in armas se la podía llevar al frente. Su estampa acojonaba, en mitad del restaurante, echando un rapapolvo de campeonato al personal, poniendo a todos firmes, pero sin gritar. Ni siquiera le hacía falta. Tras la bronca, las órdenes: ahora me pones el aire acondicionado así, me orientas la mesa para allá y cada vez que levante la vista, te presentas firme, que si no, la vamos a tener. Costaba entender lo que sucedía al principio, pero pronto nos enteramos. Resulta que a nuestra protagonista, una mujer de cincuenta y tantos, no le habían guardado la mesa que al parecer había especificado cuando hizo la reserva y algún incauto camarero había osado plantar allí a otra familia. Al parecer, la comandante en jefe de las tropas del Este, tenía una "madre mayor" y si había pedido esa mesa en concreto, tenía que ser esa y no otra. Resuelto el embrollo, entraron al local el marido y la madre. Estaban fuera, lejos del frente, sabiéndose ganadores de la batalla, eso sí. La madre no era tan mayor, por cierto: 75 o por ahí. Un clon de la hija. Comía firme y tenía buen aspecto. Allí nadie hablaba. Solo engullían y de vez en cuando, la comandante erguía el cuello y miraba al personal, que raudo y veloz acudía a la llamada. ¿Alguien sabe dónde puedo conseguir una de esas?