ues ya estamos otra vez. ¿Se acuerdan de marzo? Como para olvidarlo. Pues volvemos a lo mismo. Sí, ya sé que usted y yo prometimos que, al habernos robado el tiempo, a partir de entonces no desaprovecharíamos las horas, los días, no dejaríamos que el ordenador o la tele o el móvil o la consola, cada uno con sus cosas, se comiera nuestro tiempo y nos dieran las tantas de la madrugada sin saber muy bien qué habíamos hecho, que nos centraríamos en lo importante, nos pondríamos horarios para que nos diera tiempo a hacer de todo, seríamos mejores vecinos y un poquito mejores personas si no estamos ya en el límite, que yo creo que sí, pero nos dijimos que igual encontrábamos un pequeño margen de mejora. Y quizás lo olvidamos, olvidamos lo valioso que es el tiempo porque en verano, cuando nos volvimos a sentir libres, sin obligaciones ni ataduras, con todo el tiempo del mundo para estar con los nuestros y emprender mil proyectos, sentimos por un momento que siempre nos íbamos a sentir así. Y ahora vuelve a pasar. ¿Ya, tan pronto?, ¿pero no dijeron que no se haría más? Y esta madrugada, a las tres volverán a ser las dos. ¿Porque hablábamos de eso, no? O quizás no, porque usted y yo sabemos dónde estábamos en el anterior cambio de hora y qué parecido empieza a sonarnos todo. Cuídese.