l trabajo de las cuidadoras a domicilio ha sido determinante durante la emergencia sanitaria pero sus condiciones laborales les han abocado a una situación de extrema vulnerabilidad que parece perpetuarse en el tiempo. Sus salarios no han mejorado. Muchas de ellas no llegan a los mil euros por jornadas extremas en las que son una constante las tendinitis, lesiones de espalda o hernias discales. Al menos medio millar de cuidadoras domésticas procedentes de todo el Estado, convocadas por la Plataforma Unitaria de Auxiliares de Ayuda a Domicilio, participaron ayer en una manifestación en Madrid para protestar contra la precariedad y la discriminación que padece su sector. Lamentan haber estado en primera línea de la pandemia sin haber sido reconocidas y consideran que, en gran medida, las pésimas condiciones laborales que padecen se deben a la privatización del servicio público que prestan. Nadie pone en duda que pocas cosas hay más importantes que proteger formalmente a quienes cuidan de un ser querido, aunque hipócritamente todos y todas sigamos contribuyendo de alguna manera a que estas mujeres estén expuestas a la desigualdad de género, el clasismo y el racismo.