as terrazas en aparcamientos tienen los días contados, dicen los responsables municipales, aunque a muchos hosteleros no les venga bien quitarlas. En Pamplona, por si acaso, lo harán después de los sanfermines, esos que este año, según presumen nuestros vecinos, van a hacer honor a la canción que los define como una fiesta sin igual. En Donostia, el límite es junio, aunque los hosteleros hayan arrancado al Ayuntamiento la promesa de estudiar posibles cambios en la ordenanza. En otros municipios guipuzcoanos, como en Bergara, hablan de dos épocas para el uso de las terrazas: invierno y verano. Y así en otras tantas localidades, las ordenanzas que regulan estos espacios públicos están siendo revisadas para tratar de dar salida a la transformación urbana que vivieron nuestros pueblos y ciudades con la pandemia. Recuerdo esos días cuando las mesitas surgieron como champiñones en aceras y aparcamientos de vehículos, en busca de ese cliente temeroso de meterse en un lugar cerrado cuando nos decían que de hacerlo acabaríamos contagiados por el dichoso covid-19. Hemos recuperado el interior, y hasta la barra del bar, pero las terrazas siguen siendo las más cotizadas. l