n un mundo en el que cada vez da más réditos incomodar a víctimas según de qué, el sábado la sociedad francesa recordó en silencio a las víctimas del 13 de Noviembre hasta que a las puertas de Bataclan llegó Éric Zemmour. Convocó a la prensa y culpó al entonces presidente francés, François Hollande, de "no proteger a los franceses". Su lógica -así lo expresó en el lugar donde seis años atrás huían personas ensangrentadas- es sencilla: Hollande dijo que los terroristas podían aprovechar los flujos migratorios para entrar en Europa; Hollande tomó "la decisión criminal" de no cerrar esos flujos; Hollande es el culpable de los atentados. Los terroristas de Bataclan no habían llegado de ningún lado: eran de Courcouronnes, Drancy (Francia) y Wissembourg (Alemania), pero Zemmour, que quiere que los futuros franceses tengan nombres franceses ("llamarle al hijo Mohamed es colonizar Francia") ha roto las reglas del juego y ha sacudido el debate a costa de la memoria de las víctimas. Por cierto, con el 17% de los votos en una hipotética primera vuelta detrás de otro candidato que se presentó sin partido (Emmanuel Macron), el Trump francés aún no ha dicho que se presenta a las presidenciales de 2022. Su Twitter combina frases como la de Bataclan y acciones de un candidato en campaña. Es lo que viene.