unque creo que no es éste su sentido exacto, el proverbio africano que dice que educar a un niño es tarea de toda la tribu me vino a la mente cuando leí la entrevista que este periódico realizó a principios de esta semana a Nélida Zaitegi, la presidenta del Consejo Escolar de Euskadi. "Si se cae la escuela, se nos cae todo, la conciliación, el trabajo, la economía; todo se nos mueve bajo los pies". Es una advertencia necesaria al conjunto de la sociedad vasca a una semana de que comience un curso escolar y universitario sin precedentes en nuestra historia. La segunda ola del covid no ha dibujado su cresta y la preocupación por las consecuencias que las diferentes medidas y restricciones para frenar su propagación van a causar otra vez en todos los sectores de nuestra vida económica, social y cultural vuelven al primer plano tras una pésima digestión de la nueva normalidad, cuyas consecuencias pagamos ya. Pero como dice Zaitegi, la educación nos pertenece a todos, aunque a veces parece que no es de nadie, salvo de los profesores, que son los únicos que no están de paso. Nos encontramos ante una oportunidad quizá única, sin precedentes en nuestra historia, y es el momento de demostrar que la educación es apuesta fundamental de una sociedad y un país que se precie, clave de bóveda para encarar el futuro y un mundo nuevo que tiene toda la pinta que será diferente al que hemos conocido. Será complicado, pero nadie dijo que iba a ser fácil.