros, provoca que muchas empresas entiendan que sus aportaciones tecnológicas se producen de manera natural, por lo que no ven la necesidad de blindar la propiedad intelectual de las innovaciones que realizan.

Este tipo de comportamiento es lo que hace singular al modelo vasco de líderes en nichos de mercado internacionales por ser la expresión de la manera de ser y de relacionarse de los vascos y, más en concreto, de los guipuzcoanos. Un aspecto que sería necesario ahondar desde un punto de vista sociológico, con el fin de analizar hasta qué punto las relaciones de nuestros “campeones ocultos” con sus clientes internacionales se basan en un modelo íntimamente enraizado en nuestra cultura vasca, a partir de valores como la confianza tácita y el conocimiento mutuo.

A pesar de ello, la falta de solicitudes de patentes en la mayoría de los “campeones ocultos” hace que puedan tener dificultades para defender su ventaja competitiva en los mercados donde operan frente a sus competidores que pueden ganar terreno, precisamente, por esta falta de protección

El trabajo de Bart Kamp pone de relieve la necesidad de que este tipo de empresas cuenten con una mayor protección, teniendo en cuenta el alto nivel de competitividad e incertidumbre que existen en los mercados internacionales, a través de la puesta en marcha de políticas públicas y fondos de inversión propios. No solo para seguir contando con auténticos líderes en los mercados mundiales, sino también para asegurar su arraigo en el país, ya que son fuentes importantes de progreso tecnológico y valor económico en aquellas localidades donde se ubican.

Crecimientos inorgánicos

Al margen de que los “campeones ocultos” también protagonizan crecimientos inorgánicos con inversiones en la implantación de fábricas o la creación de joint venture con socios locales para generar mayor capacidad productiva en el exterior, una característica de los líderes en nichos de mercado internacionales vascos es que los centros de decisión se encuentran en el país. Esto significa que el centro de gravedad de la producción se mantiene aquí y que las plantas vascas constituyen el principal suministro para el mercado exterior, con todo lo que ello significa de contar con una importante red de proveedores locales.

Desde otro punto de vista, estas políticas de protección pueden servir de antídoto para eliminar la posibilidad de que estas empresas puedan ser adquiridas por terceros, como ha ocurrido en el pasado, y que hoy, sigue siendo un peligro latente.

El interés por adquirir este tipo de empresas fuertemente internacionalizadas, bien gestionadas, con buen producto y una facturación en torno a los 100 millones de euros de media, sigue existiendo, hasta el punto de que alguna cooperativa, que es líder en nicho de mercado internacional, ha recibido ofertas en este sentido.

Afortunadamente, el hecho de que esa empresa sea propiedad de sus socios-trabajadores, hizo inviable la propuesta.