í, ya sé que llevamos un año esperándolo, que hoy tenía que empezar Aste Nagusia pero, como dicen en Vitoria, y antes en Pamplona y Baiona, "este año no toca". Tampoco en Donostia. No habrá cañonazo. No habrá fuegos. No habrá desembarco pirata. No habrá conciertos. No habrá muchas cosas de ese programa festivo que todos los años criticamos pero también todos los años disfrutamos. Toca comportarse. Es más, toca portarse bien, muy bien, porque arranca la semana no-festiva con el coronavirus mostrando sus dientes otra vez, poniéndonoslo difícil y con algún pueblo de Castilla y León de vuelta al confinamiento. Vitoria ha anunciado que cerrará el paso a la plaza de la Virgen Blanca mañana, después de los altercados vividos de madrugada, cuando Ertzaintza y Guardia Municipal realizaban la habitual ronda para controlar el cierre de bares a la 1.30 horas a causa del coronavirus, pero esta vez fueron recibidos a botellazos por gente que quería continuar la fiesta. Hubo forcejeos y detenciones. Ya sabemos lo que es la combinación de fiesta y alcohol y el "tranquilo, que yo controlo", seguido de dos golpes en el pecho cual Tarzán, tiende acabar demasiadas veces mal. Los ojos miran desde hoy a Donostia para ver cómo nos comportamos. El virus, al que algunos parecen haber perdido el miedo, sigue acechando, no hay vacuna y es mortal en muchísimos casos.